Crítica: «Thor, Diosa del Trueno. #1», grandes cambios temporales.

Ya no es una sorpresa para nadie… Thor, uno de los personajes emblemáticos de Marvel, es ahora una mujer. Se anunció hace meses y levantó a las masas de seguidores. Algunos excépticos y otros, ya, curados de espanto y sabiendo que estos grandes cambios tienen siempre fecha de caducidad y, tarde o temprano, todo volverá a la normalidad.

Este Febrero vemos publicado el número 1y 2 del volumen 5 de Thor, donde se producen estos cambios. Enlaza la historia directamente del anterior volumen y de la saga Pecado Original, donde un anciano Nick Furia susurra algo al oído de Thor, algo que le vuelve indigno y ya no es capaz de levantar su martillo Mjolnir. Así encontramos a Thor, derrotado y desesperado ante su mítica arma, incapaz de reponerse, ante la mirada desolada de sus padres y demás dioses de Asgard (o Asgardia, como ahora la llaman). Pero algo pasa y Thor decide no rendirse, incluso adoptar otra arma mítica que sonará a los aficionados que hayan leído meses atrás la saga Miedo Encarnado. Desgraciadamente, aun le quedan más desgracias que sufrir a Thor, que parece haber tocado fondo tras su combate con los Gigantes de Hielo y con Malekith. Tenemos así a nuestro protagonista sumido en un estado penoso, hundido… Paralelamente alguien se acerca a Mjolnir, una mujer cuya identidad es, de momento, desconocida para nosotros, y que consigue alzar el martillo y convertirse en la nueva encarnación del dios nórdico… Ya tenemos a Thor, Diosa del Trueno.

Ella será la que se enfrente a Malekith, a sus Gigantes e intente desbaratar sus planes y, ya de paso, los de Roxxon. ¿Cómo se tomarán los dioses nórdicos esta irrupción como Thor de una mujer? ¿Cómo se lo tomará el antiguo Thor? ¿Quién se esconde tras el yelmo y representa ahora al héroe más poderoso del Universo Marvel?

Preguntas que serán reveladas a lo largo de esta nueva serie (aunque Panini ha decidido no renumerarla, continuando desde el número 46) y que prometen darnos muchos momentos de diversión y entretenimiento. Quizá el mayor acierto haya sido conservar el equipo creativo de la anterior etapa, así tenemos a un Jason Aaron muy cómodo en los guiones, marcando el tempo de la historia como a él le gusta y definiendo las futuras lineas narrativas a desarrollar. Además, el hecho de mantener a Aaron permite una continuidad fluida con la anterior etapa… nada sobra, nada parte de cero y todo está bien ensamblado para formar parte de un engranaje mayor. Russell Dauterman se encarga de ilustrarlo de manera excepcional, con ese dominio de la escena y de las formas, tan suave y tan efectista.

Un gran comienzo que promete e ilusiona, ya no con una nueva temporada… sino con una continuación de una gran serie. Lo mejor parece que está por venir, así que toca sentarse y disfrutar. Nos da igual lo que dure este radical cambio con el personaje, lo importante es divertirse, porque sabemos que el antiguo Thor volverá… Esperemos que tarde un poco, porque da la impresión que Aaron nos va a hacer disfrutar.