Críticas de literatura

Reseña: «Piezas desequilibradas» de Darío Vilas

Resumen de la Crítica

Valoración

Valoración de los Usuarios Be the first one !

Piezas desequilibradas es una tambaleante armazón de 11 relatos de terror compuestos por la mente retorcida de Darío Vilas. Aunque se publicó en 2011, recientemente la editorial 23 escalones ha sacado una versión para Kindle por menos del euro que cualquiera se atreve a pedirnos por la calle. Se trata de una editorial joven y con muchas iniciativas, a la que vale la pena echarle, más que un vistazo, una mirada larga y penetrante.

Las diversas narraciones de este libro de relatos (es decir, las distintas piezas de este puzle sin sentido) son “desequilibradas” por dos motivos. En primer lugar, es clara su referencia a la locura, estado mental del que pueden enorgullecerse muchos de los protagonistas. Por otro lado, los relatos son desequilibrados porque, aunque enmarcados en el género de terror, las temáticas y los puntos de vista van a variar mucho entre unos y otros. No todos tienen la misma calidad ni la misma extensión y, sin duda, no todos van a impactarnos por igual. En este sentido, podemos afirmar que la unidad de los relatos es más bien poca, si bien es cierto que el autor ya nos lo advierte desde el mismo título. No obstante, esta variedad puede resultar un plus para algunos lectores.

El título que da nombre a la obra es también el del primer relato, quizás el mejor de los once. Sus personajes pueden presumir también de ser unas ‘piezas desequilibradas’, que no encajan en el rompecabezas de la sociedad. El autor nos engancha enseguida. Distinguimos la fórmula del éxito desde las primeras líneas: violencia y sexo. Marcos, el torturado protagonista, es brutal a la vez que tierno y tiene una relación más que complicada con la despampanante Maite. Se trata de la misma fórmula de la bella y la bestia que utilizó Frank Miller con Marv y su Goldie en Sin City. Marcos es un ser excepcionalmente fuerte, honorable a su manera, con una ocupación poco convencional: cazar vampiros. A esto hay que añadir que el relato está contado en primera persona, con el estilo inconfundible de una novela negra. Lo malo es que uno se queda insatisfecho, con la sensación de que debería ser más largo.

El resto de narraciones tratarán temas tan diversos como el exorcismo, el asesinato, el terror sobrenatural o los fantasmas. “Una luz al acecho” y “Yo (y el autobús nº 4)” nos muestran un ambiente sórdido y crítico. Tanto en “Una luz al acecho” como en “La muerte imita al arte” el afán artístico de los personajes principales tendrá un macabro desenlace. También podemos encontrar historias de fantasmas, de un corte algo más clásico, en “El diario de Silvia”, “1 minuto y 35 segundos” o “La Bruja lusa”. Además, es notable el sentido del humor de alguno de estos relatos. “¿Quedamos?”, por ejemplo, es una narración sobre el acoso bastante divertida. “El Demonio, Charles y Selvakumar”, dejando a un lado la sangre y la muerte, es en realidad una historia enternecedora sobre dos hermanos. Tropezamos con algo de terror sobrenatural en “Voluntad bajo cero”, donde el frío va adueñándose poco a poco de una casa y sus habitantes, al igual que en “Purpúrea cicatriz”, cuya lectura deja un regusto lovecraftiano.

En definitiva, Piezas desequilibradas es un libro por el que se pueden ver desfilar yonquis, fantasmas, asesinos, locos, embalsamadores y muchos cadáveres. Tampoco faltan los tópicos del género, como los e-mails en cadena o los bebés diabólicos. Este conjunto demencial de elementos terroríficos nos conduce al desequilibrio que, tarde o temprano, todos acabamos encontrando en nuestras vidas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba