Críticas de videojuegos

Análisis de Sweet Surrender para PSVR2 , como un violento sueño de neón

Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración

Muy Recomendable

Divertido y frenético. Pulido y técnicamente muy interesante. No deja de ser un juego readaptado, de hace unos años, pero da igual.

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Rápido, intenso, frenético… así es Sweet Surrender, un juego diseñado para las VR que lleva un tiempo triunfando en otros dispositivos (Meta Quest y SteamVR) y, tras un par de años y más de 800 reseñas positivas en Steam, llega a la realidad virtual de Sony.

Se lanzó en PSVR2 el 30 de octubre de 2025, creado por el equipo indie de Múnich, Salmi Games (los mismos que nos regalaron Eye of the Temple), y trae consigo las14 actualizaciones que ya tiene acumuladas, 20 mejoras exclusivas y funciones pensadas especialmente para el visor de la PS5. Este port es un trabajo muy bien hecho que es consciente de su posible obsolescencia y la suple con tantas mejoras como incluye… aunque no puede evitar ser una revisión, mejorada si, de un título que salió hace ya un tiempo.

Lo que no se puede negar es su carácter divertido y su adictiva jugabilidad, que aporta un manejo de armas que te hace sentir vivo, aunque a veces repite un poco sus trucos. Vamos a subir esta torre repleta de enemigos mecánicos y procedurales que esperan con fría impaciencia nuestras balas, golpes y explosivos. Seguid leyendo si estáis interesados en él.

Poco contexto pero… ¿a quién le importa?

Nos encontramos en un mundo futuro donde la humanidad es solo un recuerdo y tú, el último superviviente, escalas una megatorre futurista que cambia cada vez, llena de robots enfadados, drones que zumban, máquinas pesadas y corredores que te persiguen sin descanso. Cada partida empieza con una de las seis clases (cambiará la dificultad), y subes pisos que se crean al azar en zonas distintas: minas oscuras, ciudades con luces de neón, laboratorios brillantes, etc.

Recoge cualquier arma que encuentres entre una amplia variedad (pistolas dobles, espadas, rifles, lanzacohetes, etc.), además de granadas y más de 60 mejoras que se acumulan como regalos: balas que siguen al enemigo, saltos ilimitados, curación al eliminar rivales o incluso disparar con la mirada. Hay varios tipos de enemigos (disparadores, atacantes cercanos, tanques), y jefes con trucos (evita sus bombas brillantes). Presentan un desafío exigente pero en absoluto imposible, lo que hace que su carácter adictivo sea aun mayor.

Si caes vencido por los enemigos vuelves al principio y lo pierdes todo… bueno, casi todo ya que a lo largo del juego desbloqueas mejoras permanentes (nuevas habilidades, clases), pero lo importante es que regresas al punto de guardado, al inicio del nivel en el que te encuentres. Y al repetir, oh maravilla, encuentras que todo ha cambiado… pues los niveles se generan de manera aleatoria y no encontrarás ni las mismas zonas ni los mismo enemigos ni los mismos potenciadores y/o armas.

Cel-shading colorido, limpio y algo vacío

Las partidas duran entre 20 y 60 minutos, pero la progresión te atrapa durante horas ya que su acción es rápida y directa, engancha tanto tiroteo, y en PS VR2 se disfruta que da gusto. La historia es ligera, si, para no molestar entre tanto disparo y explosiones: encuentras notas y detalles en los escenarios, sin escenas largas ni nada que rompa el ritmo. Todo es puro arcade en realidad virtual.

En lo visual, el estilo cel-shading con pocos polígonos brilla de manera estridente y futurista en PSVR2: colores vivos que saltan en la pantalla OLED (azules eléctricos, rojos intensos), imagen nítida y 90 imágenes por segundo sin apenas bajones, incluso en el caos más grande. Es cierto que no se trata de escenarios excesivamente recargados de mobiliario ni detalles, aquí se apuesta más por transmitir una sensación de futuro frío y aséptico, donde los robots dominan con cero gusto estético y máximo gusto por lo práctico. Muy futurista y eso… pero demasiado vacío.

Digamos que se apuesta por colores planos y fuertes, por polígonos limpios y grandes y por unos gráficos económicos aunque suficientes… todo en favor de esa acción frenética que domina y protagoniza en juego.

El sonido es una fiesta de música electrónica que se acelera en las peleas, se mezcla con los efectos que rodean tu cabeza (literalmente), como balas que pasan zumbando, robots que pitan y maquinaria moviéndose en sus rodamientos. Hay pocas voces así que poco podemos decir en este sentido, pero no falta la completa localización al castellano con unos textos más que correctos que siempre indican con claridad lo que hay que hacer o cuentan con detalle el lore de este mundo futuro.

Mejoras impecables en PSVR2

Los pisos cambian para no aburrir al principio, aunque después de muchas horas algunas zonas se repiten un poco (las minas pueden ser especialmente cansinas). Lo exclusivo de PSVR2 es el puro cariño que se ha puesto en el port: gatillos que se resisten como si dispararas de verdad, vibraciones en el casco y los mandos que te hacen sentir cada impacto, y seguimiento de ojos para algunos menús. Ojo que todo esto es customizable desde el menú del inicio, pero también en cualquier momento del juego con solo pulsar un botón. Puedes moverte con fluidez o teletransportarte, jugar de pie o sentado y ajustar la altura, cambiar la dificultad, la vibración… las opciones son innumerables.

Pocos fallos tras tantas actualizaciones… y los creadores prometen más mejoras pronto. El manejo de las armas es el corazón del juego: todo es físico, como en la vida real. Recarga manual o automática dependiendo del arma, almacenamiento en nuestros bolsillos virtuales y así de un solo vistazo podemos acceder a granadas, viales curativos, armas, etc. En corta distancia no hay rival para la espada que, moviendo el brazo, es capaz de descuartizar al robot más duro. También disponemos de ganchos y tirolinas para volar entre techos y sorprender.

El combate pide estrategia cuando avanzas en la torre, progresando conforme nos hacemos con los controles que, por otro lado, son muy intuitivos. Además, las mejoras se combinan de forma ingeniosa, a través de unas tarjetas que insertamos en nuestros brazos virtuales y, a disfrutar: una partida con munición infinita y cohetes es un festival mientras que otra con poca vida es puro sudor.

Conclusiones

Aunque los roguelikes no son para todos, este Sweet Surrender no es extremadamente exigente y ofrece una intensidad y un entretenimiento sensacional. Incluso se puede recomendar para jugadores que se inician en esto de la VR y buscan un shooter asequible… también en el precio. Y para un producto que llega tan pulido, creemos que no son para nada excesivos sus 24,99€

Asegura un montón de horas ya no solo por su maravillosa generación aleatoria de «mazmorras», sino porque querrás desbloquear todas las clases de personaje (granadero, sanitario, etc) y encontrar todos los secretos y añadidos que tiene.

Además de su accesibilidad, con modos fáciles, opciones de comodidad… Vamos, que Sweet Surrender en PSVR2 es un pequeño y brillante triunfo lleno de acción y de mil detalles que enganchan. Su caos divertido y su progresión casi ilimitada te robarán el tiempo. Así que prepárate, la torre te espera.

https://www.youtube.com/watch?v=3DoBnExTv_U

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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