Críticas de literatura

Reseña: «Las Cuatro Postrimerías»

Resumen de la Crítica

Valoración

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La Mano izquierda de Dios fue, para mi gusto, un gran descubrimiento. La mezcla entre fantasía y realidad, el fanatismo militar redentor y las habilidades marciales de Cale me tuvieron enganchado hasta que terminé el libro. Se me antojó un escenario muy atractivo y original, que consiguió que me pasara unos cuantos días recomendando su lectura a diestra y siniestra. Con tiempo de por medio, la exaltación inicial dio paso a una reflexión más calmada donde acepté algunos defectos de la obra, y mi extremadamente buena opinión sobre ella cambió ligeramente. Eso no impidió, sin embargo, que me siguiera pareciendo un planteamiento curioso y apasionante.

Bien, pues con Las Cuatro Postrimerías esperaba encontrarme con más de lo mismo, más de la misma fórmula que hizo que el primero me gustara tanto. Pero con avance de la historia, claro. Y la verdad es que cumple bastante las expectativas. Si en La Mano izquierda de Dios tenemos el apogeo en la batalla final, en este tienes un momento culmen muy similar. Si en el primero tenías los esbozos de una modificada religión, aquí profundiza hasta mostrarnos muchos de los entresijos de la misma, en ocasiones muy similares a la realidad. En definitiva, mantiene el nivel del primero en lo que al escenario se refiere. Tiene un principio lento, como el anterior, y va entrando poco a poco en materia. En este encontramos personajes nuevos, grandes e inquietantes sorpresas en la trama, más batallas, más estrategia y más inicios de conflictos políticos.

Todo este material queda, para mi gusto, un poco desaprovechado. Al finalizarlo, en vez de dar saltos de emoción como el primero, me dejó un poco indiferente. No es que sea peor,  de hecho está bien, tal y como podéis comprobar en las valoraciones populares y profesionales que se encuentran en diferentes medios. Pero es un libro de transición, es lo que ocurre en el mundo mientras llega el tercer libro. El primero es una historia con un principio y un final que abre otro período. Este es el nudo de ese período, a modo de enorme introducción al tercero. O al menos eso me ha parecido. Esto no tiene porque ser malo, en las historias no tienen por qué estar pasando continuamente cosas, y hay grandes periodos de transición y “calma”. Quizás, por el final del otro, te esperas algo mucho más gordo y prometedor, con muchas trompetas y trombones, espadazos a mansalva y batallas épicas que pasarán a los anales de la historia. Pero no, Cale es humano (o lo parece), al fin y al cabo, así que el encanto de este libro (nada despreciable) es ver como el personaje digiere la fe de los demás en sus divinas facultades.

Resumiendo, un libro de transición que te deja en vilo y con la promesa de que se avecina una buena, un libro de descubrir y profundizar en cómo le sienta a Thomas todo esto de ser el ángel redentor. Y, por supuesto, un libro de admirar las elaboradas estratagemas de Bosco, hacia el cual Cale (y en general todos) no pueden sentir sino asombro por sus capacidades maquiavélicas. Consejo de Perogrullo: si te gustó el primero, debes leerte el segundo.

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