Análisis de KARMA: The Dark World, entre Orwell y Lynch

Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración
Recomendable
Curiosos juego de investigación que mezcla realidad y aspectos oníricos o irreales explorando la mente de aquellos que debemos interrogar.
KARMA: The Dark World es un juego curioso y extraño lo mires por donde lo mires. Para empezar, su desarrolladora Pollard Studio es china. Y digo que esto es extraño porque conforme avanzas en el juego descubres que su narrativa es muy occidental, recordando fuertemente a todo un David Lynch y a su obra Twin Peaks, de la que toma claras referencias «atmosféricas». Y es extraño también porque no es el típico juego de terror en primera persona, ya que esconde otros muchos elementos que lo convierten en difícilmente catalogable.
Lo que sí tiene es una historia inmersiva, interesante y envolvente que incomoda y llega muy fuerte al jugador. Gracias a Meridiem hemos podido jugar su versión PS5 para traeros esta entrada e intentar convenceros para que le deis una oportunidad si os interesa lo que el juego propone.
Lo tenéis en de manera digital en PC, Xbox SerieS/X y PS5, además de la edición física que Meridiem ha lanzado para esta última consola, incluyendo una Edición Especial en colaboración con Wired Productions y que podéis ver al final de esta entrada.
Pero vamos a lo interesante, a contaros todo lo que hemos descubierto en este viaje a medias físico y a medias mental pero siempre perturbador.

Una potente historia de base
Nos encontramos en 1984 (primera referencia a Orwell), en una Alemania Oriental ficticia regida por un sistema totalitario que vigila y controla al ciudadano de manera extrema mediante la Oficina del Pensamiento. Encarnamos a Daniel McGovern, un agente de la más que dudosa agencia gubernamental Leviathan Corps y nos dedicamos a investigar delitos. Pero no lo hacemos a la manera habitual, ya que esta sociedad ha desarrollado mecanismos que conjugan mecánica y drogas y que nos permiten entrar en las mentes de los sospechosos ya no para interrogarlos, sino para vivir en primera persona sus recuerdos.
Y de esta manera comenzaremos tras la pista de una desaparición y asesinato que nos llevará a descubrir toda una trama a gran escala. Nada nuevo en el argumento, desde luego, pero la gracia radica en la manera de plantearlo y desarrollarlo.
El acceso a las mentes de los sospechosos y de testigos abre el aspecto clave del juego: mezclar realidad y ficción, con un alto componente surrealista que salta durante la aventura cuando menos te lo esperas. Si en los primeros compases del juego estás en el «mundo real» y lo que ves y vives te deja descolocado… prepárate para cuando comiences a meterte en los recuerdos de la gente.
Y esta dicotomía entre realidad y ficción está narrada por el juego de una manera sublime, consiguiendo conformar una aventura absorbente que te empuja a seguir indagando. Uno de los mayores méritos de sus responsables, sin duda, ya que se trata de una narrativa resbaladiza que, en otras manos, hubiera dado como resultado una historia totalmente ininteligible.

Mucho más que un walking simulator
Calificado en algunos análisis como un walking simulator, he de decir que no puedo estar más en desacuerdo. Se juega en tercera persona y deambulamos de aquí para allá en distintos escenarios, eso es cierto… pero también lo es que está lleno de puzles (sencillos los relacionados con la historia y algo más complejos los que esconden coleccionables), de escenas de persecución, de minijuegos e incluso de algún que otro combate.
Si bien es cierto que el espíritu del juego es más sensorial, con incontables estímulos visuales y acústicos, además de un mapeado cambiante y una historia enmadejada que se va abriendo poco a poco conforme jugamos… pero contiene también momentos de pura adrenalina en los que el terror toma protagonismo.
Y al mismo tiempo se permite explorar y criticar aspectos como la moral, la familia, la libertad, el control, etc.

Espíritu de Orwell y estética de Lynch
Todo esto lo hace y lo consigue usando y abusando de claros referentes. El más evidente es el toque orwelliano (vaya palabreja), con una sociedad controladora que pone al individuo siempre como activo prescindible en favor del colectivo y en favor, como no, del poderoso. Nosotros formamos parte de ese engranaje que aplasta y moldea, pero entrando en las mentes de nuestros semejantes llegaremos a ver las consecuencias que esto tiene.
El otro gran referente, más actual y visual, es el de David Lynch y su obra, sobre todo Twin Peaks. Las escenas donde un rojo intenso acompañan a la narrativa onírica saltan a la vista y en ocasiones tienes la sensación de que vas a abrir una puerta y va a aparecer ese personaje hablando al revés, ya me entendéis.
Hay más, sobre todo lo que tiene que ver con el «monstruo», pero esas mejor las descubrís por vosotros mismos.

Técnicamente aprobado
En la parte gráfica el juego rinde a un nivel muy alto. El uso del último Unreal Engine se nota y nos ofrece escenarios hiper-realistas que, precisamente por ese realismo, chocan cuando lo que muestran son imágenes y escenas surrealistas.
La ambientación es brutal, con oficinas interminables y curiosos personajes amargados por ahí pululando que te hablan o te cuentan, sin motivo aparente, su problema o su inquietud. Y así se conforma un entorno turbio, opresivo y desconcertante que estalla en mil pedazos, para despistarnos aun más, cuando pasamos a la parte «mental» del juego.
Las voces en inglés son geniales y perfectamente interpretadas, localizadas al español mediante subtítulos que presentan, puntualmente, algún fallo como alguna frase sin traducir. Cosas que se pueden mejorar sencillamente vía parche.
Para culminar este gran juego tenemos el apartado sonoro con músicas muy acordes a la aventura y que están pensadas, como todo el juego, para que la experiencia sea un bombardeo de irrealidad.

Conclusiones
Hay que tener muy en cuenta que no se trata de un juego de acción ni de actividad frenética. Es un título más narrativo, reflexivo y que se debe experimentar paso a paso, disfrutando de su fantástica producción. Si el jugador busca otro tipo de género y llega confundido por su aspecto de shooter en primera persona va a quedar decepcionado.
Otra «pega» es que se trata de un juego corto que en unas pocas horas (5-6) te lo puedes acabar. Tiene a su favor toda esa intensidad que ofrece, pero en estos tiempos de juegos inacabables es mejor advertir de esta circunstancia. Toca valorar si merece la pena pero, con toda sinceridad, hemos disfrutado mucho más esas horas dentro de KARMA que algunas decenas en otros títulos más sonados. Intensidad o duración, es la pregunta.
No podemos más que recomendarlo, porque no se prodigan este tipo de «experimentos» que con la excusa de una buena historia se meten en nuestra mente y nos narran todo lo que KARMA cuenta, usando ficción para criticar aspectos de la realidad que a veces no nos paramos a pensar.

Acabamos hablando de su lanzamiento, en digital para Xbox SerieS/X, PC y PS5 y en físico para esta última con una edición Limitada que incluye funda especial, tres postales, una tarjeta de identificación de Leviathan, un código descargable de la banda sonora y un código descargable del libro de arte.
