Reportajes de cine

La distopía del mes (X): Akira

Akira es una película de animación japonesa del año 1988, dirigida por Katsuhiro Otomo, quien también es autor del famoso manga en el que se basa. En los años ochenta, el manga y el anime eran disciplinas prácticamente desconocidas a nivel internacional. Esta película tuvo tal repercusión en su momento que se convirtió automáticamente en obra de culto y descubrió al mundo la cultura del manga y el anime.

El director

 

Katsuhiro Otomo es un aclamado escritor y dibujante de manga, así como guionista y director de anime. Su obra más famosa es, sin duda alguna, Akira. Ha realizado otras obras en el cine tales como Memories (1995) o Steamboy (2004), la película de animación más costosa hasta la fecha y una obra de referencia en el subgénero steampunk. En el año 2013 capitaneó una antología de cortos llamada Short Peace.

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La trama

 

Año 1988. Una explosión nuclear acaba con Tokio, reduciendo la ciudad a cenizas. Año 2019. Neo-Tokio, una nueva ciudad, se alza tras la supuesta explosión nuclear que destruyó la ciudad años atrás. Sin embargo, la vida en Neo-Tokio no es tranquila. La ciudad convive con la continua lucha entre clases sociales, las manifestaciones, la pobreza, las protestas en la calle y las bandas de motoristas… A una de estas bandas pertenece Kaneda, que contempla con impotencia cómo los militares se llevan al que siempre a considerado como a un hermano, Tetsuo. Mientras Kaneda busca a Tetsuo, éste es objeto de unos experimentos que le conferirán un poder muy difícil de controlar.

 

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La distopía

 

Neo-Tokio es una ciudad destacada en el ámbito de la tecnología, pero muy primitiva en políticas sociales. Existe una abominable distancia entre el gobierno y los ciudadanos, que no se sienten respetados. La violencia en las calles y la pobreza llevan al límite a la población, lo que inevitablemente deriva en protestas, drogas, inestabilidad e inseguridad. La tensión que vive la ciudad parece abocarla a la completa destrucción.

 

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La crítica

 

Lo primero que llama la atención de esta película son sus panorámicas de la ciudad, muy atractivas y dinámicas, pero, a su vez, ofrecen la visión de una ciudad carente de vida. El alto grado de calidad del dibujo y el fascinante manejo de la luz y el color podrían hacer que en ocasiones el espectador olvide que está ante una película de animación. Por su parte, la estética de la ciudad recuerda a Blade Runner (1982), con un estilo muy característico del ciberpunk, mezclando suburbios y tecnología.

Los personajes están brillantemente definidos, con una base psicológica compleja, llenos de contradicciones y con los que el espectador puede identificarse en ciertos momentos. Lejos de la clásica dicotomía “bueno” o “malo”, los protagonistas se mueven entre unos matices mucho más semejantes a la realidad.

La banda sonora es excepcional, encaja perfectamente con el desarrollo de la historia y genera el énfasis necesario en las escenas clave. Es de destacar el magistral uso del silencio, que es un excelente generador de tensión en el espectador.

Lo realmente interesante de Akira es poder disfrutarla sin ideas preconcebidas, sin saber ningún dato sobre lo que sucede ni cómo se desarrolla la historia. Llegados a este punto, aunque hay decenas de cosas llamativas e interesantes que comentar, interrumpiremos (de forma excepcional) la crítica de Akira, con el fin de evitar cualquier tipo de spoiler.

¿Recomendable? Para aquellos amantes de la ciencia ficción es completamente imprescindible. Para aquellos que no lo son tanto, también. Estamos ante uno de los títulos más interesantes que ha dado la historia del cine. Puede gustar más o menos dependiendo de los gustos de cada persona, pero desde luego, deja huella. Asegurado.

La morsa verde

Amante de la ciencia ficción, el terror y la fantasía, tanto en versión cinematográfica como literaria.

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