Críticas de literatura

Reseña: «Cell», de Stephen King

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A medio camino entre “Soy leyenda” de Richard Matheson y “28 días despues” de Danny Boyle, Stephen  King aborda de nuevo el género zombie desde un punto de vista refrescante y muy personal. En “Cell” se hacen patentes las desconfianzas más profundas del propio autor respecto a la telefonía móvil y la sociedad contemporánea, frenética y tecnócrata, con la figura del “chiflado telefónico” (bautizada por el propio protagonista de la novela). A causa de una extraña señal emitida por todos los móviles del planeta, más tarde conocida como El Pulso, todos los seres humanos situados al otro lado de un auricular se convierten en unas criaturas salvajes y violentas sin el menor rastro de su antigua humanidad. El protagonista, un soñador dibujante de cómics llamado Clayton Riddell, ve arruinados todos sus planes para arreglar su relación con su ex-mujer y su hijo al verse sumergido de lleno en una vorágine inexplicable de muerte y destrucción.

En su viaje hacia el norte para reencontrarse con su familia, acompañarán al protagonista un pequeño y variopinto reparto de supervivientes unidos por coincidencia, en su intento por sobrevivir y descubrir qué está pasando a su alrededor. La galería de personajes es sin duda uno de los puntos fuertes de la novela. Tanto el bonachón Tom y la enérgica Alice como otros muchos de los supervivientes con los que se irán encontrando, desprenden tanto realismo y humanidad que es imposible no sentirse identificado o incluso sentir cierto cariño por ellos.

Es a mitad del libro donde King se mete en terreno resbaladizo, intentando ir más allá del infectado común e imprimir su sello personal, y donde los lectores más puritanos pueden sentirse defraudados. El chiflado telefónico no es un ser humano infectado (y aquí está el punto en común con la obra de Matheson) sino una nueva raza emergente y con unos terribles poderes más allá de toda comprensión. Es cierto que esta y otras incorporaciones (telepatía, comportamiento de colmena…), que se le va dando al lector en pequeñas dosis para mejorar su asimilación, son muy arriesgadas y al principio pueden parecer poco convincentes e incluso estrafalarias. Sin embargo, con estas premisas el relato evoluciona hacia algo nuevo, que esconde en el fondo una ácida crítica a la excesiva dependencia (casi esclavizante) de los individuos a las nuevas tecnologías.
En este caso King vuelve a examinar con detenimiento el comportamiento del ser humano en situaciones límite, privado de las comodidades y la sensación de seguridad a las que se había acostumbrado. Aunque es cierto que el libro contiene momentos de gran crudeza, el lector se sorprenderá al encontrarse con pequeños gestos de esperanza y humanidad en un mundo en el que el ser humano ya no es la especie dominante.

Como en otras ocasiones, el relato decae cuando el autor (a través de deducciones poco creíbles de los personajes) trata de dar una respuesta a lo que está ocurriendo. Estas explicaciones, llenas de conceptos informáticos y relacionados con la telefonía móvil, no sólo resultan confusas y poco convincentes para el lector sino que en algunos momentos da la sensación de que ni siquiera el propio escritor sabe a ciencia cierta qué está pasando y por qué.

Aún así, Stephen King logra trazar una historia realmente inquietante que atrapa al lector desde sus primeras hojas hasta ese gran final abierto cargado con la esperanza de quien lucha por sacar a flote un mundo que ya nadie reconoce.  Un libro que te hace reflexionar sobre la fragilidad de nuestra existencia, el papel de las telecomunicaciones en nuestras vidas y, sobretodo, el desamparo que reinaría si un día todo eso dejara de funcionar. Para siempre. No se si era la idea que el señor King tenía en mente (él mismo no tiene móvil), pero desde entonces un servidor mira con otros ojos a ese Iphone 4 que descansa tranquilamente sobre la mesita de noche…

Amable García Enguita

Arquitecto de oficio, viajero por vocación, lector empedernido y, sobretodo, amante del séptimo arte...

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