Análisis de Maestro para PSVR2, una ejecución impecable

Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración
Genial. Si tienes VR debes probarlo
Conviértete en director de orquesta y siente como es dirigir a decenas de músicos interpretando todo tipo de canciones
En un mundo donde la realidad virtual nos ha llevado a pilotar kayaks en ríos turbulentos, combatir un asalto masivo zombi, golpear tambores invisibles o explorar mansiones encantadas, «Maestro» irrumpe como una propuesta única y elegante: conviértete en el director de orquesta de una formación completa en el gran escenario de una ópera parisina histórica.
Desarrollado por Double Jack y lanzado el 20 de junio de 2025 para PSVR2 (después de su éxito en MetaQuest y PCVR), este rhythm game redefine la sofisticación cultural en VR. No se trata de cortar con sables o de disparar arcos y flechas, sino de esculpir crescendos con gestos precisos, controlar secciones instrumentales y marcar el tempo como un verdadero maestro. Con el soporte nativo para hand tracking de PSVR2, tus manos reales se convierten en batutas mágicas, haciendo que la experiencia se sienta auténtica y satisfactoria.
A priori convertirse en director de orquesta no parece que sea algo apasionante o divertido… hasta que lo pruebas.

Los difíciles inicios del músico
El juego comienza con un tutorial imprescindible de unos 20 minutos impartido por Eric, un bibliotecario francés sarcástico con peluca blanca y aire vampírico, que te guía por los gestos básicos: flicks con la batuta derecha para tempo y dinámicas, apuntar con la izquierda para cues y palmas arriba/abajo para crescendos/diminuendos.
Podemos empezar sin dicho tutorial, pero estaremos perdiendo un trofeo y una buena oportunidad de aprender los movimientos y como realizarlos. De hecho, nosotros hemos entrado directamente a la «acción» y hemos aprendido con la repetición, de forma natural, porque el mismo juego te permite progresar a tu ritmo. Eso sí, debes empezar por interpretaciones en «fácil» para luego ir subiendo la dificultad.
El metodo de juego es bien sencillo en realidad: los círculos brillantes y flechas rodantes sobre la orquesta (al estilo del fretboard de Guitar Hero) te indican cuando actuar sobre ellas. Marcas el ritmo y es perfecto porque te hace sentir preparado para el podio, aunque se puede echar en falta más narrativa interactiva post-tutorial.

Jugabilidad: La batuta en tus manos
El núcleo, la chicha de «Maestro», es su mecánica gestual, fiel al arte real de la dirección orquestal pero adaptada a un rhythm game accesible. En primera persona, enfrentas a una orquesta de músicos detallados que responden a tus comandos. La batuta derecha dicta el ritmo siguiendo flechas que avanzan: arriba para staccato, círculos para legato, sweeps amplios para fortissimo. La mano izquierda es multifuncional: apunta a secciones (cuerdas, vientos) para activarlas, eleva volumen con palma arriba o lo silencia con la palma hacia abajo. También encontramos acciones bilaterales como accents o fermatas que exigen coordinación, culminando en una sensación de poder absoluto cuando la orquesta obedece perfectamente.
Tres dificultades escalan el reto: en Fácil el juego es permisivo y te permite fallar interpretando versiones cortas de las piezas… en Normal se añade precisión, complicando algo la experiencia y convirtiéndola en un reto mucho más gratificante… y en Difícil, bueno, es un torbellino de multitareas y varias órdenes simultáneas que exige práctica.
Fallar baja tu puntuación y, si colapsas, el público te abuchea y te castiga con tomates que puedes arrojar de vuelta en un caos VR hilarante. La verdad es que nos hemos reído mucho con estas broncas virtuales del público, viendo como una lluvia de tomates aterriza sobre nuestros músicos… y sobre nosotros. Eso sí, cuando la puntuación es perfecta o la interpretación es del gusto del auditorio, prepárate para flashes, vítores y un montón de rosas a tus pies que puedes recoger con agradecimiento.
El control en PSVR2 es maravilloso. Tus manos reales aparecen en el juego, sin controladores, con precisión asombrosa durante las canciones (solo limitada por tu habilidad). Entre actuaciones, puedes interactuar con nuestro querido Eric, que te trae champán, deliciosos macarons o notas de admiración escritas por críticos, fans o publicadas en prensa.
Por desgracia, la interacción con los menús se siente algo torpe (selección confusa de canciones, batutas, escenarios o vestuarios) y la opción de jugar sentado se empaña cuando necesitas, si o si, ponerte de pie para dirigir la orquesta. Soporta vibración opcional y en cuanto a precisión no podemos poner ninguna queja.

En la variedad está el gusto (musical)
Además, el repertorio musical es simplemente asombroso: de clásicos a épica cinematográfica, de la Cabalgata de las valkirias de Wagner (inevitablemente épica) y Carmina Burana, de la 5ª Sinfonía de Beethoven, al jazz como Sing, Sing, Sing o Whiplash.
Se van desbloqueando nuevas piezas conforme juegas, lo que añade un número considerable a las que podemos interpretar… además de todas las que han llegado vía DLC que incluyen pelotazos como la sintonía de Juego de Tronos, de El Señor de los Anillos, Harry Potter, Piratas del Caribe y muchas, muchas más.
Muy acertado añadir info contextual sobre compositores y otros elementos, aportando un plus de cultura que nunca viene mal. Los escenarios son reactivos (cañones en «1812 Overture», confeti) y hay un buen número de ellos en los que podemos sentirnos perfectamente integrados gracias a la VR. Desde la Ópera de París a calles en una Nueva York del siglo XX u otros más fantasiosos.
La variedad visual se completa con otros desbloqueables como ropa o batutas. Completar con 5 estrellas desbloquea logros y cosméticos, fomentando la repetición.

Gráficos, sonido e inmersión VR
Visualmente, «Maestro» destaca en detalles orquestales y atmosféricos como la interacción que disfrutamos con nuestros músicos y como estos reaccionan… así como el público que aparece algo estático, es cierto, pero que también responde a cada situación (no os olvidéis de saludar al inicio con una inclinación). PSVR2 lo hace todo nítido, con 3D audio inmersivo que hace vibrar cada cuerda y percusión.
El sonido es de 10: la orquesta responde orgánicamente y de manera muy natural, mientras que los fallos suenan trágicos, incluso cómicos a veces. La inmersión en VR es total porque sientes el peso de 100 músicos a tus órdenes y al público juzgándote.

Conclusión y veredicto
«Maestro» es un soplo de aire virtual fresco en PSVR2: es adictivo, satisfactorio y culturalmente rico, además de rescatar ese tipo de juegos, que se basan en el ritmo, de una manera moderna y sorprendente. Una experiencia que a priori no parece interesarte pero que cuando la pruebas quedas enganchado.
Técnicamente es muy bueno y aprovecha las VR para meternos literalmente dentro de un gran teatro/ópera y hacernos sentir como un director de orquesta. Sus pinceladas de humor le dan esa chispa necesaria para atraer a todo tipo de jugadores y su amplísima lista de canciones hará que siempre encuentres algo que te guste y que quieras interpretar. Súmale su componente cultural y didáctico y tienes un título absolutamente recomendable.
Diversión y risas aseguradas en el oficio que jamás pensaste ejercer: director de orquesta.
