Críticas de videojuegos

Análisis de Bye Sweet Carole, un cuento de terror animado que encanta y frustra

Graficos
Sonido
Jugabilidad
Duración

Hermoso pero mejorable

Un juego que entra por los ojos y, pese a algunas trabas, enamora

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En un año (otro) donde los videojuegos indie siguen demostrando que la creatividad no necesita presupuestos millonarios para brillar, Bye Sweet Carole llega como un soplo de aire fresco y escalofriante. Desarrollado por Little Sewing Machine, el estudio liderado por Chris Darril (el cerebro detrás de la saga Remothered), este título es una aventura narrativa de horror en 2D que rinde homenaje a las animaciones clásicas de Disney de los años 40 y 50, pero con un giro oscuro que transforma el encanto infantil en una pesadilla gótica.

Lanzado el 9 de octubre de 2025 para PC, PS 5, Xbox SerieS/X y Nintendo Switch, el juego ha generado un revuelo inmediato en la comunidad, no solo por su impactante estilo visual sino también por algunas mecánicas que no terminan de cuajar. Porque como en todo cuento de hadas, hay sombras. Bye Sweet Carole no es perfecto: su belleza visual y narrativa se ven empañadas por mecánicas torpes y bugs que recuerdan que, a veces, el arte puro necesita un pulido técnico para no tropezar.

Pero no nos adelantemos. En esta reseña explicaremos por qué este juego merece un lugar en tu biblioteca si buscas una experiencia emotiva y única, pero también por qué podría dejarte con el corazón dividido.

¡Qué dulce y qué inquietante!

Imagina que Blancanieves se cruza con The Babadook en un orfanato victoriano infestado de conejos psicóticos. Esa es la esencia de Bye Sweet Carole.

La historia sigue a Lana, una joven huérfana en el sombrío Bunny Hall, un internado para niñas en la Inglaterra industrial de principios del siglo XX. Ambientado en un mundo de fantasía llamado Corolla, donde la realidad se entreteje con lo sobrenatural, Lana se embarca en una búsqueda desesperada por su mejor amiga, Carole Simmons, quien ha desaparecido misteriosamente.

Lo que comienza como un cuento de amistad inocente pronto desciende a un laberinto de duelo, pérdida y secretos oscuros, explorando temas profundos como el feminismo incipiente, el abuso de poder y el peso emocional de crecer en un mundo que aplasta los sueños infantiles.

La narrativa, dividida en diez capítulos temáticos, fluye como un libro ilustrado interactivo: escenas de video fluidas narran flashbacks emotivos, mientras que los segmentos jugables te sumergen en puzles y persecuciones que simbolizan el caos interno de Lana.

Desde el primer minuto el juego te atrapa con su atmósfera. Bunny Hall no es solo un fondo, es un personaje vivo, con pasillos laberínticos adornados de vitrinas rotas, habitaciones llenas de juguetes abandonados y jardines donde las flores parecen susurrar maldiciones. La ambientación evoca esa era de transición social, con toques de sufragistas escondidas y hombres con sombrero de copa que representan la opresión patriarcal, todo envuelto en un velo de horror sutil. No hay jumpscares gratuitos ni gore explícito, es más bien un terror psicológico, donde el miedo surge de la vulnerabilidad de Lana, una joven frágil enfrentando horrores adultos.

En un género saturado de monstruos predecibles, esta historia fresca sobre el paso de la infancia a la edad adulta y sobre empoderamiento femenino se siente como un bálsamo.Pero hablemos de lo que hace que Bye Sweet Carole sea inolvidable: su arte y animación.

¿Es un juego o una peli animada?

Nada más arrancar el juego te quedas pasmado. Cada frame es una obra maestra, dibujada a mano por un equipo que captura la magia de Disney en su apogeo (piensa en Dumbo o La Bella Durmiente, pero con sombras que se alargan como garras, como si toda la peli de Blancanieves transcurriese en el bosque).

Los personajes se mueven con una fluidez hipnótica: Lana camina con esa torpeza encantadora de niña, sus ojos grandes expresando terror y determinación en igual medida. Los fondos son pintados con detalle obsesivo con hojas que crujen o se elevan a nuestro paso, por el aire, polvo que danza en rayos de luz mortecina y decenas de detalles más. El juego invita a que explores no por obligación, sino por puro deleite visual. El rendimiento es sólido, con animaciones suaves, aunque hay cargas notables entre áreas.

Pausar para admirar un atardecer sangriento sobre el orfanato se siente como hojear un auténtico artbook viviente. Si eres fan de juegos como Little Nightmares, este estilo te robará el aliento.La banda sonora, compuesta por Luca Balboni (co-compositor de Remothered), eleva todo a otro nivel. Son 27 pistas que mezclan melodías de caja de música con crescendos orquestales siniestros, creando un contraste perfecto entre inocencia y pavor. Como una nana que se tuerce en un lamento fúnebre mientras huyes de tu perseguidor. Escalofriante.

Pero el cuento se enreda

Bye Sweet Carole es un híbrido de aventura narrativa, puzle-plataformas y sigilo con toques de horror. Controlas a Lana en vista lateral 2D, explorando entornos lineales pero densos, resolviendo enigmas ambientales y evitando enemigos. Los puzles son otro de sus puntos fuertes porque no te desesperan, pero exigen que estés atento a los detalles. Desde combinar objetos cotidianos (como un destornillador olvidado) hasta mecánicas creativas como viajar en el tiempo o alternar entre personajes con habilidades únicas: Lana puede transformarse en algún que otro animalillo.

Además de los puzles también tenemos Quick-time events (QTE) que añaden tensión en secuencias de escape, como equilibrarte en vigas inestables o coreografías de baile absurdas que rompen la cuarta pared con humor negro. Sin embargo, el sigilo y el plataformeo son un desastre. Los controles son poco precisos y contextuales: Lana se mueve lento incluso corriendo, y saltar o esconderse en alcobas se siente impreciso, llevando a muertes repetitivas que rompen el flujo narrativo.

Las persecuciones, los momentos de más tensión, son más frustrantes que aterradoras: enemigos predecibles te persiguen en patrones rígidos, pero un mal timing te obliga a recargar checkpoints cercanos.

No hay combate real (solo alguna patadita puntual y dos secuencias QTE), lo que es un alivio para el tono, pero deja el grueso de su gameplay anclado en la exploración pura y dura.Y luego están los bugs: que en nuestra partida en PS5 no han sido demasido graves pero que la red está llena de quejas, sobre todo en PC. Imaginamos que los parches post-lanzamiento los han mejorado, claro. Y todas estas pegas son una pena, porque con ligeras mejoras y controles refinados esto podría ser un clásico inmediato.

Conclusión

Si priorizas narrativa y estética sobre jugabilidad pulida, no dudes en hacerte con él. Tenemos aquí un indie valiente que arriesga en un mar de AAA genéricos, y que aporta una belleza artística poco habitual. Al final, como todo buen cuento, Bye Sweet Carole te deja reflexionando… Es un adiós agridulce a la inocencia, envuelto en animación que hipnotiza.

Su duración no es demasiado generosa y posiblemente se te haga corto, pero todo el viaje hasta el final, con tanto detalle y tanta pasión puesta en el juego, te harán disfrutar de cada minuto que pases en este mundo de dibujo animado.

Es profundo, hermoso y terrorífico a la vez y, pese a sus trabas, una experiencia digna de ser disfrutada.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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