Críticas de cine

Crítica: «Blancanieves y la leyenda del cazador». La lucha entre la vida y la muerte

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Ya son varios directores y un gran número de actores los que han mordido la manzana envenenada de la moda y se han tirado de cabeza a llevar a cabo adaptaciones de Blancanieves como si el clásico cuento popular estuviese de oferta.

Ahora le ha tocado el turno a una cinta de Joe Roth, mismo productor de “Alicia en el País de las Maravillas” (que no tuvo muy buena acogida entre el público pero sí en taquilla) y que ha escogido para realizar la película a nada más y nada menos que Rupert Sanders, un visionario creador de anuncios (pero muy buenos, por lo que se ve, como la campaña del “Halo 3”).

El caso es que ha tratado de hacer de su primera película, “Blancanieves y la leyenda del cazador” una reinvención del clásico cuento de los hermanos Grimm, que no es tanta reinvención como refrito con buenos efectos y gusto estético. Una historia que de sencilla es plana hasta el punto de que la reina se llame Ravenna (en inglés "raven" es "cuervo") pero donde la admiración por la magia y la belleza convencen. Y ganan.

El enésimo intento de vuelta de tuerca al cuento de Blancanieves nos sitúa en un entorno fantástico-medieval (en el que, con brujería o sin ella, hay cabida para un “padrenuestro”) dominado por la malvada reina Ravenna (Charlize Theron), quien, tras acabar con la vida del benévolo rey Magnus (Noah Huntley), se ha hecho con el poder de un reino, ahora venido a menos.

La joven y pura Blancanieves (Kristen Stewart) yace encerrada en una alta torre con cara de hastío (un gesto normal, teniendo en cuenta la falta de sol, que deja ser comprensible a lo largo de la cinta), a la espera de ser rescatada por alguno de los pajarillos que la visitan. Hasta aquí todo muy Disney de no ser por el absurdo detalle que la conduce al exterior y que comenzará con esta aventura que más se asemeja a la heroicidad de “El Señor de los Anillos” (hasta el punto de que podemos encontrar algún guiño, como la banda sonora de James Newton Howard o el caminar entre colinas de la curiosa compañía) que a los cuentos de princesas.

Y así es como se une lo tradicional con lo contemporáneo con un guión de John Lee Hancock ("The Blind Side") y Hossein Amini ("Drive"), que tenían como tarea la de convertir la historia de Blancanieves en el clásico camino del héroe, y cuyos aclamados guiones lo han sido bastante más que este, que para el gusto de muchos deja cabos sueltos, dando paso a la grandeza visual y al embrujo de los decorados y escenarios.

Pero si para la pretenciosa “Avatar” fue suficiente, lo mismo puede resultar para esta Blancanieves que cuenta con una Charlize Theron como reina malvada que ya le da sentido a toda la cinta y que hace que poco importe si la Blancanieves de Kristen Stewart es sosa, si el príncipe de Sam Clafin está de relleno o si al cazador del siempre correcto Chris Hemswoorth le huele el aliento a vino.

Porque “Blancanieves y la leyenda del cazador”, como lo fue la merecidamente aclamada “La Bella y la Bestia”, es el triunfo de la belleza interior. La eterna lucha entre la vida y la muerte cuyo final feliz no culmina con la resolución de un adolescente triángulo amoroso sino con el equilibrio definitivo entre ambas.

Lo mejor: el sobrecogedor bosque de las hadas.

Lo peor: la mal explicada historia de la maldición de Ravenna.

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

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