Críticas de cómics

Crítica: “Grandes Autores de Batman: Norm Breyfogle, El Espíritu de la Bestia”. De texturas y evoluciones.

Resumen de la Crítica

General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición

“Algunos dicen que es un profeta. Otros dicen que es un demonio”

“El Nacimiento del Demonio” comanda una legión de tebeos donde la evolución coral es el arma secreta del equipo creativo.

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Si a partir del volumen anterior la tónica general era la introducción de perfiles más evolutivos que secundaran un crecimiento en la calidad coral de la serie, “El Espíritu de la Bestia” respeta esta norma. En “Ritos de Iniciación” Robin marcaba el punto diferenciador en relación con los episodios precedentes. Ahora el turno es de James Gordon. Gracias a la recuperación de un secundario que animó mucho Año Uno, se reivindica como personaje de trascendencia. Los autores aportan un plus añadido a las lecturas de Batman al conseguir que por fin interesen más las tramas de lo civil que de lo criminal. Básicamente porque antes apenas existían. Si antes se centraban en la parcela superheroica con el despertar del nuevo Robin, ahora tocan elementos costumbristas. Y en efecto, todo el recorrido vital de Gordon con Sarah Essen está muy bien liado. Sobre todo por la exploración psicológica de este a la hora de encarar decisiones, mucho más difíciles de afrontar que sus enfrentamientos con delincuentes. Los textos dan la información precisa para ponernos de su lado y disfrutar con esta segunda oportunidad en su vida amorosa. Se da tiempo en centrar los achaques propios de la mediana para dar verosimilitud a todo su estatus personal. Huye del culebrón fácil y no impide que prime lo relevante en un tebeo de bats. La subtrama en general está muy equilibrada, es coherente y muy digna. Además al introducir a Essen como contrapeso legal, consigue que crezca la calidad de la serie y los personajes al no ser permisiva con una figura pública al margen de la ley como es el alter ego de Bruce Wayne. Tiene lecturas interesante a este respecto y realmente pone algo de cordura sobre que sujetos de estas características campen a sus anchas.

Otra faceta repescada de Año Uno la encarna Catwoman, no tanto como personaje en su vertiente histórica sino en su aspecto humano solidarizado con el sufrimiento ajeno. Holly Robinson tendría su versión aquí con “Arizona”. Grant respeta la esencia de Miller en cuanto mostrar una Selina protectora de los débiles e indefensos en estratos de desigualdad con independencia de a quien apoye la ley en cualquier contexto.

Grant poco a poco acaba posicionándose como un competente constructor y desarrollador de personajes y personalidades secundarias, no sólo de supervillanos. En este sentido los Joe Potato y “Piernas” tienen su hueco e importancia y otros como Vicky Vale siguen en forma.

En lo que los episodios del tomo se refieren, dos arcos argumentales llevan el peso sin discusión del mismo. El que le da nombre y “El Nacimiento del Demonio”, un clásico. Me voy a detener antes en los más contenidos y ligeros pero no por eso menos importantes. El común denominador sigue siendo la angustia esquizofrénica de los adversarios. En este sentido Grant estira la cuerda sin romperla para continuar creando contrincantes salidos de sueños febriles o lisérgicos, que en su mayor parte son gente corriente, como uno que se cree Zeus, otra que vive en una telenovela o un chaval fatídicamente decepcionado. Lo que mantiene es la continuidad de la noche como único horario de acción, los bajos fondos como representación de lo peor de las sociedades y el pesimismo general de la urbanidad. Fiel a su tradición también hay componentes de denuncia social. En este caso contra las drogas y contra los prejuicios parentales sobreprotectores, desacerbados, desproporcionados y retrógrados. Sí, excesivamente maniqueos y que sirve para que Batman y Robin decidan más hablando que golpeando. Pero este mecanismo es utilizado por todos y para todos.

Otra pieza de este tablero argumental se mueve en los rincones más desfavorecidos, donde la indigencia se sumerge en niveles subterráneos sirviendo el episodio para reflejar los escalones sociales separados por capas invisibles. Para descubrir esta línea imaginaria los coloca en las alcantarillas erigiendo a su protector, Killer Croc. Grant olvida que es un villano sin más para dotarle de esa ternura que a los personajes con taras físicas y psíquicas les suelen dar. Humanizar al malo. No es nuevo, pero creo que en Croc encaja bien.

Ahora sí,”El Espíritu de la Bestia” es la gran historia con permiso de la novela gráfica de Dennis O´Neil. Grant saca a Batman de su hábitat confortable y le consigue una excursión a Nevada para justificar una emotiva historia de reivindicación histórica. Una reserva india es el nuevo escenario de acción y los elementos místicos y sobrenaturales rompen la armonía cosmopolita propia del personaje. Nos encontramos con una buena combinación de lo mejor de Batman, su capacidad detectivesca y el inconformismo ante la injusticia. También focaliza mucho la atención en la impotencia de este tipo de vigilantes cuando no pueden detener lo que la naturaleza provoca por mucha inteligencia, artilugios y dinero tenga. La historia, que no ahorra en violencia intrínseca y en violencia doméstica, tiene momentos de mucha fuerza emocional con asesinatos a sangre fría y agresividad física. Lo importante es que el drama propuesto obtenga la envergadura cualitativa necesaria para conseguir un resultado gratificante y serio. En este caso lo logra gracias a la potencia visual del adversario, el carisma del aliado y su intrahistoria cultural.

Con “El Nacimiento del Demonio” O´Neil presentó en sociedad la génesis de una de sus más logradas creaciones, Ra´s Al Ghul. Como suele ser normal cuando el origen hunde sus raíces en épocas pasadas de la antigüedad, sus comienzos suelen ser más o menos nobles. Una serie de injusticias y desgracias personales les hacen desconfiados y descreídos de la humanidad y ahí cambian para siempre. Cuando alcanzan una posición de poder deciden cruzar o no el rubicón. Y esto es lo que encontramos en la historia de porqué Al Ghul hace lo que hace. Como curiosidad completista es interesante, pero la clave radica en si esto queda subordinado a la historia o es al revés. Si esta se crea como excusa alimenticia para expandir la mitología del personaje sin importar la calidad de la obra. Afortunadamente el dúo O’Neill-Breyfogle (y sus editores) no faltan el respeto a los lectores y entregan una obra muy elegante, con mucha fuerza y románticamente trágica.

En esta historia, Breifogle está espectacular. A parte que gráficamente consigue transmitir la importancia del evento y consigue dar una imagen madura y adulta a un comic de Batman, es muy sutil con la violencia que aparece en todas las páginas. Porque efectivamente, ya sea por motivos justos o por pura maldad, no hay escapatoria para esta circunstancia. Disimula muy bien lo que subyace en los textos de su guionista, predominando la construcción moral de todos los personajes. La violencia sí está presente de forma explícita pero en pocas ocasiones y siempre para conseguir el impacto emocional de la lectura, nunca de forma gratuita. Con unas composiciones más depuradas y limpias narrativamente que sus compañeras mensuales, los acabados del dibujante son más detallistas y excelsas que sus grapas. Lo interesante del tomo recopilatorio en su conjunto es la posibilidad de comparar ambos estilos.

Donde lo veo muy destacado es en el color, usa una paleta de colores muy polivalente. La alternancia de colores cálidos y fríos es total, cortante. Incluso en una misma página. El calor de los paisajes orientales irrumpe contra la oscuridad de los ambientes oníricos sin vencedor claro. Los cambios ambientales y meteorológicos son impresionantes. Es tan detallista que incluso dedica tiempo para que queden claros los usos horarios. Y luego están las texturas. Si el anterior valor lo pongo en alza, este recurso visual es de primera división. No sólo resalta la belleza de sus imágenes sino que les da vida propia. Imanta al lector a las páginas y gana por el recreo constante en todos sus ángulos. Las imágenes de la primera experimentación en una fosa de Lázaro ya es un hito en la historia editorial de Batman. Y La fuerza visual de ese momento se consigue por la combinación milimétrica y perfecta de trazo y color.

Batman 458-466, 470-471, Batman: Birth of the Demon, DC Comics. Grandes Autores de Batman: Norm Breyfogle, El Espíritu de la Bestia, ECC Ediciones. Color. Cartoné. Pvp: 34,50 €. Fecha de edición: Febrero 2018.

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