Reportajes de cine

La distopía del mes (II): Minority Report

Steven Spielberg dirige esta obra protagonizada por Tom Cruise y Colin Farrell, que es una adaptación libre de la novela corta de Philip K. Dick, un autor cuyas obras han sido llevadas a la pantalla en numerosas ocasiones. La más reconocible de ellas es Blade Runner (1982), basada en la novela ¿Sueñan los androies con ovejas eléctricas?

 

El director

 

Steven Spielberg, el Rey Midas de Hollywood, es uno de los directores de cine más conocidos, cuenta con legiones de fans y sirve de inspiración para otros cineastas. Su primera película como director es la fantástica El diablo sobre ruedas (Duel, 1971). Más tarde, filmaría Tiburón (Jaws, 1975), lo que le catapultaría al estrellato, donde permanecería hasta la actualidad gracias a numerosas obras como E.T., el extraterrestre (E.T., The Extra-Terrestrial, 1982), En busca del arca perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981), Encuentros en la Tercera Fase (Close Encounters of the Third Kind, 1977), La lista de Schindler (Schindler's List, 1993) o Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993), por mencionar sólo algunas.

 

La trama

 

En el año 2054, John Anderton, un capitán de policía de Washington D.C., maneja el método contra el crimen más avanzado del mundo, el sistema PreCrimen. Este método se vale de tres "precognitivos", personas con mutaciones únicas que les permiten tener visiones del futuro, cuyas imágenes son volcadas en un sistema informático que permite identificar al agresor y a la víctima del crimen e intervenir antes de que ocurra. Es por ello que  las tasas de criminalidad en la ciudad son muy bajas, y, por lo tanto, la confianza en el sistema es total. Anderton, por su parte, confía ciegamente en el PreCrimen hasta que aparece como asesino en una de las visiones de los "precognitivos". Si demuestra su inocencia, romperá el sistema. Si el sistema funciona, se convertirá en asesino. Así comienza la lucha de Anderton por escribir su propio destino.


 

La distopía

 

Estamos ante una distopía de tipo político, en la que se detiene a los criminales antes de cometer el delito. Éticamente, PreCrimen abre muchos frentes, ya que ¿pueden detenerte por un crimen que no has cometido? ¿Cómo podríamos tener la certeza absoluta de que se va a producir? ¿Durante cuánto tiempo puede mantenerse un sistema como éste? ¿Acaso los "precognitivos" son inmortales?

Lo más siniestro no es el hecho de que haya tres individuos con una mutación genética que puedan predecir el futuro (hay varios ejemplos en cine y televisión de videntes que ayudan a la policía a resolver sus casos), sino el cómo se les utiliza. Se les suministran tranquilizantes y diversas drogas para optimizar el rendimiento, como si fueran máquinas. Sin embargo son personas, aunque la sociedad y la policía en concreto (irónicamente creada para proteger a los ciudadanos), parezca olvidarlo.

Aunque este peculiar método nos parece de ciencia-ficción, la Policía de Nueva York y Microsoft han desarrollado un sistema similar, bautizado como Domain Awareness System (Para los que no os lo creáis, pinchad aquí¿Estaremos en la antesala del PreCrimen? Para los más pesimistas podría indicar el inicio del 1984 de George Orwell, pero eso es otra historia.

 

La crítica

 

El inicio de la película deja clara la estética del filme: la imagen difuminada deja en el espectador cierta sensación onírica (hay que destacar la significación que tiene el hecho de que los recuerdos de Anderton, presentados a modo de flashback, se presentan con imágenes nítidas y de vibrantes colores), mientras la baja saturación de color y el uso del grano medio evocan al cine clásico. No en vano, los decorados, coches, vestuario… recuerdan inequívocamente a los inicios del Siglo XX. De este modo, se puede interpretar que Spielberg imagina el futuro con una reformulación de la moda y la estética de los años 20.

Steven Spielberg es un genio. De eso no hay duda. Las imponentes panorámicas de la ciudad, que aluden a obras como Metrópolis (1927) o Blade Runner (1982) lo confirman. Sin embargo, tiene la costumbre de introducir elementos de humor a lo largo de la película para aliviar la tensión. En películas familiares puede resultar adecuado (o incluso necesario), pero a esta obra en concreto le resta seriedad y credibilidad. Además, los momentos emotivos no llegan con naturalidad, parece que Spielberg fuerza la emoción buscando la lágrima en el espectador.

Tom Cruise, que ha demostrado sus capacidades interpretativas en películas como Magnolia (1999) o Valkiria (Valkyrie, 2008),da vida a John Anderton. Hace un gran trabajo durante la primera mitad de la película. No lo es tanto durante su segunda mitad, donde se vuelve demasiado "intenso", actitud hacia la cual el actor es propenso. Cruise tiene un protagonismo absoluto, haciendo que el resto del elenco (entre ellos el veterano Max Von Sydow) sea prácticamente invisible.

El tiempo juega en contra de la película, aún con la absorbente dirección de Spielberg, la bella música orquestada y los giros de guión, las dos horas y media de metraje pueden resultar excesivas. Además, en Minority Report existe un exceso de publicidad "subliminal" que abarrota la pantalla, llegando a distraer de la acción principal. Conocidas marcas como Bvlgari o Pepsi se pasean por la pantalla a lo largo del metraje en un ejercicio de "product placement", justificado por unos y que indigna a otros.

Desde luego, es una película que merece la pena. A pesar de que Spielberg no desarrolla los conflictos éticos y filosóficos planteados en la cinta, los efectos especiales y la dinámica dirección aseguran un tiempo de entretenimiento para el espectador.

 

La morsa verde

Amante de la ciencia ficción, el terror y la fantasía, tanto en versión cinematográfica como literaria.

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