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Crítica: «Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte I»

Resumen de la Crítica

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Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte I”: el principio del, por ahora supuesto, fin de la saga del joven mago. Muchos hablan de épico, otros de acción sin descanso y e incluso algunos van más allá y la describen como la mejor película de la saga.

Nada más lejos de la realidad. No me malinterpretéis, pero bajo el punto de vista de un emocionado fan de Harry Potter, la película resulta una adaptación muy fiel con algunos pequeños “peros”. Sin embargo, si nos ponemos en el papel de un crítico avispado y neutral, la séptima película de Harry Potter ha adolecido de decisiones, en mi opinión, equivocadas, sobretodo en guión y banda sonora.

No quiero decir que sea la peor de la saga, ni muchísimo menos. De hecho es de las mejores. Todavía recuerdo el fiasco que me pareció “Harry Potter y la Cámara Secreta” cuando la vi, y eso que no tenía la edad y, por tanto, el punto de vista crítico para valorarla como se merecía. “Las Reliquias de la Muerte” es una película que no aporta mucho, y que no innova en casi nada, pero eso se debe sobre todo a que se trata de una producción inconclusa, que nos deja con ganas de mucho más y que, eso sí, es fiel hasta en lo malo en casi toda la obra original de J. K. Rowling.

Pero no nos adelantemos y vayamos por partes.

Fotografía, paisajes, decorados y efectos visuales

La labor del director español de fotografía Eduardo Serra es, sin duda, admirable. Consigue retratar a la perfección la época de oscuridad que se cierne sobre el mundo mágico con la muerte de Albus Dumbledore. Lord Voldemort no tarda en hacerse con el poder del Ministerio y, con ello, todos los descendientes de muggles corren un grave peligro.

Esto se muestra muy bien con tonos oscuros, cielos cubiertos de nubarrones y la casi total desaparición del Sol en la mayoría de los minutos. El Valle de Godric está totalmente nevado, el resto de escenas casi siempre transcurren por la noche e incluso la escena en la que se despide Hermione de sus padres está teñida de la iluminación de un día nublado, quizá provocado a posta en post-producción.

Se usaron muchos paisajes, como suele ser habitual en Harry Potter, de Escocia (para las escenas de la tienda de campaña) y Gales (la escena final de la cabaña junto al mar), mientras que las del Ministerio de Magia fueron en Whitehall, Londres, y la de los 7 Potters en Kent. Elecciones, todas ellas, perfectas, ajustándose siempre a lo descrito por la autora.

Los decorados también muestran el tono melancólico y negro del filme. A Grimmauld Place ya la habíamos visto en anteriores entregas, pero sí vemos una Mansión Malfoy a la altura de las expectativas de cualquier fan, salvo por la desaparición de cualquier tipo de decoración que indique que la mansión está habitada por una familia. Parece que los productores tomaron la decisión de hacerla lo más fría posible, para no distraer del hecho de que es el cuartel general de Lord Voldemort.

Por último, en esta película se ha podido apreciar una notable mejoría en efectos especiales y visuales de todo tipo, con un CGI espectacular. Incluso Dobby parece diferente del que vimos en la segunda película, mucho mejor diseñado y con unos movimientos más reales. Kreacher tampoco es una excepción, a pesar de que es totalmente diferente a nuestro otro pequeño amigo.

La escena de los 7 Potters, sin duda la más visual de la película, es genial, aunque sigue dándome rabia que tengan que verse forzados a continuar con la tradición (desde la Orden del Fénix) de que los mortífagos pueden volar como si nada. No sólo le quita seriedad al asunto de las escobas sino que también le arrebata el sobrecogimiento que da ver a Lord Voldemort volando cerca de ti intentando matarte. Se supone que sólo él puede volar sin ningún otro medio mágico.

Lo mejor de esta sección es, sin lugar a dudas, la escena en la que se narra el cuento de las Reliquias de la Muerte. Con una animación excepcional con ciertos toques chinos, no sólo sorprendieron a toda la audiencia sino que estoy seguro de que oí más de un aplauso entre las gradas. Nunca hubiera imaginado que podrían incluir un corto de animación tan sublime, con un marcado estilo “Tim Burton” que hizo las delicias entre todo tipo de espectadores.

Por último, es remarcable mencionar que la excelente conversión de la mitad de la familia Weasley, Hermione y compañía en dobles de Harry Potter se realizó con 29 cámaras diferentes y usando el escáner facial VFX MOVA. Pero sobre esto hablaré a continuación.

Guión y escenas

En está fracción de la producción se alojan la mayoría delos agujeros negros. Es cierto que el filme es muy fiel a la novela original, algo que se ha podido permitir Yates debido a que disponía del doble de tiempo. Sin embargo, en vez de utilizarlo bien, se ha dejado llevar por su afán de adaptar hasta lo malo del libro aunque, eso sí, añadiendo algunas cosas de su invención y su disfrute.

Y digo “su” disfrute porque pocos aparte de él mismo habrán estado de acuerdo con los minutos inventados que incluyó. De ellos, la escena en la que Harry baila con Hermione para alegrarla es la más llamativa y controvertida. Está claro que en la entrega se ha apostado por dar más énfasis al enfado de Ron debido a unos celos del todo justificados de que hay algo que se está gestando entre Harry y Hermione.

Es indiscutible la comparación que podemos hacer entre la fría y sosa escena en la que Harry y Ginny se besan y la escena muy romántica del baile de Harry y Hermione, o cuando ésta le corta el pelo, o cuando opina que no debería pedirle que le corte el pelo más.

Es apostar a lo fácil. Es ser infieles en algo que muchos fans consideraban muy importante. Y lo dice alguien que hasta que se leyó el sexto libro siempre prefirió que fuera Hermione quien consiguiera el corazón de Harry, y no Ginny.

SPOILER: Subrayar para leer Cabe también mencionar que nadie sabe cómo pretenden explicar cómo sabía Snape dónde se encontraba el trío para mandarles el Patronus y darles la espada de Gryffindor. Se supone que Hermione cogió el cuadro de Phineas Niguellus y Snape podía oír sus conversaciones a través del odioso ex-director de Hogwarts. No obstante, Hermione no cogió el cuadro ni, ya que estamos, tampoco vimos el fragmento de la carta de Lily a Sirius, ni la foto rota por la mitad que luego supimos que había cogido Snape entre lágrimas. Fin SPOILER

Como detalle final en los contras de la producción, hay que señalar que, pese a que se disponía de 5 horas de metraje, no se molestaron en añadir ni una breve introducción o resumen de las películas anteriores. Cualquier persona que no fuera muy fan de la saga no se acordaría de los detalles más ínfimos de las películas o los libros anteriores… y eso teniendo en cuenta que las hubiera visto.

Sin embargo, tampoco creáis que tiene un guión penoso. Ya os he contado lo malo, pero todavía faltan los puntos a favor. Dejando de lado escenas del libro como la trasformación de Kreacher y el despido de Dudley, aunque esto último se echó en falta, el resto de la película es bastante fiel. Se ajusta adecuadamente al ambiente de guerra que se vive en el mundo mágico. Las muertes transcurren sin pena ni gloria, como la de Moody, y el ambiente se va cargando cada vez más.

Y, para que no se diga que todo lo inventado es peor que lo original, la muerte de Hedwig estuvo a la altura de lo que representaba el animal de compañía. Murió defendiendo a su amo, lo que sin duda hubiera querido ella en el libro. También cabe destacar los pequeños segundos en los que Harry contempla los soldaditos con los que jugaba en el comienzo de la primera película, un guiño que arrancó la sonrisa de más de uno y que simbolizaba cómo había cambiado su vida desde entonces… y que ya no era ningún niño.

El comienzo del filme es soberbio. La entrada en escena de Snape, el asesinato sin importancia de la profesora de Estudios Muggles, cuyo cuerpo se come Nagini… Esto, unido a la descripción inicial de las circunstancias por un monótono Rufus Scrimgeour, el Ministro de Magia, hace que sea el mejor “opening” de la saga hasta el momento.

Por otro lado, por oscura y violenta que pudiera parecer en los trailers, luego no da tanto de lo que promete al principio. De hecho, para poder llegar a la catalogación de PG-13, se tuvieron que eliminar escenas de los Carroñeros llenas de sangre y muy violentas, razón por la cual se ven bastante confusas y decepcionantes.

Lo cierto es que vemos a unos personajes muchísimo más maduros, una trama totalmente alejada de Hogwarts, lo cual supone un giro de 360º de las entregas anteriores y un soplo de aire fresco que muy bien le venía a la franquicia. La presión, también por culpa del medallón de Slytherin, inunda los corazones de los protagonistas y hace que se transformen estos hasta límites insospechados.

Lo peor, y no de la película sino de la obra original, es que en esta mitad hemos tenido que consumir entera la parte en la que el trío acampaba en los bosques sin conseguir nada, sólo teniendo conversaciones sin ningún fin ni propósito digno de mencionar. ¿Sin ningún fin? Miento: Rowling, y luego Yates en el filme, supieron transmitir muy bien de esta forma la soledad de los personajes, lo inmensamente desolada e impotente que es la misión que les ha dejado Dumbledore, sin ninguna guía de instrucciones, como bien se queja Ron en una remarcable escena.

Y, por qué no, también se escondió en todo esto la intención de sumar más páginas en el último ejemplar de su saga.

Actuación

Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint se superaron con creces en esta/s última/s película/s. Nada tienen que ver ya con lo que eran hace algunos años. Sus personajes han madurado, pero también ellos mismos, y mucho. En especial es loable la actuación de Emma Watson como Hermione, que roba casi todo el protagonismo a Harry en la película, siendo ella la que lleva las riendas del argumento, pese a que a veces los productores lo intentaron enmascarar haciendo como que era Harry quien daba el “sí” final.

Grint, por otro lado, consiguió que Ron dejara de ser el gracioso de turno, sin un fondo del todo interesante, a ser el que más tenía del trío. Transmitió a la perfección cómo se sentía Ron en la situación en la que se encontraba y demostró, una vez más, que es un grandísimo actor.

Por otro lado, uno de los detalles más aplaudidos por los fans ha sido la “fantástica” actuación de Daniel Radcliffe cuando interpretó a los demás personajes que tomaron su apariencia en los 7 Potters. No nos equivoquemos: aunque la escena estuvo genial, como ya he mencionado antes, se realizó digitalmente. Radcliffe no tuvo nada que ver con la transformación de los actores reales y los dobles de Harry. Es una decisión, a mi entender, extraña… ya que da que pensar que los responsables se gastaran un dineral en vez de confiar en que Radcliffe sabría estar a la altura de la escena.

Con eso no quiero decir que Daniel lo hiciera mal. Estuvo mejor que en las pasadas entregas. Pero le faltó sabor, profundidad y, también, carisma.

El resto del reparto fue transcurriendo por el metraje sin ninguna mención especial, salvo la perfecta actuación de Alan Rickman como Snape, Ralph Fiennes como Voldemort (salvo por una voz demasiado suave tanto en el original como sobretodo en la traducción al español) y especialmente Jason Isaacs como un amargado Lucius Malfoy. Tom Felton también lo secundó muy bien, y estoy seguro de que estará a la altura de sus escenas finales en la segunda parte.

Por otra parte, Bonnie Wright estuvo tan insípida como siempre, lo cual contribuyó al ambiente Harry/Hermione tan predominante en la película, algo que, por cierto, apoyó Rowling ya que el guión ha sido supervisado y aprobado por ella. Más bien parece que Harry se conformará con Ginny cuando Hermione decida que prefiere a Ron… y no hay más que comprobar la escena en la que Harry y Hermione se besan en la ilusión provocada por el horrocrux del medallón. Un beso totalmente apasionado, comparado con la insulsa secuencia del beso de Harry y Ginny, por mucha espalda descubierta que hubiera.

BSO

La banda sonora de “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte” de Alexandre Desplat, realizada con la orquesta sinfónica de Londres, no estuvo mal pero no a la altura de las precedentes de John Williams. El gran problema que ha suscitado numerosas críticas negativas ha sido que se ha utilizado siguiendo unos criterios, a mi entender, equivocados.

En vez de utilizar una serie de melodías de fuerte carácter dramático, que pudieran suscitar no sólo tensión sino también emoción, drama e incluso lágrimas, se apostó por unos sonidos que se confunden con el contorno y que no llaman la atención salvo al principio y en los créditos finales. Lo único que se apreció más de ésta fue su ausencia, y me refiero, cómo no, a SPOILER la secuencia de la muerte de Dobby FIN SPOILER.

La escena final en la playa debería haber tenido una melodía que, sólo ésta, debería haber puesto la carne de gallina de cualquier fan. Se consiguió con el levantamiento de la ola gigante al final de la infravalorada “The Last Airbender”, y también con el retorno de Harry con el cadáver de Cedric en el Cáliz de Fuego, pero aquí se apostó por el silencio y una música muy suave que parecía asomarse tímidamente, sin saber si alzarse en toda su gloria o seguir agazapada.

Esto provocó que, aunque a los seguidores nos entristeció mucho, no arrancó tantas lágrimas como se merecía Dobby.

3D

Como sabéis, no se estrenó la película en 3D debido a que la versión final, realizada apresuradamente, no estaba a la altura de la producción. Al menos, Warner Bros. son los primeros en tener la decencia de no estrenar una película en un formato fallido simplemente por obtener más ingresos.

Es, por tanto, de agradecer que se molestaran en admitir que no estaba a la altura de lo que querían ofrecer a los fans de Harry Potter, pero que la segunda parte sí que la convertirían a un 3D más elaborado, aunque, eso sí, en post-producción.

Conclusión

Se trata, pues, de una película inconclusa que no es la mejor ni la peor de la saga, aunque sí de las mejores. Se trata de un soplo de aire fresco y, más importante, de la avanzadilla de lo que seguro que sí será lo mejor de Harry Potter.

Un guión más o menos fiel, una actuación mejorada y una película que, en todos los aspectos, gana en madurez y oscuridad. Lástima que con ánimo de llegar a un PG-13, no se atrevieran a añadir la violencia necesaria para romper con los numerosos minutos de soledad de los protagonistas. Ya veremos qué ocurre con la segunda parte, muchísimo más violenta que la anterior.

Espero que los productores se den cuenta de que Harry ha crecido, ya es mayor de edad (en el mundo mágico) y que deberían apostar por, si es necesario, arriesgarse a que les cataloguen con una R (“Restringido. Personas menores de 17 años requieren la compañía del padre o un adulto”).

Entretenida, al nivel de la obra original, es sólo apta para seguidores y personas que se hayan molestado en documentarse de por dónde van los tiros de la acción. ¿Épica? No. ¿Aburrida? Tampoco. Es sólo el comienzo del fin. De un fin que, eso sí, será épico, genial y todos los calificativos positivos que se os puedan ocurrir.

O eso quiero creer.

Víctor Yeste

Director de la web, revista digital y radio online @HelloFriki. Escritor, ingeniero en Informática, cinéfilo, seriéfilo y, en definitiva, friki empedernido.

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