Críticas de videojuegos

Crítica: «Days Gone», un paseo en moto por el Apocalipsis.

Resumen de la Crítica

Historia
Jugabilidad
Gráficos

Muy Recomendable

Buena mezcla de géneros y fórmulas, algo forzada en ocasiones y demasiado descarada en su imitación, pero que cumplen de sobra para divertir y emocionar con su mecánica y su historia.

Valoración de los Usuarios 3.35 ( 2 votos)

Sony lo vuelve a hacer. Nos ofrece un juego en exclusiva para su consola que renuncia al componente online en favor de potencia gráfica, buena jugabilidad y una historia emotiva e intensa. Los de Bend Studios son los encargados de materializar este título que mezcla con descaro pero con solvencia varias mecánicas y estilos de juego ya vistos… con ellos conforma una aventura intensa en todos los sentidos a la que solo se le pueden achacar un puñado de bugs y la nada disimulada imitación de otros títulos, sobre todo en sus distintas partes jugables.

Un motero y su inseparable amigo en medio de un holocausto zombi (bueno, luego matizamos, porque zombis no son en realidad) con un mapeado enorme donde descubrir mil cosas mientras recapitulamos la historia de los personajes y su drama vital en ese mundo asolado. Una civilización que ha desaparecido y cuyos pocos supervivientes se dedican al pillaje y al hostigamiento como única forma posible para sobrevivir.

Argumento, historia, personajes…

El juego arranca con una escena impactante. Es el inicio del apocalipsis y a Deacon St. John, nuestro protagonista, le ha pillado junto a su mejor amigo, Boozer, y a su novia Sarah, que es hermana de Boozer. Moteros rudos y aventureros que no pierden fácilmente el arrojo… hasta que un fin del mundo con zombis incluídos les estalla en la cara. Tras la emotiva escena que llevará a la separación de los personajes se produce una elipsis temporal que nos sitúa dos años después. Deacon y Boozer viven en una zona agreste y boscosa, en una torre de vigilancia tras una valla que les sirve de refugio temporal antes de partir al Norte, donde todo parece indicar que las cosas van mejor. Pero antes de esa marcha, deben cerrar algunos asuntos pendientes.

Y así conoceremos el entorno diario en el que Deacon y Boozer se mueven, con sus inseparables motos, evitando a los engendros, que son los humanos mutados en esa especie de zombis que ya se han vuelto tan característicos. Sin embargo, esa será la menor de sus preocupaciones. Por la zona encontramos algunos asentamientos humanos donde supervivientes se han agrupado para poder hacer frente a los engendros y a las necesidades vitales básicas. Con ellos podemos interactuar, bueno, en realidad no nos va a quedar más remedio en distintos momentos del juego. Además de estos lugares que podemos considerar aliados, también hay numerosos grupos de salteadores, ladrones, asesinos con sus propias bases y líderes… los RIP se llevan la palma. Una secta de zumbados que se automutilan y cada vez que capturan a algún incauto lo torturan hasta que bien muere o bien se une a ellos.

Y aún hay más. La organización NERO pulula por la zona con sus helicópteros, sus soldados y sus científicos. Sus bases suelen ser buenos lugares donde buscar provisiones… pero también suelen estar atestadas de engendros. Y entre unos y otros se irán hilando las misiones, secundarias y principales, que poco a poco dibujarán la historia del juego de la que somos protagonistas. En ocasiones reviviremos flashbacks, siendo estos momentos realmente importantes y cargados de emotividad.

De Deacon St. John no hemos hablado todavía. Un motero rudo y macarra, con su puntito sensiblero que le ayuda a no situarse demasiado alejado del jugador y que es necesario para construir con credibilidad esos momentos sentimentales que le dan vida al juego. No tiene una personalidad tan potente como otros protagonistas de juegos, desde luego, pero a su favor cuenta con una baza que suple esa carencia: el doblaje. Aparte de que todo el juego está magníficamente doblado al español (me cuesta recordar otro título con esta calidad), Deacon tiene la voz de Claudio Serrano, el actor de doblaje ya mundialmente conocido (no es broma) por poner la voz a Batman en cine, en juegos y ya incluso en nuestros sueños. Claudio hace suyo al personaje y Deacon cobra una nueva dimensión, más profundidad y consistencia. Escuchar lo que dice Deacon con la boca pequeña tras pegarse una carrera huyendo de los engendros («tengo que ponerme en forma») o alguna otra broma o comentario ayuda sin duda a que una aventura tan intensa respire, que falta le hace, y de paso nos saca una sonrisa.

De la buena cantidad de secundarios diremos poco, más que nada por no desvelar trama del juego, pero sí diremos que todos ellos pivotan en torno a Deacon y que todos aportan en diferentes formas y con distinta intensidad… Boozer y sus desmanes… los jefes de los asentamientos y sus diversas y discutibles maneras de capitanear los campamentos… O’Brien y su secreto… y la moto. Porque la moto es otro personaje más, casi tan importante como Deacon. Con ella nos moveremos por este enorme mundo abierto y tendremos que aprender a mimarla y cuidarla. Pero de eso hablamos luego.

Ahora nos detenemos con los engendros. No se mueven tan torpemente como los zombis de Romero ni son hiperactivos y veloces como los de 28 Días Después. Puede decirse que están en un término medio. Son rápidos pero torpes y fácilmente se les puede engañar. Se mueven por instintos y por su insaciable voracidad llegando incluso al punto de atacarse entre ellos y devorarse después. Se les puede ver acercarse a un río y beber de él. Olisquean el aire y siguen tu pista, si hubo cerca un combate ellos huelen la sangre y se te acercan… pero un buen escondite para ti suele acabar con una muerte sigilosa y contundente para ellos, pues son muy fáciles de engañar. Pero lo peor de todo son las hordas. Deambulan por algunas zonas en cantidades exageradas y, si alguno de ellos te ve… estás bien jodido. Puedes huir e incluso puedes acabar con la horda al completo… pero más te vale que no te vean, porque lo más fácil será que te conviertas en alimento para engendros.

Estilo de juego, jugabilidad…

Days Gone es un juego de acción en tercera persona con tintes de terror y de sigilo… y con unas gotas de roleo. También es un sandbox, con un mapeado inmenso abierto desde el principio. Podemos recorrerlo con libertad, aunque como suele pasar en estos casos, alejarse demasiado de los lugares que nos marca la aventura puede ser mala idea.

Hemos dicho al principio que bebía descaradamente de varios títulos. Red Dead es una referencia clara, aunque también bebe de The Witcher III, Horizont Zero Dawn y varios más. Los tiroteos son muy parecidos a lo que encontramos en los juegos de Rockstar, así como el manejo de la moto. Tenemos también disponible desde el principio una visión detectivesca que nos muestra escenas acaecidas en el pasado o las huellas de algunos enemigos, animales, etc. Esto chirría un tanto en el juego, pues el personaje no deja ser un tipo normal y que tenga esta especie de «superpoder» nos puede descolocar. De hecho, la primera vez que lo usamos, se siente tan fuera de lugar que llama absolutamente la atención y nos hace pensar: «como en Batman Arkham o en Witcher o en Red Dead.»

La acción prima absolutamente. Debemos ser diestros en los tiroteos cuando nos enfrentemos a humanos y optar por las armas cuerpo a cuerpo cuando se trate de engendros (las detonaciones hacen acudir a muchos de estos seres). Desgraciadamente algunos fallos en la IA de los personajes hace que no nos vean aun estando a su lado o un fallo afecta al ataque sigiloso, que no podemos realizar, pudiendo dar al traste con toda una misión. El componente sigilo y ataque cuerpo a cuerpo es espectacular y podemos ir evolucionando a nuestro personaje para que sean ataques cada vez más complejos y largos. Y dentro de la acción entra también la conducción. Es indispensable que hagamos mejoras en nuestra fiel compañera, pues con ella saldremos ilesos de varios momentos delicados. Observar el estado del vehículo y su nivel de combustible es absolutamente vital. Por suerte, encontramos garrafas de gasolina incluso debajo de las piedras y también abundante chatarra, para poder reparar los desperfectos que supone en nuestra moto el atropellar a los engendros, por ejemplo.

Es indispensable explotar el factor exploración. Las armas cuerpo a cuerpo se rompen pronto y la munición es muy, pero que muy escasa. Por esto, una gasolinera o un centro comercial abandonado se convierten en un inesperado oasis de recursos. También podemos cazar animales y recolectar plantas para consumo propio o para comerciar con los campamentos. Más deja vu con otros juegos…

Las misiones principales ayudan a que la historia avance y a que entendamos que es lo que ha sucedido con los personajes en esos dos años en blanco transcurridos desde el apocalipsis… e incluso sucesos previos. El resto de misiones son divertidas y variadas, aunque vamos a notar una sospechosa repetición en algunas de ellas: acaba con el asentamiento de asaltantes tal o busca a este tipo que hizo esto otro… destruye un nido de engendros… También encontramos sucesos aleatorios que aparecen en el mapa con forma de interrogación. Estos suelen ser supervivientes a punto de ser devorados que buscan ayuda… desgraciadamente pocas veces consigues llegar a tiempo y cada vez que aparece un símbolo de interrogación en el mapa suele ser sinónimo de matanza. Unos segundos más de margen para llegar al punto donde se encuentra el superviviente serían muy de agradecer en una futura actualización del juego.

El sistema de crecimiento del personaje: Mediante puntos de experiencia que conseguimos con las misiones o acabando con los enemigos podemos comprar nuevas habilidades o mejorar las ya disponibles. Y por si fuera poco, el dinero es también importante para mejorar nuestra moto y tunearla a nuestro gusto. Y por último, el juego incluye un completo Modo Foto para que podamos inmortalizar cualquier momento e imagen, con infinidad de posibilidades, filtros, efectos… no falta detalle para capturar cualquier momento.

Gráficos…

En este apartado el juego es alucinante. El bosque eterno donde se desarrolla gran parte de la acción está vivo y repleto de fauna, flora y engendros. Circular con la moto por esos caminos casi borrados por la naturaleza mientras escuchas gruñidos guturales que se acercan es absolutamente sobrecogedor. Suma el logrado ciclo día/noche con sus diferencias bien marcadas… en uno predominan los salteadores y ladrones, que te pueden emboscar o tender trampas (o esconderse en la copa de un árbol con un rifle de mira telescópica) y en la noche cobran más actividad los engendros. El aspecto climatológico también tiene su peso. Una lluvia intensa es determinante y puede dar al traste con tu misión, afectando a la moto y a nuestro sigilo… mientras chapoteamos por el barro. Otro punto a su favor.

Las zonas edificadas son más escasas, reduciéndose a pueblos y zonas comerciales aisladas, gasolineras, aserradero, bases militares, etc. Suficientes para romper la monotonía de la Naturaleza pero no llegando a solaparla, pues es el escenario protagonista, como símbolo también del final de la civilización y el regreso del hombre a su estado más primario y salvaje. Es una gozada poder acceder al interior de cualquier edificio o lugar que veas, cuevas incluidas y túneles… cuidado con estos últimos donde la oscuridad alberga horrores.

La calidad gráfica también se pone de manifiesto cuando comprobamos cómo se integra el juego con las escenas de vídeo. No hay diferencias en ambas y la transición no se percibe, ayudando a que la narrativa sea completamente fluida. En este aspecto Days Gone está a la altura de esos exclusivos que Sony dedica a su consola, con capturas faciales y de movimientos logradas hasta el límite y con interpretaciones fabulosas, volvemos a enfatizar el tema del doblaje.

Impresiones finales…

Days Gone es otro juego de esos exclusivos de Sony que sorprenden por su potencia técnica y enamoran por su historia y personajes. Le puede faltar un grado para que Deacon llegue a ser un Kratos o un Nathan Drake, pero sin duda está muy lejos de ser un personaje plano. Como pasa en este tipo de títulos, lo que se cuenta también importa y el juego no es una mera excusa para disparar y soltar adrenalina, hay una historia de fondo. Y es una buena historia.

Su mezcla de géneros y su copia de otras fórmulas ya manidas resta en ocasiones intensidad al juego, pero el conjunto de esa mezcla es suficiente para poder recomendarlo sin miedo. Zombis (bueno, casi), acción, conducción, terror, argumento, buenos personajes, estupendos gráficos… Otro exclusivo de PS4 totalmente recomendable.

Lo mejor

  • Los gráficos
  • La sensación de amenaza constante
  • Los personajes y la historia

Lo peor

  • Algunas mecánicas de juego desentonan
  • Fallos en la IA enemiga

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba