Críticas de cine

Crítica: «Luca»: Meravigliosa creatura

Pixar lo ha vuelto a hacer. Me ha vuelto a conquistar. No sabéis lo mucho que he disfrutado con Luca. ¿Hasta qué punto? Pues esa es una cuestión difícil de responder, porque con Pixar no medimos por el mismo rasero que con el resto de la industria cinematográfica y menos aún con las demás pelis de animación. Yo incluso he empezado a clasificar las cintas de Pixar en dos grupos: Aquellas que me dejan ojiplático y me provocan un esguince cerebral, y el resto.

Causantes de esguince por ejemplo son Wall-e, Up, Del Revés, Ratatouille, Monstruos, Coco, por supuesto Toy Story… ¿Quiere esto decir que El Viaje de Arlo, Onward, Soul, Cars, Brave o Los increíbles y su secuela (que me chifla) no son buenas? Ni por lo más remoto. Son buenísimas… pero no son geniales. 

¿Dónde se encuadra Luca entonces? ¿Es muy buena, o genial? Pues «para gustos colores», pero fijaos que voy a decir que se aproxima más a la genialidad por un motivo concreto.

Luca te saluda

Han arriesgado. La opera prima de Enrico Casarosa, al que tuvimos el placer de conocer artísticamente hablando gracias al corto de La Luna, ha tenido las agallas de llevarnos de nuevo a su terreno. Al terreno de lo italiano. Si en Coco se nos descubrían la cultura mejicana y el Día de los Muertos, en Luca, Casarosa nos invita a pasar un verano en un pueblecito costero italiano de los años 50-60. A ser partícipe de sus costumbres y a convivir con sus vecinos. Esto, que puede parecer tramposo, o premeditado de cara a ganarse a la audiencia norteamericana a la que estos contextos siempre les resultan exóticos, a mí me funciona. 

Pero también tengo que decir que soy un enamorado de este tipo de historietas veraniegas. De descubrimiento, de amistad, de romances inesperados… Sin ir más lejos, el ejemplo más similar, salvando las distancias con Luca, es Call Me by your Name, donde el personaje de Timothee Chalamet aprovechaba las vacaciones estivales para sufrir una transformación tomando el sendero hacia su madurez. 

En Luca pasa algo similar. Luca es un tritón, un monstruo marino que vive pastoreando peces, ajeno al mundo exterior, hasta que un día por descuido deja las aguas y ve que se vuelve humano. Algo que le habría asustado de no ser porque en el islote al que ha llegado habita Alberto, otro joven que se ha adaptado a vivir de secano, sobretodo porque tiene un sueño. Tener una Vespa. Y de esas no hay en el fondo del mar.


Poco a poco, Luca se ve envuelto en las ensoñaciones de Alberto y atraído por nuestro mundo, lo que le lleva a huir del hogar en busca de fortuna entre los bípedos. Así, Alberto y él recalan en Portorosso, pueblete de la riviera italiana donde se celebra una suerte de peculiar triatlón y cuyo premio es… ¡una Vespa! Además, conocen a Giulietta que también veranea allí, en casa de su padre, pescador y pescadero que, como todos en el pueblo, detesta a los monstruos marinos. El lío está formado y hasta aquí puedo leer. 

La historia escrita por Jesse Andrews and Mike Jones, relatada así puede no ser de lo más original. Está claro que mucho más loco puede resultar el mundo fantástico de Onward o las aventuras postmortem de Soul. Pero funciona. Funciona como lo hace Buscando a Nemo, que simplificando es «simplemente» la historia de un padre que pierde a su hijo en el vasto océano. Funciona por el contexto, por los personajes… y esa magia, Luca la tiene. Él es una delicia como niño que emprende un viaje hacia lo desconocido y hacia la madurez. Alberto es genial como el chico fuerte, valiente y como ese mejor amigo de la playa que todos tuvimos. Y Giuletta es fantabulosa, guerrera, inteligente y buena como ella sola. Los tres conforman un genial triángulo que se integra a la perfección con el resto de co-protagonistas y antagonistas de la historia (también divertidísimos). 

Y por supuesto, Casarosa, más allá de la narrativa, arriesga también con la estética de la cinta, que de hecho se aleja bastante de aquello a lo que Pixar nos tiene acostumbrados. Digamos que la productora tiene un look and feel bastante concreto. Que personajes de Up podrían aparecer en Los increíbles, o que la princesa Mérida o Sid de Toy Story, podrían pasearse por la Nueva York de Soul y encajarían en la estética de la peli. En Luca, todo es distinto. Más exagerado, más colorido, más vivo. Sus protagonistas son más bajitos, más narizones, más caricaturescos… y han acertado. Personalmente me han enamorado los diseños de cada personaje, del fondo marino y del pueblo de Portorosso. Hacía falta ver algo diferente. 

Cómo no, en la línea italianini está también la banda sonora, con temazos y temones que mezclan el pop electrónico más actual con canciones que bien podrían haber sido compuestas en la Génova de los años 60. 

Para mí, es «un peliculote», de los que te dejan con ganas de verla una y otra vez, que no es poco. Porque puede que no llegue a tocarte la patata de mala manera como el arranque de Up, el de Wall-e o el cierre de Coco, pero Luca te invade con su espíritu optimista, veraniego y alegre de un modo especial.

Sin duda, para mí, queda en la categoría de las pelis de PIXAR para recordar.

Dandan_Friki Pills

Dani Collado. Comunicólogo. Replicante mentalmente divergente. Leo cómics en mi TARDIS. I ? books, sci-fi, dinosaurs ? & cheesecake. Friki 24/7.

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