Críticas de videojuegos

Crítica: «Bomb Rush Cyberfunk», Jet Set Video

Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración

Muy Recomendable

Es la secuela no oficial de el clásico Jet Set Radio, pero en casi todo lo mejora.

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Jet Set Radio es uno de los juegos que hicieron grande a Dreamcast. Un título innovador que mezclaba habilidad en el manejo de los patines, música cañera y un aspecto gráfico rompedor. Teníamos que ir por la ciudad llenándola de grafitis, escapando de la poli, enfrentándonos a bandas rivales… Un clásico que no ha tenido más que una triste «revisión» y que parece condenado al olvido… hasta ahora.

El estudio holandés Team Reptile ha decidido emular aquel juego y llevarlo a un nuevo nivel creando algo así como una secuela no oficial que copia con descaro todo lo mejor de Jet Set Radio y lo potencia aprovechando la tecnología actual. Gracias a Meridiem Games lo podemos disfrutar por aquí y en todas las plataformas. Aunque hace unos meses de su lanzamiento, todavía no lo habíamos traído a la web. Error que ahora subsanamos contandoos nuestras impresiones tras jugarlo en PS5.

La llegada a la banda

No pierdas la cabeza

La historia es tan absurda como genial. En este tipo de juegos sería innecesario ponerle una historia de fondo, pero se le ha querido dar un hilo conductor que, por demencial, encaja perfectamente con el conjunto del juego. Fijaos… empezamos controlando a Faux, un grafitero legendario que tendrá que huir de la policía pero, por el camino, se topa con el líder de una crew rival el cual, literalmente, le arranca la cabeza. En este futuro de neón la medicina y la cibernética han avanzado tanto que terminan poniéndole al bueno de Faux una cabeza de robot. Como es de color rojo le llaman, a partir de ahora, Red y tendrá un objetivo vital: localizar su cabeza para volver a ponérsela. No estaremos solos, ya que nos unimos a la Bomb Rush Crew, incluso podremos manejar a los otros miembros de la banda.

Claro, para recuperar nuestra cabeza tendremos que localizar al malvado líder que nos la arrebató y el camino hasta él no va a ser fácil. Nos toca avanzar por las distintas zonas de la ciudad, venciendo a la banda de cada lugar para que nos dejen pasar a la siguiente zona. Así iremos descubriendo, poco a poco, esta ciudad futurista llamada Nueva Amsterdam, repleta de barandillas y escaleras, de rampas y de vallas, todo puesto ahí para que nos luzcamos con los patines.

Podemos impulsarnos durante nuestros deslizamientos

Control perfecto y Arte urbano

Cada fase o zona requiere siempre la misma mecánica: llegamos y tenemos que llamar la atención de la crew del lugar, tapando sus grafittis con los nuestros y haciendo cabriolas y piruetas varias. Llegará un momento en el que nos retarán (las llamadas Crew Battle) y, si vencemos, podremos pasar a la siguiente zona. Eso sí, también tendremos que vérnoslas con la policía y algunos «cuerpos especiales» que andan detrás nuestra, dándole un enfoque distinto, de combate, al juego.

Todo en Bomb Rush Cyberfunk se maneja de lujo. Las piruetas y saltos y volteretas, al más puro estilo Tony Hawk’s Pro Skater, que podremos hacer con patines en línea, bicis o monopatines se compaginan con los grafitis con los que infestamos las localizaciones. Para realizarlos, una secuencia de movimientos que aparecen en pantalla y que será más compleja cuanto más grande sea el grafitti.

Disponemos de un móvil para, entre otras cosas, guardar los grafitis que vamos desbloqueando o encontrando por los escenarios. Así podremos revisarlos de un solo vistazo.

OldHead, la crew de los viejales

Dos fallos en un mar de aciertos

El juego tiene dos pegas que las vamos a comentar cuanto antes. La primera es la dificultad en las Crew Battle. Nos va a tocar repetirlas una y otra vez. Se trata de conseguir más puntos que la crew rival en un determinado tiempo… y debido a que nuestros compañeros son totalmente ineficaces, nos encontramos solos para competir con la banda rival al completo. Es frustrante ver como los puntos de los rivales suben sin parar y nosotros sudamos tinta para hacer volteretas, combos, impulsarnos, girar, deslizarnos y mil trucos más. Cuesta mucho superarlos, pero se consigue. Aquí es importante no desfallecer ni tirar la toalla, lo que seguro le pasará a algunos jugadores.

El otro punto negativo son los combates con la policía y los jefes finales. Ya no se trata de que dispongamos de pocos golpes o la manera de vencer al jefe (la jefa) sea difícil de descubrir. No, el problema es la cámara. La cámara se centra en tí, desde atrás, igual que lo hace cuando recorres la ciudad. Por lo tanto te deja vendido en los combates cuando hay varios policías en la contienda o, peor aún, cuando uno de los contendientes es el jefe (que a veces vuela y todo).

Y una vez exorcizados los puntos negativos del juego, sigamos disfrutando…

Un sencillo patrón de movimientos para hacer los grafitis

Belleza visual y cromática

Mucho ojo al apartado artístico. Han clavado el original y lo han hecho aun más grande. Un celshading tecno-cromático de personajes angulosos, eléctricos, totalmente originales y personales. Se mueven a una velocidad de escándalo por su mundo, su ciudad, de colores chillones y estridentes, repleta de paseantes y, como decíamos, de barandillas, muros, carteles y cien elementos por los que podremos deslizarnos, patinar y realizar piruetas.

Una vez se domina el movimiento vertiginoso de los personajes es una delicia recorrer en horizontal y vertical todos los extensos mapeados, repletos de lugares ocultos, atajos, caminos alternativos y secretos varios.

Volviendo al apartado visual y de diseño, los personajes (principales y secundarios) parecen sacados de una alucinación psicotrópica filtrados para encajar en el juego. Y dejando sitio para las referencias al cine (por ejemplo) y el humor… como esa crew de «gente mayor» con sus chandales y sus frases viejunas.

Banda Sonora de lujo

Mención honorífica y especial a la banda sonora. Los temas que acompañan el juego son impresionantes. No podía ser menos teniendo detrás al compositor de la BS de (no podía ser de otra forma) Jet Set Radio. El mismo Hideki Naganuma está detrás de los temazos en esta producción que incluyen ritmos hip-hop, techno, pop, Breakbeath, fusión… y que podemos «coleccionar» si tocamos de manera secuencial a una especie de monigotes que hay por los escenarios.

Conscientes de que el apartado visual y el sonoro eran las claves del Jet Set Radio original, la gente de Team Reptile ha hecho los deberes al respecto y no se les puede poner un pero.

Juegazo. A niveles visuales, jugables y musicales. Digno sucesor del título que le inspira y, tratándose del que se trata, es decir mucho. Con unos errores o fallos que no ensombrecen en absoluto la experiencia jugable, disfrutable, que es subirse a los patines y «volar» por esta Nueva Amsterdam al ritmo más cañero mientras dejamos nuestros grafitis por todas partes.

El espíritu de Jet Set Radio ha vuelto, casi 25 años después, potenciado y actualizado.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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