Reportajes de cómics

COMIC CON MADRID 2016

 

Como viene siendo costumbre cada diciembre en Madrid, Expocomic hizo acto de presencia como representante del comic y el entretenimiento en la capital. Con la nueva denominación Comic Con Madrid, los pasados días 3 y 4 se reunieron un gran nutrido grupo de autores españoles así como destacados del comic internacional presentando la exposición anual de cultura popular más importante de la ciudad. Efectivamente, poco a poco, porque la demanda así lo ha querido, más que un evento dedicado cien por cien al cómic, el entretenimiento en general en sus diferentes formatos va absorbiendo terreno al noveno arte. Pero no sólo aquí, en otras localizaciones, ya sean nacionales o internacionales, la dinámica es esta. No obstante, los profesionales invitados ya sean por la organización, ya sean por las editoriales, siguen siendo autores de cómic; las exposiciones están protagonizadas por este arte y las conferencias, charlas y experiencias lectivas tienen como común denominador el mismo medio. Es curioso, pero las sensaciones respecto al cómic, comparadas con las ediciones de hace bastante años cambia, en el sentido de que es el conocimiento sobre el medio lo que prima en mayor medida que lo que produce el medio, que al fin y al cabo es lo que nos llevarnos a casa. Comprobando que los stands de compraventa disminuyen, mientras que la otra mirada del arte se mantiene, la dinámica de estos certámenes desde hace no tanto es la de primar la pista extra del “como se hace” en detrimento de la pista principal, el resultado. En cualquier caso, si de forma orgánica la situación ha evolucionado de esta forma, entiendo que es más responsabilidad de los visitantes y consumidores que de los organizadores. Aún así, se sigue viviendo y respirando cómic desde todos los ángulos. La sensación catártica plena al ver tanto tebeo alrededor y tanto autor reunido en un mismo lugar sigue siendo abrumadora.

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Sin duda el cambio más significativo respecto a citas anteriores es el cambio de ubicación. Salvo excepciones, la referencia estaba en el recinto ferial de la Casa de Campo, cambiado ahora por Feria de Madrid o Ifema. Con una superficie sustancialmente superior al anterior, la movilidad en el recinto es muy notoria. Pasear sin dificultades en plena hora punta de sábado ha sido una experiencia sana y novedosa, y eso es buen síntoma. Que se haga pequeño el lugar de toda la vida es resultado de que la iniciativa funciona y que cada año la curiosidad del casual aumenta y la fidelización del veterano se mantiene, alcanzando el presente ejercicio un número de visitas superior al anterior, a pesar de durar dos días en lugar de tres como el año pasado.

Que la instalación sea mayor no sólo ha permitido una buena circulación de visitantes, sino una mejor accesibilidad, experiencia y movilidad en las zonas temáticas. De forma ordenada, el mobiliario “pesado” se encontraba en un mismo lado. Entrando a la izquierda uno se encontraba con las exposiciones de originales y ciclos temáticos, a continuación la “Street Art”, donde los paneles y talleres de arte urbano ocupaban un respetable espacio. Cerca, el ya clásico escenario con el Cosplay como protagonista absoluto para dar rienda suelta a las pasiones de los cada vez más aficionados a este fenómeno, ya artístico, alcanzando la meta con la degustación de sabrosos productos de comida rápida poco usuales en las franquicias típicas que nos rodean en el área “Food & Beverages”. Y ya el resto de la superficie, para lo más numeroso: los stands, los habitáculos dedicados a las charlas y conferencias, los espacios multimedia, las escuelas de arte, talleres y demás.

En el primer apartado mencionado, las exposiciones, cabe destacar que los temas escogidos han sido muy variados. Comenzamos con “10 autores que cambiaron la historia del cómic, El Arte del Cómic”, reunión de originales de los más grandes autores del comic americano en un auténtico All Star. Acompañados de una imagen de cada autor y una pequeña ficha del mismo, en una misma estructura pasaban por la vista del curioso marcos de Frank Miller, Bill Sienkiewick, George Pérez, John Byrne, los hermanos Buscema, Richard Corben o John Romita, y otros tantos.

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Otra exposición consistió en el homenaje al Quijote, donde autores de la talla de Das Pastoras, Pasqual Ferry, Alberto Jiménez Alburquerque, Kenny Ruiz, Enrique Vegas, entre otros muchos, daban su particular visión e interpretación del histórico personaje en “La Pasión y la Locura, Versiones de Don Quijote”, al estilo que la saga Star Wars o Flash Gordon protagonizaron en eventos anteriores.

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La editorial Astiberri fue otro de los protagonistas en esta deliciosa esquina, exponiendo y explicando sus obras más importantes y representativas, con un palmarés impresionante gracias a “Astiberri 15 años: La Consolidación de la Novela Gráfica Española».

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“Raúl: De la Virginidad”, con la exhibición de originales del madrileño Raúl Fernández Calleja (alias Raúl) hemos podido comprobar de primera mano la fuerza de este artista en su vertiente gráfica e ilustradora, presentadas en sus álbumes publicados hasta la fecha.

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“P8ladas, Exposición Viñetas, música y chocolate” fue el divertido y estimulante recorrido de la obra de Laura Santolaya, protagonizada por su alter ego, Pocholadas, quien con una mirada crítica pero desenfadada de la cotidianidad y las neuras que nos acompañan diariamente, se ríe de sí misma y de lo que le rodea.

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Sin duda, el experimento más original, inesperado y en si mismo desconcertante pero adictivo, fue el dedicado al Wrestling. Un auténtico cuadrilátero de lucha dio forma al espectáculo del grupo “Triple W”, quien dejó muestras de lo que se cuece en primera persona en esta curiosa actividad, que disfrutamos a primeros de los noventa con momentos televisivos que pasaron a la historia para los que fuimos adolescentes en esos años y que continúa vigente a día de hoy. Presenciar auténticos combates de Wrestling con las clásicas coreografías de rigor fue una experiencia deliciosa. Y qué decir de las indumentarias de los intervinientes, desde uniformes a lo “Naranja Mecánica” hasta uno de Superlópez, todos dándose de lo lindo con el sonido inconfundible del pisotón en la lona mientras se lanzan guantazos.

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Otra cosa que debo destacar muy favorablemente son los espacios dedicados a los niños. Se agradece que el que vaya con chavales y puedan tener mermados otros intereses lúdicos en los que los pequeños no tienen cabida por permanecer del lado de estos y puedan hacerlo, con la tranquilidad que supone que estén bien atendidos en los “aburridos” espacios de Lego e Imaginarium, es un acierto. Como padre, no tiene precio saber que podemos disfrutar con nuestros hijos (sobrinos, hijos de amigos, etc.) en eventos más sensitivos tipo Wrestling, juegos de tablero y arcades, por ejemplo, con la posibilidad de escaparse tranquilamente para disfrutar de una charla con un autor y/o teórico del cómic o dirigirse a la firma de uno de estas grandes personalidades sin preocupación alguna. Ya había espacios como estos, no es nuevo, pero si la oferta es mayor, como ha sido el caso, sin duda las posibilidades de expansión personal son mayores.

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En definitiva, si bien al final el mejor sabor de boca que deja este tipo de citas es el reencuentro con aficionados y amigos que repetimos año tras año y la desconexión por un par de días de las obligaciones diarias con lo que más nos gusta, el que tenga lugar en un espacio bien administrado, cómodo y con muchos puntos de interés lo hace más gratificante. Y por supuesto, el año que viene, mucho más.

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