Reportajes de series

Reportaje: “Breaking Bad”. Una Serie de Cine

Walter White es un triste y asustadizo profesor de química al que diagnostican cáncer de pulmón y una esperanza de tres meses de vida. Ante esta situación, Walter dará un giro radical a su vida y haciendo uso de sus conocimientos en química, comenzará a cocinar cristal para costear las facturas médicas e impedir que su familia, quede arruinada tras su muerte.

Con esta aparentemente sencilla y atractiva trama, se ha conseguido dar forma a una de las más sobresalientes series jamás creadas para la televisión, capaz de codearse con los venerados Soprano o con The Wire. Breaking Bad es una serie norteamericana creada por Vince Gilligan en el año 2008, que cuenta con cuatro temporadas más una última a estrenar en 2012. La historia, ubicada en la actualidad, tiene un marcado carácter dramático y momentos puntuales de comedia negra.
Labrando una obra Superior

Breaking Bad, al igual que la gran mayoría de series, tiene una esencia propia, unos elementos diferenciadores que la dan forma y que permiten diferenciarla. Estos van desde el respeto al carácter de los personajes, la negación a estirar las tramas, las extensas escenas de diálogos, o el lento, pero a su vez ágil, desarrollo de la historia. El principal éxito de esta serie ha consistido en saber mantener estos valores iniciales, a lo largo de todas las temporadas. Véase por ejemplo, las caras de sufrimiento y desesperanza de Walter o el ácido humor de Hank, como características que se han mantenido fieles en los personajes, sin que ello impidiera en ningún momento su desarrollo. Igualmente el humor, como buen acompañante de la pesada trama, se ha seguido suministrando de forma sabia a lo largo de los capítulos.

Esta esencia personal, que no deja de ser una carta de presentación al espectador, es uno de los elementos básicos que permiten a una serie (o película) alcanzar la maestría y el máximo beneplácito tanto del público como de la crítica. Y esto es muy difícil de hacer. Es más, es una rareza. Sin ir más lejos tenemos el ejemplo de Dexter, una serie cuyos primeros cuatro o cinco capítulos sugieren un tipo de serie y que al finalizar la primera temporada es algo totalmente opuesto. La comedia y el humor se pierde dejando paso a un dramón casi telenovelesco y los personajes se deforman hacia extremos opuestos a lo que eran en un principio (véase ante todo el ejemplo de la hermana). A nivel español este asunto es gravísimo. Y a nivel películas, la lista sería interminable. Para una serie o película que pretende ser de calidad y recordada por los siglos, el ser fiel a sí misma es una de las cuestiones que van a permitir que sobrepase el mero nivel de entretenimiento, para alcanzar el valor de obra maestra.

De esto hay que estar agradecido al grupo de guionistas que se encargan de dar forma a cada capítulo. A parte de tener una clara senda marcada (saben a dónde quieren llevar esta serie), es realmente asombroso como después de casi cincuenta capítulos, han conseguido mantener fresca la trama central de la producción de cristal e ir subiendo el listón capítulo a capítulo. No hay uno de más. Todos son indispensables para seguir la historia y aquellos que quizás flojean un poco (principio tercera temporada) no dejan de tener un nivel notable. Y siempre centrados en el realismo.
Una Constante Evolución

Breaking Bad es una serie cuyo desarrollo es aparentemente pausado, pero a su vez, es capaz de abarcar gran cantidad de cosas en cada capítulo. El transcurso de las escenas tiende a ser lento y de larga duración. Durante las dos primeras temporadas (luego en menor medida) no se dejan de encontrar algunas de estas, que pueden llegar a durar más de diez minutos. Personajes hablando de sus problemas, sus temores o sus males. Son escenas que definen personalidades, que van conformando la trama y construyen psicológicamente a los personajes. Sin prisa y sin pausa, se va construyendo una historia sólida y unos personajes perfectamente elaborados. Una vez conseguido esto, se da paso a la acción.

Pues si bien se profundiza mucho en la historia y los problemas entre los personajes, en Breaking Bad está también muy presente el tema acción. Que la serie tenga un pausado desarrollo, no quiere decir que la tensión vaya aumentando conforme más vamos acercándonos a los finales de temporada. Sin bien los finales de las dos primeras temporadas son correctos pero no lo suficientemente impactantes, los últimos capítulos de la tercera y sobre todo la cuarta temporada, son de los que te dejan clavado en el sillón. La acción y la velocidad de acontecimientos a estas alturas son vertiginosas sin que con ello, como bien he expuesto en los primeros párrafos, se pierda la esencia de Breaking Bad.

Se puede entrever, entre las dos primeras temporadas y las siguientes, un cambio significativo a la hora de crear la serie. Hasta este punto, Breaking Bad no deja de tener un cierto aspecto a GTA (Grand Theft Auto) con todo el asunto de las drogas, las mafias o la violencia. Pero a partir de la tercera temporada, con la aparición en escena de Gus Fring, se dejará de lado este mundo callejero para entrar en un mundo de falsedad, engaño y manipulación a gran escala, donde los inocentes son peones y los protagonistas tienen que sacar lo peor de ellos para sobrevivir en un ambiente hostil.

Lecciones de InterpretaciónLas interpretaciones están sin duda alguna a la altura de la serie. Los actores realizan un papel soberbio en Breaking Bad y así lo demuestran la cantidad de premios obtenidos. Actuaciones creíbles junto a unos diálogos sumamente cuidados, dan como resultado otro de los puntos fuertes de la serie.

Tenemos a Walter White y Jesse Pinkman, que conformarán la pareja protagonista principal de la serie. Un profesor de instituto y un yonqui ex-alumno suyo serán los encargados de cocinar el cristal y hacerlo rodar por los barrios bajos de la ciudad. A su vez, Walter deberá mantener en secreto su nuevo trabajo ante su familia. Aquí encontramos a Walter Jr. (hijo) y a Skyler, su mujer, que realiza un papel muy interesante en la serie y es quizás, el personaje con mayor arco evolutivo.

Hank, cuñado de Walter, es un agente de la DEA (investigación de tráfico de drogas). Su importancia en la serie es bastante significativa, pero también un poco insatisfactoria. Hank siempre anda cerca de llegar al fondo del asunto del cristal (muy buenos capítulos al respecto) pero siempre ocurre algo para que falle al final. Es lógico pues, sino se acabaría la serie. Los sucesos que le impiden lograr el objetivo suelen ser de gran trascendencia y logran atenuar, si cabe, las bruscas finalizaciones de las tramas del policía.

Fuera de la familia encontramos a otros personajes importantes como Saul Goodman (un carismático abogado), Mike o Gus Fring, un entrañable hombre que dirige una empresa de comida rápida de pollos. Sin duda, el mejor personaje creado para Breaking Bad. Un papel realmente delicioso y de vital importancia para el transcurso de la serie.

Qué nos queda

Tenemos ante nosotros, sin temor a ser repetitivo, una de las mejores series creadas en la última década. Una vez más queda constatado, que las series televisivas están ganando importancia frente a las producciones cinematográficas. La capacidad de crear amplios guiones, personajes más completos o largas tramas, son “culpables” de este cambio de tornas. ¿Para qué dos horas en una película cuando se pueden tener cincuenta? Los Soprano, The Wire, Mad Men, Breaking Bad o Game of Thrones son claros ejemplos de lo que se puede hacer más allá de la pantalla grande. Obras maestras.

Héctor Pintado

Escribo críticas de películas. Si quieres que hable de alguna en concreto, ponte en contacto conmigo y házmelo saber. Estoy en Twitter como @hthorpintado

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba