Crítica: «Problemas gatunos: ¡Perdidos!». Mucho más de lo que parece a simple vista.

Que los gatos son los reyes del mundo es algo indiscutible. Se han hecho películas sobre ellos, canciones, documentales, sus vídeos en internet tienen millones de visualizaciones y como no, también tienen cómics. En 1913, George Herriman publicó «Krazy Kat», el primer cómic protagonizado por una gata. Tuvieron que pasar varias décadas hasta que en 1973 George Gately publicó «Heathcliff» («Isidoro» en España), y en 1978 Jim Davis nos contaba las aventuras de «Garfield» y su obsesión por la pizza. A día de hoy, estas bolitas de pelo adorables siguen siendo un tema recurrente del noveno arte y lo corrobora el último trabajo que acaba de publicar Ediciones la Cúpula junto a Brúfalo Lector.

A finales del 2022, Mason Dickerson publicaba “Problemas gatunos”, un cómic infantil/juvenil en el que un michi llamado Buster tiene que defender su casa de los espíritus que la acechan ya que solo los gatos son capaces de verlos. El cómic fue todo un éxito y un año más tarde tenemos una nueva entrega de las aventuras de este minino. Se trata de «Problemas Gatunos: ¡Perdidos!», donde nuestro gato favorito tendrá que ayudar a un amigo a volver a casa.

La historia comienza una noche cuando unos ruidos extraños despiertan a Buster. Decidido a averiguar qué sucede, salta de la cama y al llegar a la sala de estar se encuentra con un pequeño gatito blanco que se ha perdido y no sabe cómo volver a casa. Buster le dejar pasar allí la noche y a la mañana siguiente se embarcan en una misión para localizar el hogar del pequeño al que bautiza como Cebollín. No es tarea fácil ya que por el camino se encontrarán con más de un problema, aunque siempre hay algún amigo que puede echarte una pata.

Sé que no soy el público objetivo de este cómic pero la verdad es que me ha encantado. Da igual que te gusten los gatos o no porque la historia trata temas como la amistad, el trabajo en equipo, la superación del miedo, el reencuentro con seres queridos… Realmente la historia la podrían haber protagonizado dos niños y el resultado habría sido prácticamente el mismo, pero el autor ha sido muy inteligente al utilizar a dos gatetes adorables como protagonistas ya que es más fácil conseguir de esta forma que un niño se acerque a él. Es cierto que el dibujo de Mason Dickerson es muy particular y aunque el propio autor reconoce que no tienen ningún tipo de formación en arte, no importa lo más mínimo. Tiene un estilo que es difícil de definir ya que es una combinación de un cómic independiente con un toque manga que encaja perfectamente con la historia. Los trazos son redondeados, al igual que los bordes de las viñetas, que están repletas de detalles. El uso del color también está bien implementado y utiliza muchos colores alegres en tonos pastel que dan la sensación de ritmo y te hacen sentir que vives la aventura junto a Buster y sus amigos.

Aunque sea un cómic enfocado a los más pequeños no hay que tomarlo solo como un entretenimiento ligero porque no es así. Debajo de la fachada de dos gatos achuchables que se meten en líos hay un mensaje de fondo en el que se habla de amistad, del miedo e incluso trata la pérdida de un ser querido, así que los adultos también vamos a apreciarlo y disfrutarlo, y si no, ya me lo diréis cuando lleguéis al final. Un cómic perfecto para compartir la lectura con ellos antes de irse a dormir.

• Título original: Housecat Trouble. Lost and found
• Rústica con solapas. 196 páginas. Color.
• 23,50€