Críticas de cómics

Crítica: “El Universo DC de Mike Mignola”. Curriculum legendario.

Resumen de la Crítica

General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición

“Nadie quiere morir porque temen lo desconocido”

El Universo DC de Mike Mignola no es sólo un reclamo para los más acérrimos seguidores del autor, sino un catálogo de imagineria conceptual y gráfica de primer nivel.

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El presente recopilatorio de Mike Mignola sirve para comprobar la evolución gráfica del autor a partir de sus intervenciones en el mainstream norteamericano en el universo DC previo a su estilo contemporáneo de Hellboy. Aunque irregular en el planteamiento escrito de las distintas sagas que el volumen comprende, las mismas abarcan numerosos escenarios y demuestran el gran desenvolvimiento del autor en los ochenta y noventa en cualquier género, ya sea con elementos sobrenaturales, de ciencia ficción, fantásticos o costumbristas. La habilidad del dibujante a la hora de crear mundos y a la hora de recrear escenarios reales de cualquier época es igual de brillante ayer que hoy y como el tomo presenta historias de lo primero, es lo que corresponde tocar ahora.

La Guerra Fría, el alzamiento de los discursos radicales sectarios y la influencia de ambos enfoques en la sociedad de la administración Reagan, es el contexto que presenta la serie limitada “El Fantasma Errante”. Aunque el guión de Paul Kupperberg es desigual en cada una de sus cuatro grapas, sí se toma la molestia de colocar un personaje totalmente fuera de lugar apreciándose una clave metalingüistica al entender por los modos del personaje que ha sido transportado de un medio de contar ficción a la vida real. Sus discursos de dentro hacia fuera contemplativos y llorones parecen monólogos teatrales que resultan a veces paródicos. Creo que el hecho de que tenga tantos vaivenes hace dificultosa su lectura de forma continuada, donde la amenaza de Eclipso genera la proyección del dibujante de plasmar criaturas sacadas del imaginario de Tolkien y Jim Henson. El arte del dibujante supera el de la escritura, donde su presentación gráfica es mucho más clara y abierta qué la que se le reconoce ahora y si ya su estilo se antojaba peculiar y diferente al resto en esa época, quedaba todavía mucho para que su personalidad quedará imprimida para la posteridad.

Contemporánea a la anterior, “El Mundo de Krypton” dió lugar a la gran miniserie del universo Superman postcrisis fruto de un John Byrne en la cima de su carrera. Construyendo la mitología en torno a Krypton del nuevo supes, su imaginación en ese momento estaba por las nubes. La calidad de su versión despejó cualquier duda de que sus Cuatro Fantásticos fueran una casualidad. Todo su potencial como autor completo en solitario desarrolló maravillas en todas las facetas creadoras posibles del medio, de ahí que la dirección de sus textos en el papel diera mucho respeto para cualquier dibujante. Pero debió ser que no porque sus planes fueron brillantemente ejecutadas por Mignola, de estilo bastante distinto incluso en ese momento. Y esto me crea una contradicción intelectual ya que no puedo imaginarme esta obra dibujada por otro que no se Mignola, incluido el propio Byrne. Sus características gráficas siempre me han resultado un handicap para tomarme en serio historias adultas (me pasa sobre todo en Nextmen) pero aún así, siempre he preferido contar con su dibujo. Mi subconsciente debe hacer algo para provocar la abstracción necesaria en la que interiorizar esta circunstancia. No obstante, la correspondencia entre guión y dibujo es clara, visto el empaque en importancia conocida la premisa del encargo, siendo conscientes de la gran responsabilidad de construir el pasado del planeta natal de Superman al introducir la génesis de la tragedia del mismo en una referencia de la Guerra Civil americana, cambiando los derechos de los esclavos y la reivindicación de la injusticia por los de los clones. Pero aunque esto de por sí denota un planteamiento muy ambicioso, la forma en la que se desarrollan los discursos y las conversaciones de los personajes, las ideas tan potentes en materia de ciencia ficción biológica y el carisma de sus protagonistas, supera las expectativas. Y hablando de expectativas, la interpretación de Mignola a esta valiente propuesta es magnífica otorgando a la obra un aspecto serio y respetable que casi encaja más en un formato de novela gráfica que en el de comic book. Y lo mismo digo para el capítulo secuela incluido en las series globales de Superman, incluido en el tomo.

Y entre comics autoconclusivos en modo fill in en series de Superman y Batman, otras dos sagas mandan en el volumen: “Batman: Luz de Gas” y “Ironwolf”.

Aparte de considerarse el primer elseworlds de la editorial, ya se empieza a ver la virtud del dibujante en el uso de las sombras, no como valor intrinseco a nivel gráfico en conjunto sino como elemento narrativo más que sirve a la lectura en dos niveles, el que sirve al ritmo secuencial para entender la historia paso a paso y el oculto, el que subyace escondido para explicitar detalles no previstos al conjunto de la historia y que construyen el fondo de los personajes y sus respectivos mundos interiores, al margen de dar al ambiente una atmósfera muy especial.

Recordando la pequeña joya del episodio corto de Swanp Thing escrito por Neil Gaiman, el último foco de atención del tomo radica en Ironwolf. La espectacular novela gráfica escrita por Howard Chaykin y John Francis Moore acompañando al dibujo de Mignola la tinta de P. Craig Russell, otro talento que no podía quedar omitido en esta entrada.

La última vez que leí Ironwolf fue en 2005, catorce años después me ha dado la misma satisfacción. No es que sea el epítome de la virtud en ideas y textos (no hay mejor fuente para conocer relatos revolucionarios como nuestra historia real) ni en originalidad (las ideas de los autores dan forma a metáforas de los órdenes mundiales de la humanidad expuestas aquí mediante razas fantásticas y muy literarias, repartidos por distintos planetas), pero reúne una serie de tópicos en estos contextos que no dan complejo reconocer pero que dan como fruto unas propuestas gráficas maravillosas para que un dibujante virtuoso la lie parda. Y como Mignola es un coloso creando mundos de iconografía fantástica de cualquier época con tecnología futurista y retrofuturista, la imagen gráfica definitiva de la obra es en sí misma la propia obra.

La recopilación queda redondeada con el reparto de numerosas portadas dibujadas por el artista, ya no solo de los cómics publicados aquí sino de otros con distinto contenido gráfico en su interior (con excepciones tipo Cosmic Odissey, ya publicado por ECC en un tomo aparte). Contempladas del tirón y entre historias, forman la mejor pausa entre ellas. Son obras de arte en sí mismas, dan ganas de arrancar cualquiera de ellas y enmarcarlas en la mejor sala de tu casa.

El Universo DC de Mike Mignola no es sólo un reclamo para los más acérrimos seguidores del autor, sino un catálogo de imagineria conceptual y gráfica de primer nivel.

The Phantom Stranger 1-4 USA, World of Krypton 1-4 USA, Action Comics 600 USA, Superman núms. 18 y 23 USA, Ironwolf USA, Gotham by Gaslight USA, Swamp Thing Annual 5 USA, Batman: Legends of the Dark Knight 54 USA, Batman: Gotham Knights 36 USA, Batman Villains Secret Files and Origins 2005 USA, DC Comics. El Universo DC de Mike Mignola, ECC Ediciones. Cartoné. Color. 496 pags. Pvp: 41,50 €.

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