Críticas de videojuegos

Análisis de Arizona Sunshine Remake para PS VR2, el resurgir zombi en VR

Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración

Muy recomendable

Quizá el mejor shooter para iniciarse en VR y un gran mata-zombis

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Que buena decisión traer un clásico VR como Arizona Sunshine, reinventarlo para PSVR2, trayendo de vuelta a esos «Freds» babeantes con gráficos que podrían hacer palidecer a un turista bajo el sol de Arizona. Lanzado el 17 de octubre de 2024 por Vertigo Games (los mismos cracks detrás de Metro Awakening del que ya hablamos aquí y de la secuela de este juegazo, del que hablaremos pronto).

Este remake no es un mero lavado de cara: es una resurrección total del shooter zombi de 2016, adaptado a la next-gen VR con todo el arsenal DLC incluido y un Modo Horda que te deja exhausto de tanto disparar. Juegas como un superviviente sin nombre que despierta en el Gran Cañón, guiado por una radio que promete la salvación… si logras llegar al lugar correcto esquivando y disparando entre hordas de no-muertos.

¿Es el VR zombi definitivo para PSVR2? Casi, pero con un pie en el pasado que lo hace sentir como unos dejes evidentes, sobre todo si has jugado a su secuela. Vamos a desgranarlo en los siguientes párrafos intentando que no nos impacte ninguna bala perdida ni que los sesos salpiquen nuestro visor.

Perdido en un desierto de no-muertos

La historia es puro cóctel post-apocalíptico, tan manido y previsible que resulta entrañable. Te despiertas desorientado en un desierto abrasador, con un walkie-talkie crepitando sobre un posible refugio donde hay supervivientes, en un búnker cercano. De ahí parte nuestra pequeña odisea personal, unas cuantas horas recorriendo cañones rocosos, minas abandonadas, pueblos fantasma y laboratorios infectados, todo mientras esquivas (o abrazas) a oleadas de zombis que van de los lentos, esos caminantes que son carne de cañón, ideales para cogerle el tranquillo al juego, hasta a los sprinters que te saltan al cuello como ex parejas celosas.

El lore es ligero y no esperes nada de conspiraciones profundas como en The Last of Us o parecido, aquí el narrador en primera persona (tu propio diálogo interno, con un acento yankee sarcástico) añade humor negro y monólogos hilarantes que rompen la tensión. «¡Malditos Freds, volved a vuestras tumbas!» gritas mientras recargas, y sí, todos los zombies se llaman Fred, un gag repetitivo que empieza irritando y acaba siendo tu mantra.

Incluye los DLC Dead Man (una precuela corta con más lore sobre el llamado Paciente Cero) y The Dam (una misión extra en una presa con puzzles y jefes). Además del inacabable más Modo Horda con tres mapas (Cañón, Mina y Pueblo) para sesiones infinitas de supervivencia. El co-op online (cross-play con Quest y PC), no lo hemos podido probar pero seguro que alarga las horas de juego y multiplica la diversión.

Sesos, carne muerta y rugidos realistas

Gráficamente PSVR2 brilla como un sol de mediodía, literalmente, en este desierto de Arizona plagado de infectados. El remake usa Unreal Engine 4 actualizado para explotar el OLED del headset: rojos sangrientos que gotean de cráneos reventados, azules profundos en cuevas húmedas, y un desierto que cruje con detalles como el polvo flotando entre rayos de sol, cactus espinosos que pinchan visualmente (aunque los puedes tocar con esas manos virtuales), y texturas de carne podrida que te hacen arrugar la nariz.

Corre a 90Hz estables en PS5, con reproyección mínima, y los Dual Sense mapean armas con precisión quirúrgica: agarra pistolas con un pellizco, rifles con empuñadura completa desde tu espalda o granadas que alojas en tus muñecas. Los hápticos adaptativos son poesía letal, sientes el retroceso de una escopeta en los huesos, el clic de un cargador encajando vibra que da gusto, y cuando un zombie te araña, el headset vibra sin consideración en tu cráneo.

El sonido es un festival de crujidos y balazos: zombies gruñendo con binaural, a través de esos auriculares que enganchas al casco y que te hacen girar la cabeza… ecos en cañones que amplifican el pánico… y tu narrador soltando perlas como «¡Esto es peor que un divorcio en Las Vegas!» con voz de actor de doblaje pro. Las canciones, los tracks, son puro country-rock que nos acompaña por este desierto de arena y zombis, aunque nunca molesta y, además de que podemos regularla, está presente con más intensidad en momentos concretos.

Un mata zombis VR genial

Tiene detalles geniales. Algunos aportan gore y dan realismo a la experiencia y otros rompen la tensión con un humor negro y sarcástico. Por poner unos pocos ejemplos tenemos algún que otro susto, la posibilidad de fumar (en VR no es perjudicial, creo) o la ingeniosa manera de recargar nuestra vida comiendo lo que encontramos por ahí, pero comiéndolo de manera realista.

Comparado con el original de PSVR1 (que usaba Move y cámara), esto es un salto cuántico: la resolución 4K por ojo hace que los headshots sean certeros y muy gore. Además la generación procedural de zombis hace que repetir partidas sea siempre distinto.

Tiene un montón de opciones para poder jugar cómodamente y explorar con toda libertad: sentados, podemos ajustar el cinturón donde guardamos los revólveres y pistolas, colocarlos a la altura que queramos de nuestro cuerpo, para evitar estirarnos constantemente cuando queremos agarrar un arma.

En accesibilidad es top, ya que además de lo mencionado nos permite ajustar opciones de movimiento para reducir la sensación de mareo, una variedad importante en la visibilidad de los subtítulos y modos de juego fáciles.

Jugabilidad brutal

La jugabilidad es un completo acierto. En este shooter cada bala cuenta y el sigilo es un lujo para novatos. Armas icónicas (pistola M1911 para precisión, escopeta doble cañón para desparramar a los más cercanos, rifle de francotirador para aquellos que se ven a lo lejos o metralletas para lanzar ráfagas). Todas se recargan con mecánicas físicas que te hacen sudar y si pierdes un segundo, estás muerto: saca el cargador pulsando un botón, mete el nuevo rápidamente… ¡y si fallas, un Fred te come la cara! La munición es algo escasa y te obliga a saquear cuerpos, cajones y coches para tener siempre la cartuchera llena.

El combate es por tanto muy intenso, con hordas que te rodean en emboscadas, jefes como el «Big Fred» que requiere balas trazadoras y granadas, y secciones de puzzles ligeros (activar generadores, mover cajas) que fluyen sin frustrar. El Modo Horda eleva la rejugabilidad: oleadas crecientes en arenas cerradas, con power-ups y alguna que otra ayuda.

¿Defectos? Bueno, la campaña es lineal y corta. Si vienes de la secuela con su Buddy (el perro) y su exploración más inmersiva, esto se siente mucho más ligero y es cuando reflota esa sensación que te recuerda el tiempo que tiene el juego… aunque sea un remake

Conclusiones

Nos hemos divertido de lo lindo con este adictivo y realista shooter. Su jugabilidad progresiva te engancha sin remedio y su estudiada tensión te permite pasar del estrés del combate a las risas que provoca un caos zombi en medio del desierto, sabiendo que por muy realista que se vea… aquí no mueres de verdad.

La brevedad de su campaña se ve compensada por esos extras que trae esta versión Remake, llevándose la palma su Modo Horda, infinito. Arizona Sunshine Remake es un revival glorioso para PSVR2: captura la esencia caótica y catártica del zombie-shooter VR, con gunplay adictivo, efectos visuales que explotan el hardware y posibilidad de co-op.

Sin reinventar nada encantará a los fans del original o novatos en VR: es el shot de adrenalina perfecto. Un clásico pulido, con Modo Horda y DLC, muy recomendable… así que no esperes más para ir en busca de ese búnker y abrirte paso entre oleadas de Freds que parecen estar pidiendo un head-shot.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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