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Crítica: “Los Libros de la Magia”. Maravillas Temáticas

Resumen de la Crítica

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Dibujo
Personajes
Historia
Edición

“Una vez andas el camino, no hay manera de salir de él”

La obra es una invitación al talento más fértil de Neil Gaiman en un portentoso ejercicio de narración e imaginación. Una obra atemporal cuya calidad permanece incólume treinta años después.

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Lejos de que DC se planteara un megaevento súpermolón anual con la magia como excusa, la radiografía pormenorizada y el desglose más detallado del mundo mágico de su universo se lo entregó a cierto escritor inglés que dos años antes había volado por los aires los convencionalismos juveniles de sus tebeos con la serie Sandman, traspasando el velo del género superheroico para que desde la nada abanderara un estilo editorial propio y adulto. A través de la pluma de Gaiman, los entresijos mágicos de todo un cuerpo editorial con más de cincuenta años a sus espaldas (al tiempo de su publicación) se desmenuzan mediante la mirada de un adolescente escéptico e independiente. Visión fagocitada por cuatro fantasmas de navidades pasadas, presentes, mágicas y futuras que tienen sus propios códigos intrínsecos al igual que cuatro partidos políticos enfrentados pero que están unidos por una misma carta magna escrita en gabardina. El joven Tim Hunter se posiciona en el representante de los lectores adolescentes que nutrían en gran parte el mercado del gigante corporativo para transmutarse en el joven maduro que abraza nuevas formas de expresión en su medio de ficción predilecto con lecturas gratificantes, estimulantes y enriquecedoras. Los Libros de la Magia evoca el paso a la madurez de una edad extraña y difícil a partir de acontecimientos abstractos e intangibles que ponen a prueba la realidad de las cosas. Como si lo aprendido fuera una parte de un todo mucho mayor inalcanzable e inabarcable que se expande más allá de los aprendido en Erase Una vez el Espacio o Erase una Vez la Vida.

En Libro Uno nos adentramos a la clase de historia mágica en compañía de El Fantasma Errante. Frío sujeto cuyas lecciones en proyecciones fantásticas transportan a Tim a espacios oníricos más impactantes que el mejor 3D desde el origen del mismísimo universo, colocando en plena continuidad deceíta (al menos en esa época antes del traspaso del personaje al sello Vertigo) los cimientos de la creación cristiana, el folclore británico, la leyenda de la Atlantida, la caza de brujas medieval y el recuerdo de la edad de oro con Zatara y Sargón el Hechicero. Las explicaciones se adornan con unos diálogos envolventes y sensoriales que se releen una y otra vez. John Bolton nos cuela en el viaje dirigido por Gaiman a través de unos paneles a página completa que con un detalle tanto de lo físico como de lo místico y cósmico roza la realidad. Encargándose del entintado y del color, el aspecto pictórico que abunda en la obra destaca en el ilustrador inglés a partir de sus pigmentos granulados que en fases oscuras otorga a la acción una atmósfera muy especial. En esos momentos es donde su paleta monocromática se rompe con fogonazos naturales llenos de colorido y grandiosidad.

En Libro Dos recorremos la colección de fichas de personajes de este mundillo, serie 1990. Junto con el liante Constantine, Hunter se embarca en un viaje que puede hacer que mande al garete su destino omnipotente a través del choque de personalidades disfuncionales y extremas que ponen en duda si la locura de la realidad conocida es más laxa que la por conocer. En este acto nos alejamos de paisajes más contemplativos que en la anterior cita, para dar al protagonista un perfil más activo en la acción consiguiendo una lectura más dinámica. Con Constantine o sin él los momentos más cómicos, dramáticos y emocionantes ocurren aquí. Deliciosa la interpretación del inglés sobre Dead Man y Zatanna, a su vez que terrible y angustiosa con el Barón Winter y el local Embrujada. El viaje que se traslada a Estados Unidos conjuga la velocidad de la vida en los entornos más cosmopolitas con la realidad oculta de lo místico y lo sobrenatural a través de un catálogo personal ideal para habituales de un centro de salud mental. Scott Hampton toma el relevo de Bolton con una paleta de colores pastel y de acuarela a través de unos contornos menos firmes que su predecesor, pero más animoso y reconocible en los escenarios cerrados y abiertos. La estructura de viñetas es más convencional, si bien su reparto es más asimétrico que las típicas, donde los actores no salen de los marcos. Será ya en función de la acción y del énfasis que se quiera dar a determinados momentos y personajes, lo que empequeñecerá o aumentará el efecto pretendido según lo que se quiera enseñar.

El derroche de imaginación lo encontramos en el Libro Tres, en un terreno donde Gaiman se desenvuelve como pez en el agua. El rincón de la fantasía en su estado más puro. El de los duendes, hadas, ogros, etc. Las tierras lejanas. Donde las leyendas, mitos y folclore son el todo y no un poco. Junto al Dr. Occult, Timothy se verá envuelto en juegos mentales que le pueden buscar más que un problema en zonas donde no hay más límites que la propia imaginación del escritor inglés. El paseo temático del joven abunda en maravillas que envuelven tanto peligros insalvables como paisajes confortables llenos de festividad. No se olvida que en este escenario puede encajar el reino de sueño para recordar que la mitología creada a partir de aquí con el aspirante al mago definitivo encaja con Morfeo y sus secundarios, obsequiando al lector con la posibilidad de fantasear en la unión de ambas obras en un futuro. Charles Vess plasma en el papel toda la maquinaría creadora de Gaiman en una serie de páginas para enmarcar. De trazo más próximo a los cánones predeterminados del cómic norteamericano, su gran belleza, detalle y elegancia se ponen al servicio en su especialidad, la de los lugares de fantasía y cuentos de hadas, con poderosas formas antropomórficas y vivos e imposibles escenarios naturales. El detalle predomina hasta en el más mínimo hueco, embelesando a un lector ya entregado a las espectaculares viñetas del dibujante estadounidense.

La última etapa la encontramos en el team up con Mister E (más radical en sus modos que incluso Constantine) en la mirada a posteriori de esta tesis de lo mágico. El arte de Paul Jonshon consigue transmitir esa incertidumbre caótica pretendida por Gaiman en cuanto a los personajes y destinos de la pareja protagonista. El ambiente opresivo figura aquí como total antagonista al que vimos en el Libro Uno, donde usando en ocasiones técnicas de collage, logra transmitir esa sensación de desasosiego en todas y cado una de esas épocas tan lejanas como inconcebibles. Todo en consonancia con el espíritu ditkiano y aynrandiano de Mister E.

Los Libros de la Magia es una invitación al talento más fértil de Neil Gaiman en un portentoso ejercicio de narración e imaginación tanto por sus exquisitos diálogos, como por sus inteligentes tramas, brillantes escenarios y personajes carismáticos. Una obra atemporal cuya calidad permanece incólume treinta años después.

Books of Magic 1-4, DC ComicsLos Libros de la Magia, ECC Ediciones. Color. Cartoné. 200 pags. Pvp: 20,50 €. Fecha de edición: junio 2017.

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