Críticas de literatura

Reseña: «Las historias de terror del Libro rojo de David» de José María Plaza

Resumen de la Crítica

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Tal y como dice en la contraportada, el autor se ha inspirado en los maestros del género del siglo XIX. Al ser un gran aficionado a los libros de esta etapa, creo reconocer la estructura de los relatos de Poe, Bierce o, más tarde, Lovecraft, que transcurren con inquietante normalidad y suelen acaban con la sorpresa antinatural. No son cuentos de monstruos persecutores o criaturas con miles de dientes, si no relatos sobre la desesperación y lo sobrenatural, de sucesos inexplicables y paranormales. Efectivamente, José María Plaza recuerda, si recapacitas, a la tradición de estos autores.

Para mi gusto, sin embargo, se queda muy flojo. Hay que comprender que se trata de una serie de libros para gente muy joven. De hecho, en la página web de Edebé lo podemos encontrar catalogado en el rango de 10 años, y el autor, en la presentación del libro, dijo que estaba dirigido a jóvenes a partir de 14 años. Esto justifica que las historias sean más suaves de lo que deberían; ahora, si dan miedo o no a los chicos y chicas de esa edad no me atrevo a afirmarlo. Le sobra previsibilidad y determinadas reacciones de los protagonistas frente a lo paranormal. Le falta angustia y horrores de más peso. Si consideramos el libro para gente de 10 años, está bastante bien. Quizá para los de 14 se quede un poco corto.

Posee un lenguaje adecuado y fácil, quizá demasiado exagerado en algunas expresiones (como los largos “¿Quéeeeee?” de algunos relatos). Las historias son cercanas y actualizadas, en las que los chicos pueden verse identificados, aunque a veces pecan de simples. Los personajes. comunes y posibles, de edades entre los 12 y los 20, pero con poca profundización en la personalidad y sus sentimientos. Si bien en los relatos se dispone de poco espacio para esto, siempre ayuda exponer el carácter del protagonista o bien contar muy por lo menudo toda la experiencia a través de lo que siente. Esto sirve para lograr un vínculo con el lector, que se meta, si no en su piel, por lo menos en la situación, que pase de mero espectador a “experimentador”. Es cierto que lo consigue en algunos, pero, por lo general, lo contemplas todo desde bastante lejos, casi indiferente. Como he dicho por arriba, les falta esa angustia y desesperación que tanto atrapa en las obras de Poe o Bierce.

A mi parecer, sobra la parte de la entradilla en la que los editores advierten sobre lo terrorífico que es, porque, con eso, lo único que han conseguido es poner altas las expectativas y que al final te sientas un poco defraudado. Al menos eso me ha parecido a mí.

En general, y siendo objetivos, es un libro de lectura fácil y agradable, un buen trabajo y con calidad de José María, enfocado para niños-adolescentes que estén menos versados en el género de terror. Muy acertadas las ilustraciones de Medusa the Dollmaker, me han parecido francamente buenas. Y si me tengo que quedar con alguno, elijo el relato de La casa de la abuela.

Si alguna vez tengo ocasión, le pediré a un chico o chica de 10 años y otro de 14 que lo lean y me digan que les parece, por tener una opinión del público objetivo. No sé por qué me da la sensación de que, hoy en día, con todos los videojuegos sangrientos y películas de miedo que consumen los niños desde que echan los dientes, están ya curados de espanto. Pero oye, seguro que a más de uno este libro les va a dar alguna que otra noche de desvelo e intranquilidad.

 

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