Crítica: «Palestina», ¿en tu país hay soldados, disparan a la gente?

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Un relato construido a pie de calle. Con testimonios directos y vivencias del autor. Brutal y demoledor.
Planeta Cómic ha decidido volver a publicar este clásico, que data de 2001. Desconozco si esta nueva edición ya estaba prevista o ha sido lanzada siguiendo la corriente de la actualidad, estado el conflicto palestino/israelí más actual que nunca por las desgraciadas y terribles circunstancias que todos sabemos. No sé el motivo de su nueva edición, repito, pero la celebro y la apoyo incondicionalmente.
Lo que Joe Sacco cuenta en esta obra (insisto, de 2001) es una información indispensable para entender la actualidad. En esta multipremiada novela gráfica se repasa el origen de dicho conflicto y se dan testimonios reales y de primera mano sobre la situación vital en la zona… y hablamos de hace más de 20 años.
Sin escarbar mucho en la biografía del autor, que para eso ya está wikipedia, no podemos dejar de mencionar que Joe Sacco es un periodista de origen maltés pero de nacionalidad estadounidense. Autor de cómic concienciado con la lucha de los derechos humanos sintió como una necesidad física el comprobar por sí mismo qué estaba sucediendo en Palestina. Sus viajes al corazón del conflicto y sus periodos viviendo en el lugar le marcaron definitivamente y le animaron a comunicar al mundo lo que allí sucedía(sucede). Optó por hacerlo en formato cómic, y el resultado fue una (o mejor dicho, muchas) obra(s) maestra(s) que ahí están, para quien quiera acercarse y conocer la realidad de lo que llamamos de manera aséptica «conflicto entre Israel y Paletina»

Palestina es una de esas obras que quedan eclipsadas por el mensaje que transmite, una novela gráfica que te va golpeando con cada página y te va minando con lo que cuenta. Y aunque el propio cómic, por muy maravillosamente que esté hecho y quedé sepultado por su mensaje, esto es una reseña y debemos valorar su factura.
La verdad es que Joe Sacco es capaz de confeccionar viñetas y páginas memorables. Su estilo puro de underground americano consigue potenciar el impacto de cada escena en las que se permite usar unas perspectivas exageradas y siempre un cuidado por el detalle que no deja de sorprender. En las recurrentes escenas de interior, en las que se desarrollan charlas con la gente de palestina, que ofrecen té y viandas, se preocupa por reflejar la calidez de dichos encuentros en los lugares más humildes. Rostros tamizados por ese estilo concreto que trasmiten todas las vivencias que cuentan.
Los exteriores son extremadamente realistas con poblaciones de pequeñas casas, en ocasiones chabolas, y calles pavimentadas con piedras en la mejor de las ocasiones porque lo habitual es que predomine el barro y las ratas. Es decir, que el autor refleja con detallada exactitud todos aquellos lugares que recorrió y de los que tomó fotos para documentarse. En otras ocasiones, cuando la escena refleja un relato contado por terceros, el nivel no es tan detallado. Un dibujo honesto y fiel a la realidad.

El costumbrismo y la cotidianeidad se reflejan en sus composiciones… aunque esa cotidianeidad sea poco menos que una pesadilla. Y a traves de sus más de 300 páginas recorremos desde Egipto hasta Gaza sin olvidar asentamientos, campos de refugiados, aldeas, prisiones… Y todo, insistimos, salido de la boca de sus protagonistas, directos a las composiciones en papel del autor.
Literariamente es como un diario de viaje. En él se nota como cada testimonio va dejando huella en Joe, como cada encuentro, cada entrevista y cada nuevo relato le van permitiendo componer una realidad que va mucho más allá de lo que él imaginaba. En sus entrevistas insiste en que no dejen detalles, que lo cuenten todo para dibujarlo de la manera más exacta posible. Y es tal cual.
Un joven que camino a la escuela es detenido y apalizado. Un familiar que, sin haber hecho nada es llevado hasta una cruel cárcel donde es torturado de manera inhumana. Una madre que narra como sus hijos, sucesivamente, uno tras otro, son atacados y dejados morir a las puertas de un hospital israelí, tras muchas horas sin ser atendidos. Como a los jóvenes israelíes se les recluta para el servicio militar y se les mete en la cabeza que los palestinos son menos que bestias… y como tras convivir con ellos en la prisión deben cambiar a los vigilantes israelíes porque, del trato cercano, comienzan a verlos como personas y, claro, eso no se puede consentir.

Este cómic cuenta el origen del conflicto. Se remonta de manera rápida y didáctica a sus orígenes, nos revela qué sucedió en 1948 y nos aclara aquello de «de esos polvos estos lodos». Quiero decir que No habla de buenos o malos sino de situaciones vitales creadas por intereses políticos, de como las personas quedan en último plano y, como dice uno de los entrevistados «la comunidad internacional no nos hace caso, porque somo pobres, no tenemos nada».
La actualidad es la que es. La situación allí, ahora mismo, es extrema. Pero con esta obra puedes entender muy claramente que este conflicto no viene de hace dos años, ni diez, que es mucho más antiguo y que siempre hubo un bando que luchaba con metralletas, bombas y tanques y otro que lo hacía con palos y piedras. Uno ocupaba y otro defendía su tierra.
Joe Sacco ha seguido ligado a la causa de airear y difundir la realidad de Palestina. Imaginaos como está el autor actualmente. Aunque también lo ha hecho con otros conflictos, sin duda esta obra marcó un punto de inflexión para el cómic periodístico. Desgraciadamente, hoy se convierte en una obra imprescindible y no me extrañaría que le dieran otro Eisner.
Nota. La frase que acompaña al título de la reseña es una pregunta que una niña le hizo a Joe Sacco
- Palestina. Planeta Cómic
- edición original. Palestine. Fantagraphics Books
- rústica con solapas. 328 pp. B/N 35€
