Críticas de cine

Crítica: «La Sombra Prohibida». Si Lovecraft levantara cabeza…

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El año pasado por estas fechas, se estrenaba en nuestros cines la ópera prima del director José Luis Alemán, “La herencia Valdemar”. Una cinta que acogía diversos elementos del universo Lovecraft y que se nos vendía, más o menos, como una completa “revolución del cine español”.
 
Y si bien la idea de crear la “La Cruzada Entertainment S.L.”, una productora que permitiese un cine nacional sin subvenciones (con la consiguiente libertad absoluta sobre la obra), fue todo un mérito por parte del director, la primera de lo que iba a constituir un conjunto de dos películas pasó sin pena ni gloria.

Muchos, como fue mi caso, lo achacamos a que “La herencia Valdemar” sólo fue una introducción para envolvernos con el oscuro mundo de H. P. Lovecraft, que era esa parte de la historia con menos acción que precede al colofón final. 
 
Y olvidamos, en su momento, la deficiente actuación de algunos de los actores (véase una [b]Laia Marull[/b] que, más que interpretar, parece estar leyendo un guión flotante) así como un argumento vacío y  falto de sorpresas, para centrarnos en el cuidado con que el equipo artístico había dispuesto los detalles necesarios que ambientaron a la perfección la obra en plena época victoriana, así como en las expectativas de una segunda parte prometedora.
 
Y en prometedora se quedó. Porque lo que podía haber sido una segunda parte, como decía el propio director, “justificada”, plagada del tenebrismo apocalíptico que el autor estadounidense plasma en sus libros, la cinta supone un conjunto de incoherencias y personajes hilarantemente absurdos que más parecen sacados de una de esas típicas parodias que satirizan los films de terror.
 
Sí, es como ver una película de la saga “Scary Movie”, con la mala suerte de que, en este caso, pretendían ir en serio (sólo hay que ver la escena en la que la vieja gitana ve en los posos del café la cara de Cthulhu, y que provocó más risas en la sala que el monólogo de Ricky Gervais).
 
Así pues, José Luis Alemán continúa en “La Sombra Prohibida” con la línea argumental de Luisa Llorente (Silvia Abascal), una tasadora a la que han enviado para valorar la Casa Valdemar después de que otro hombre desapareciera realizando el mismo trabajo.

Luisa ha corrido la misma suerte y lleva varios días perdida, por lo que dos de sus compañeros deciden acudir en su búsqueda, así como el investigador Nicolás Tramel (Óscar Jaenada) y la Dra. Cerviá (Ana Risueño), presidenta de la fundación Valdemar.

 
Y los destinos de estos personajes se entrelazarán para que una organización que gira en torno al Necronomicón (el “Libro de los Muertos” descrito en las novelas de Lovecraft) pueda llevar a cabo un antiguo y peligroso ritual, despertando así, tras diversos sucesos  incoherentes y mal entrelazados, a un dios primigenio (Cthulhu) que no permanece en escena más de diez minutos (tirando por lo alto) y cuya estatura no supera la de tres hombres no demasiado creciditos.
 
El caso es que, tras las valoraciones altamente negativas que José Luis Alemán recibió por la primera película, en especial la del crítico Javier Ocaña de El País, que dijo: "Película sin terminar. Su estructura narrativa simplemente no tiene pies ni cabeza en demasiadas secuencias parece una película con medios profesionales comandada por un aficionado", y tras declarar el director que emplearía sus errores para mejorar en este segundo largometraje, lo cierto es que “La Sombra Prohibida” más parece una broma pesada que el final de una saga con la que poder hacer honor a un maestro de la literatura como es  H. P. Lovecraft.
 
La broma de Cthulhu.

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

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