Crítica: «Memoria», mirando atrás y a ambos lados
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Duros momentos de nuestra Guerra Civil en los que lamujer es la principal víctima. Retratados con respeto y sobriedad.
La Memoria Histórica. Un tema controvertido y discutido en nuestro país. La llamada Transición se encargó de que 40 años de franquismo fueran borrados de un plumazo de la memoria como si aquí «no hubiera pasado nada». Y previo a esas cuatro décadas de dictadura una Guerra Civil que quedó maquillada por esos 40 años mencionados, donde la cultura y la educación estaban secuestradas por el poder.
En fin, no es momento ni lugar, pero tenía que empezar por algún lado. En aquella Guerra Civil se produjeron masacres y aberraciones en ambos bandos, por supuesto, aunque nunca se debería de perder de vista quienes dieron el golpe. Y aunque cueste centrarse en contar lo que podemos leer en esta obra de la que os voy a «hablar», hay que intentarlo.
Memoria es una novela gráfica escrita por Antonio Sachs y dibujada por Kepa de Orbe, en la que nos narran quince casos reales sucedidos durante dicha contienda, con un elemento en común: sus víctimas. Siempre mujeres y siempre ajenas al conflicto. Fueron humilladas, violadas, asesinadas por ser esposas de, o por simpatizar con una idea o por ejercer un oficio. Sin más.
La guerra se ceba siempre primero con los inocentes, como todos tristemente sabemos.
En estas quince narraciones asistimos a como los nacionales llegan a una población y arrastran a la maestra del pueblo, desnudándola y haciéndole pasear por las calles previamente haberle hecho ingerir aceite de ricino para que se vaya cagando mientras camina. O como una señora es señalada como fascista por sus vecinas y asesinada a golpes en pleno mercado ante la mirada indolente de las autoridades. O como las enfermeras de un hospital psiquiátrico son forzadas y asesinadas solo por diversión.
Quince relatos desgarradores que nos pasean por los dos bandos de esta guerra entre compatriotas y nos enseña lo miserable que somos, crueles y cobardes sanguinarios, siempre cebándose con el más indefenso.
La narrativa y el guión es áspera y directa, sin florituras ni ejercicios de estilo. Cuenta lo que sucedió con crudeza y asépsia cruel. Tan exaustivo es, ha sido, el trabajo de documentación, que servidor ha reconocido uno de los dramas sucedido en mi localidad y del que mis mayores hacían referencia. Tal cual. Así refleja Antonio Sachs estas historias llenas de dolor que no deben ser olvidadas.
Por su lado, Kepa de Orbe reproduce con fidelidad lugares y situaciones, sin alardes estilísticos y centrándose en crear una narrativa suave en la que no se pierde detalle. Ambos autores saben que estos dramas se cuentan solos y tienen en sí mismos toda la fuerza de un grito y todo el dolor imaginable. No hace falta redundar con experimetos ni visuales ni literarios. Se cuentan y punto.
Las pequeñas historias que se narran van saltando, de forma alternativa, de un bando a otro. En una historia los asesinos son los nacionales y en la siguiente son los republicanos. Una manera de equiparar a los dos bandos con la que particularmente no estoy muy deacuerdo, pero reconozco que explicar más allá hubiera complicado demasiado la obra, y no es su finalidad. Las pequeñas historias/dramas que se cuentan son exactas y calcadas a lo que sucedió, pero el contexto global se pierde en esa equiparidad.
Se incluyen epílogos de los autores donde hablan del proceso de documentación y aportan unas breves notas y, aunque tímidamente se aportan datos en cuanto a la desigual comparación de fuerzas entre ambos bandos, debe entenderse que la obra, al final, no pretende más.
Solo recordar esas víctimas, siempre inocentes y siempre mujeres, a las que debería de reconocerse hoy y siempre. Solo por eso, que no es poco, la obra merece ser leída.
- Memoria. Cascaborra Ediciones
- cartoné. 72 pp. color. 17 €