Crítica: «Deadpool», renovando el género

Hasta hoy el subgénero de los superhéroes en el cine se dividía en dos métodos muy diferenciados: la visión aventurera, blanca y en momentos infantil que usa Marvel/Disney y la versión más serena, oscura y adulta copyright de Warner/DC. Ambas maneras de entender este género encontraban puntos intermedios en otras producciones ajenas… sobre todo en las películas que FOX ha llevado realizando de sus propiedades marvelianas. Sin embargo, esta «tercera vía» jamás ha logrado cuajar más que en casos puntuales (X-Men 2?) y en cierto público amante del universo mutante.

Deadpool supone una ruptura con todos esos prejuicios e ideas preconcebidas que vienen unidas a este tipo de cine. Llevar mallas de colores y dar saltos y patadas puede ser ridículo, pero da igual si cuando los haces te ríes de ti mismo (y de todo lo que se pone a tiro)… Porque eso es Deadpool, una película transgresora que destruye el cansancio acumulado tras tantas cintas superheróicas con contenido light, apto para todos los públicos… Una limitación que, dicho sea de paso, los propios cómics se lo quitaron de encima ya hace tiempo y últimamente lo están consiguiendo con Marvel/Netflix.

Desde los créditos iniciales deja bien claro qué es lo que vamos a ver. En ese sentido Deadpool no engaña a nadie y muestra sus cartas desde el segundo uno, evidenciando con descaro que se trata de una grandísima broma que no reparará en nada ni en nadie para hacernos reír, que es pura ficción mayestática, dopada, pero ficción al fin y al cabo y, el que se ofenda, es quien realmente tiene un serio problema. Esos créditos cachondos con los que arranca la película son el mejor ejemplo, pues las primeras bromas, sangrantes y directas, van hábilmente orientadas a reírse de todos aquellos que participan activamente en el film. Y a partir de ahí… ya no se salva nadie, ni siquiera el público (romper la cuarta pared es algo que se queda corto para lo que hacen aquí, llegando a mofarse de su propia broma. Atentos a la escena doble post-créditos)

Tim Miller dirige la película basada en el personaje creado por el polémico Rob Liefeld, consiguiendo que olvidemos para siempre esa nefasta versión de Deadpool que nos vomitaron en Lobezno Orígenes (una de esas cagadas de FOX). Ryan Reinolds es el protagonista absoluto, ya no solo porque encarne a Deadpool, sino porque se nota lo cómodo y seguro que se siente con el personaje, consciente de que jamás se ha hecho nada por el estilo y de que va a marcar muy profundo en un género tan comercial. El resto de actores/personajes se limitan a acompañar a Ryan/Deadpool y algunos son incluso olvidables, como es el caso de los villanos, carentes de carisma y casi atrezzo móvil. Eso es lo que una película tan loca puede permitirse… personajes mediocres, pero que bailan muy bien al compás que marca el mercenario bocazas… incluso llega a ensombrecer a los dos X-Men que aparecen!)

El argumento… Como suele pasar en las primeras películas de los héroes, te trata de explicar el origen de sus poderes y, Deadpool, no es una excepción en ese sentido. Pero son conscientes de que esa regla no escrita limita la originalidad de una primera película y han optado por contarnos su origen mediante flash-backs insertados en la historia y que, en un momento dado, convergen ambas lineas temporales. Me limito a contar solo esto, porque los detalles que conforman su origen y su lucha por «reencontrar el amor» son un spoiler en sí mismos. Lo que no omitiré es el subrayar que cada escena está cuidadosamente estudiada para provocar la risa, para escandalizar y para sorprender, ingeniosa y divertida, sin rendir cuentas a nadie ni apiadarse de los culos prietos escandalizables.

Vale, si, el índice de tacos, groserías y sangre es muy alto. Los chistes fáciles de orden sexual y sexista están siempre presentes. Hay bromas que se ven venir y, si rascas, la historia se cae por su misma inconsistencia… pero no tienes ni un minuto para pensar en esto o, si lo piensas, no te importa, ya que la combinación de acción y humor constante te llevará desde el principio hasta el final sin dejarte respirar.

No es una película para todos los paladares y, seguramente, los que acusaban a Marvel de hacer cine infantil que luego acusaron a DC de hacer cine pretencioso ahora acusarán a FOX de hacer una película absurda y macarra. Nunca llueve a gusto de todos pero, en el caso de Deadpool, se trata de una copiosa lluvia dorada.