Críticas de videojuegos

Análisis de The 7th Guest para PSVR2, un clásico resucitado en Realidad Virtual

Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración

Genial

Una aventura de puzles que te hace sentir como en una novela de fantasmas

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Retrocedemos hasta 1993, cuando The 7th Guest irrumpe en el mundo de los videojuegos como uno de los primeros títulos en CD-ROM que mezclaba puzzles ingeniosos con videos de actores reales, creando una atmósfera de mansión embrujada que aterrorizaba a los jugadores de PC.

Ahora, avancemos 30 años, para ver como Vertigo Games lo revive en VR, adaptándolo para PSVR2, Quest y PC VR. Lanzado en octubre de 2023, este remake no es solo una copia: es una reimaginación que aprovecha la inmersión de la realidad virtual para hacerte sentir como si estuvieras dentro de una casa embrujada de verdad. Su precio ajustado y su duración, que se va a más de 8 horas, dependiendo de lo que te atasques en los rompecabezas, lo convierte en una genial opción para disfrutar de este formato de juego.

Para PSVR2 es uno de los mejores títulos de puzzles de terror disponibles, con una calificación apta para (casi) todas las edades y un nivel de juego ideal para iniciarse en esto de las VR. No es horror puro como un Resident Evil, sino más bien un misterio sobrenatural con toques campy, perfecto para sentirse como en Halloween o para amenizar noches de lluvia. Si jugaste el original, te vas a emocionar con los guiños y, si no, es una entrada fresca al género y, repetimos, a las VR.

Un misterio embrujado con toques teatrales

La trama sigue fiel al original: Henry Stauf, un excéntrico fabricante de juguetes recluido, invita a seis huéspedes a su mansión para una noche de enigmas. Cada uno busca cumplir su deseo más profundo, pero algo siniestro acecha. Tú, como jugador, entras años después como un alma perdida con amnesia, explorando la mansión derruida y reviviendo los eventos a través de visiones fantasmales. ¿Quién es el séptimo invitado? ¿Qué secretos oculta Stauf?

La narrativa se desenvuelve como una obra de teatro victoriana, con diálogos melodramáticos y personajes arquetípicos: la heredera amargada, el actor egocéntrico, la pareja en crisis… Es predecible en partes, pero cohesionada y bien desarrollada, con un final que, aunque algo disonante (más adelante lo explico), cierra el círculo.

Es sensacional como se integra la historia con el gameplay. Cada puzzle revela pedazos de misterio y las escenas se presentan en video volumétrico: actores reales capturados en 3D que aparecen como hologramas etéreos. Puedes caminar alrededor de ellos, verlos desde cualquier ángulo, y el efecto es alucinante, como si fueran fantasmas de verdad. Las actuaciones son fantásticas, con voz en off y expresiones que venden el drama. No hay jumpscares brutales, pero la atmósfera te pone los pelos de punta: sientes que te observan, con susurros y sombras que juegan con tu mente.

Gameplay y puzzles ingeniosos

Este es el corazón, motor y virtud del juego: The 7th Guest VR es un festival de puzzles. Empiezas remando en una barca a través de la niebla (¡qué intro tan inmersiva!), y al llegar a la mansión, recibes una linterna espiritual que ilumina pistas, reconstruye objetos rotos y revela la versión «sana» de las habitaciones. Cada sala es un rompecabezas interconectado: resuelves uno para desbloquear el siguiente, y al completarlos todos, la habitación se restaura a su gloria pasada, con colores vibrantes y sin telarañas.

Los puzzles son variados y brillantes, inspirados en el original pero adaptados a VR. Hay de todo: deslizar ataúdes como un Tetris 3D, equilibrar números en una calculadora temática, rompecabezas de ajedrez, laberintos ópticos… Cada uno está ligado a la personalidad de un personaje, como puzzles financieros para el avaro o de consumo para el alcohólico. No son imposibles, pero requieren pensamiento lateral y te hacen sentir satisfecho cuando los resuelves.

Si te atascas, hay un tablero espiritual tipo Ouija para pistas, consejos (a veces vagos, a veces demasiado directos) o monedas limitadas para saltarlos. En general son problemas lógicos que requieren concentración y la observación del entorno, aunque no será difícil atascarse en alguno. Eso sí, el último puzzle es un «jefe final» estilo juego de mesa con dados y azar, que choca con el resto lógico y puede frustrar, tardando mucho y dependiendo de la suerte.

Divertidos controles fantasmales

En PSVR2, el control es intuitivo ya que usas los Sense Controllers para manipular objetos directamente, como girar perillas o mover piezas. Ves tus manos fantasmales, translúcidas, con esos huesecillos de las falanges visibles a través de la piel etérea.

Hay opciones de movimiento: teletransporte, movimiento fluído o mixto, con rotación snap o suave. También puedes elegir la mano dominante para la linterna… Sin embargo, hay algún que otro problema al interactuar con objetos pequeños que se caen fácilmente, cuesta agarrarlos o las manos se atascan en bordes. Pero nada que estropee la experiencia.

Una mansión que se siente viva (y que asusta)

Visualmente, es una gozada. La mansión Stauf es un laberinto victoriano con detalles que parecen salidos de una novela de terror gótico: telarañas, muebles podridos, pinturas que cambian al iluminarlas (de paisajes idílicos a infiernos llameantes, de joven hermosa posando a cadáver corrupto). Los tonos fríos y la niebla crean un ambiente opresivo, pero al restaurar habitaciones ves el contraste: colores cálidos, arquitectura elegante. No es hiperrealista pero soporta bien la VR, con texturas decentes y efectos de luz que juegan con sombras.

El audio también juega su papel, con crujidos, música orquestal tensa, voces susurrantes… Te hace sentir solo pero vigilado. En PSVR2, el sonido 3D amplifica esto, con ecos en pasillos que te erizan la piel y te hacen girar la cabeza, literalmente. No es terror extremo, más bien inquietante como un paseo por una feria embrujada o una visita a una mansión abandonada (bueno… es que es literalmente eso!).

Características VR: Inmersión que marca la diferencia

Lo que eleva esto a juego excepcional es la VR. No es solo point-and-click ya que interactúas físicamente: agáchate para ver bajo mesas, gira la cabeza para pistas ocultas, camina alrededor de hologramas. La linterna es un añadido genial, con ella apuntas y revela mundos superpuestos. De un mueble sucio y polvoriento a uno lustroso, de un montón de sillas rotas a un delicado y acogedor rinconcito para tomar el té… y ya si enfocas a los cuadros es cuando alucinas.

Los subtítulos opcionales en castellano se pueden ajustar, así como otras opciones de confort… jugar sentado o de pie, dificultad, etc. Además, en PSVR2, aprovecha eye-tracking sutilmente, aunque podría sacar más partido de los hápticos y de las vibraciones de mandos y casco.

Conclusión

The 7th Guest VR para PSVR2 es una resurrección triunfal: captura el espíritu del clásico mientras inyecta una inmersión VR que no solo lo refresca sino que lo convierte en título ideal para iniciarse en estos dispositivos y para simular una especie de escape-room sobrenatural. No es perfecto, con unas interacciones con objetos mejorables y con un final algo flojo, pero los puzzles desafiantes, la atmósfera tétrica y los hologramas fantasmales lo convierten en uno de esos juegos que recomiendas.

Si tienes unas VR y te molan los juegos de misterio como Myst o te chiflan las casas embrujadas, ve a por él. Te vas a sentir como una entidad curiosa, infiltrada en una trama que hay que desvelar, aunque por el camino tengas que presenciar apariciones, resolver acertijos y mantener la cabeza fría en una mansión encantada que te atrapa. Literalmente.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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