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Crítica: «La Cosa del Pantano: Cosecha Roja», una digna heredera

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Muy Recomendable

Un cómic excelente con gran carga literaria, Vaughan en uno de sus mejores momentos

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La publicación de La Cosa del Pantano bajo el sello Vertigo merece un artículo aparte. Una vez concluida la larga y maravillosa etapa de Alan Moore, fue el dibujante habitual de este (Rick Veitch) quien se encargó de la serie. No le pillaba de nuevas, pues en algún número había sustituido al genio inglés en los guiones. Veitch fue quien ideó la posibilidad de un «heredero» de La Cosa del pantano, aunque esta idea no cuajaría hasta la llegada de Dough Wheeler a la colección. Llegada que se produjo por una extraña carambola al renunciar varios escritores a retomar la serie (Neil Gaiman incluído), debido a un problema de autocensura. Rick Veitch iba a hacer aparecer a Jesucristo en la colección, pero DC autoncensuró ese número, el 88, provocando la ira y la renuncia de los guionistas. Lo que decimos: es un culebrón que merece artículo propio.

Sea como sea, Dough Wheeler rescató la idea de un «heredero», un hijo de La Cosa del Pantano y Abigail que terminaría siendo niña y, por supuesto, tendría incluso más poder que su propio padre. Fue así como se gestó Tefé, que toma el nombre del río donde se ubica el Parlamento de los Árboles. Pero Tefé les salió algo… rebelde a sus padres y casi se convirtió en una fuerza de la naturaleza descontrolada, con un peligro devastador que amenazaría al mismísimo planeta.

Al final, Tefé quedó «borrada» de la serie… hasta que llegó Brian K. Vaughan. La serie se reenumeró con el cambio de siglo y, en el 2000, se le dio una nueva oportunidad con un equipo creativo de lujo: el mencionado Brian K. Vaughan, que ya había hecho méritos en el propio Vertigo gracias a Y, el último hombre. Estaría acompañado de varios autores, solventes y cumplidores, que cederían el barroco aspecto de la serie de épocas anteriores en favor de algo más… convencional. Entre esos artistas encontramos a Roger Petersen, Cameron Stewart, Rick magyar y otros que cumplieron durante los 20 números convencionales y algún que otro especial.

La tarea de este nuevo equipo creativo no era fácil: intentar recuperar la esencia de la serie, que venía marcada por el inolvidable Alan Moore. La verdad es que se la jugaron y apostaron todo a una idea tan arriesgada que solo podemos aplaudir. Otra cosa es el resultado que, sin duda, enfadará a los seguidores del personaje pero que, en honor a la verdad, nos regala una epopeya absolutamente genial. Y vamos a explicarnos.

Lo que os va a llamar la atención, absolutamente, es que esta etapa de La Cosa del Pantano se caracteriza porque no sale La Cosa del Pantano. Bueno, lo hace, pero de manera tan esporádica que apenas tiene trascendencia. Esta saga la protagoniza una rescatada Tefé, esa hija perdida y díscola que, como buena elemental, no estaba muerta. Su poder es inmenso y es capaz no solo de controlar las plantas, sino la carne también. Es la elegida para decidir el destino del planeta y, como híbrida de dos reinos (vegetal y animal), debe decidir cual de los dos prevalece.

Y así, a lo largo de esta larga serie, acompañaremos a Tefé y sus «amigos» en un viaje tanto físico como de auto-conocimiento. Dará tiempo de sobra a explorar la psique de la joven elemental y pasará, conforme avancemos en la lectura, de ser un personaje recalcitrante e irritante a alguien que terminamos por comprender. Lo importante y lo interesante de la serie son, con diferencia, los personajes y como interactúan entre ellos. Vaughan escribe diálogos de fábula y aquí se emplea a fondo. Cuidado, pues no es un cómic convencional y, aunque tiene acción, prevalecen las largas escenas repletas de diálogos. Pero que eso no os eche para atrás, pues está escrito con la habilidad característica del autor y, directamente, disfrutaréis de cada conversación.

Si Tefé crece como personaje ante nuestros ojos de lector entregado, lo mismo pasa con los secundarios. Algo que caracteriza las buenas series Vertigo es la riqueza de sus secundarios, y eso está presente aquí. Pilatos, Barnabás o esa pareja de funcionarios que trabaja en el departamento de botánica del Gobierno estadounidense (encantadores), pasarán a engrosar la lista de personajes de fondo que dejan poso tras acabar la lectura de la serie donde aparecen.

Es verdad que al principio nos pasamos un tiempo preguntándonos donde demonios está La Cosa del Pantano, que en la cabecera pone su nombre pero no aparece por ningún lado. Pero la lectura te acaba atrapando y, a partir de cierto momento, no echas de menos al bueno de Alec Holland. Incluso cuando aparece, bien avanzada la serie, caes en la cuenta de que él debería ser el protagonista… pero maldita la falta que le hacía a la historia.

Y como las grandes series Vértigo, tiene su final cerrado. Vaughan era consciente de su experimento y que no debía durar más. Tefé había sido una buena anfitriona para el cómic, pero su curva de crecimiento había terminado y llegaba la hora de devolverle el cómic a su legítimo propietario. Todo debe tener un final y, si se cuida y se prepara, como es el caso, consigue cerrar un ciclo y dejar a todos satisfechos.

Los más de veinte números componen un arco excepcional donde personajes desconocidos se convierten en protagonistas y pasan a importarnos de verdad. Pero su epopeya nos llevará a experimentar todo tipo de sensaciones, pasaremos de la acción al terror o a la compasión, al drama o al humor. Una completa aventura narrada con la solvencia que Vaughan, en su mejor momento, es capaz. De los artistas gráficos no comentaré mucho debido a su variedad, pero tranquiliza que se hayan elegido nombres de estilos parecidos que cumplen muy solventemente y huyen, como indicábamos al principio, de elaboradas páginas, centrándose en la narrativa más aséptica y dejando todo el protagonismo a quien debe tenerlo: la escritura de Vaughan. Para delirios y derroches gráficos ya están las antológicas portadas de la serie, que también se incluyen en el tomo.

Tomo que publica ECC Ediciones recopilando la saga completa, los veintitantos números con todos los extras. Una edición a la altura de esta saga que se debate entre lo experimental, lo genial y lo absolutamente disfrutable. La Cosa del Pantano sin La Cosa del Pantano… y no se le echa de menos. Mejor no se puede definir.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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