Críticas de cine

Crítica: Cómo entrenar a tu dragón. Emociones a la antigua usanza.

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Los directores Chris Sanders y Dean DeBlois, que ya trabajaron mano a mano para dar vida a “Lilo y Stitch”, ofrecen con “Como entrenar a tu dragón” todo un regalo para los amantes de estos reptiles alados.
 
Dreamworks se lanza, por fin, con una gran obra en 3D, alejada de los simpáticos y caricaturizados mundos que se nos muestran en films como “Madagascar”, “El espantatiburones” o “Kung Fu Panda”, y que no nos han hecho esperar de esta compañía más que unas cuantas sonrisas y un poco de entretenimiento (que ya es mucho, viendo el panorama).
 
Y hoy, doce años después de que la productora llevara a cabo su gran éxito, “El príncipe de Egipto”, Dreamworks vuelve a ofrecernos otra joya cinematográfica en un auténtico derroche de calidad tanto a nivel visual como argumental.
 
Acercándose más (pese a que las comparaciones sean odiosas) al estilo en que Pixar desenvuelve las tramas, “Como entrenar a tu dragón” se centra en conmover al público, haciendo aflorar la parte más humana de cada uno de los espectadores.

Ambientado en “Isla Mema”, un pequeuño territorio Vikingo cuyos habitantes tienen como principal actividad la caza de dragones, el film narra la entrañable historia de Hipo, el flacucho y torpe hijo del gran Estoico el Vasto, jefe de la aldea.
Desplazado por su constitución y carácter e ignorado por su padre, Hipo se esfuerza por encajar en las costumbres de su tribu, realizando vanos intentos de convertirse en un cazador de dragones.
Pero el día en que el joven consigue derribar a uno de ellos, el más temido, la concepción que el protagonista alberga sobre estos seres cambiará para siempre.
Así, de la mano de Hipo, el espectador de embarca en una apasionante y emotiva historia, envuelto por un mundo de una belleza visual desbordante. Y es que, todo impulsado, además, por la nueva tecnología 3D, Dreamworks ha dotado a todos y cada uno de los personajes de una expresividad que nos arranca más de una sonrisa o una lágrima durante el transcurso de la película.
 
Desde “Desdentao”, el dragón que acompaña al protagonista en su aventura, el cual es capaz de decirlo todo con una sola mirada, hasta las graciosas ovejas a las que deben proteger los aldeanos del asalto de los dragones (y que recuerdan a la faceta más hilarante de Dreamworks), son capaces de enternecer en algún momento a todos y cada uno de los espectadores.
 
Por no hablar del espectáculo que supone el despliegue de color y habilidades que acompañan a la aparición de los dragones, así como las impactantes escenas que suponen los vuelos (representados con un excelente 3D) que Hipo realiza a lomos de Desdentao.
 
Un vuelo con el que Dreamworks nos transporta a través de una entrañable historia cargada de un sabor y un significado como el de las películas de animación de antaño.  
 
Sinceramente, se echaba de menos.

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

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