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Crítica: “Sebastian O”. Morrison Origins.

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“Los monstruos están destinados a engrosar el bando perdedor”

Un ambiente steampunk plagado de enfoques rompedores y visionarios sobre la realidad virtual, combinado con la monarquía victoriana británica.

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Me imagino que con Los Invisibles se debió conformar Grant Morrison para desglosar su entendimiento global sobre el poder y el contrapoder y pagaron el pato los conceptos planteados en esta obra. Porque los presupuestos básicos de la primera se atisban en esta obra anterior en fecha y la cosmogonía y paisaje creacionista apreciados dan para una serie de setenta números mínimo.

El caso es que la conspiración y las alegorías sobre el impacto de la corrupción de los poderosos por lo que ha producido tal condición en las sociedades se presentan también aquí a través de tres grapas de abundante catálogo en ideas rompedoras aún vigentes y personajes tan siniestros como carismáticos, protagonista incluido. Sebastian O, un inconformista artístico amante de la buena vida que pondrá en jaque al poder establecido, no tanto por el bien común sino para resarcir su ego.

El caso es que en muy poco, Morrison plantea sus temas predilectos mientras transita por elementos puros de la ucronía y la ciencia ficción. Temas poco novedosos en la práctica pero excepcionales en su ejecución. El elemento diferenciador con lo manido es el propio creador intelectual, quien logra lo segundo. Hay que recordar que esto se escribe en 1.993, en plena efervescencia creativa del escritor impulsado por los pelotazos de Arkham Asylum, Animal Man y Doom Patrol.

No obstante, sí creo que podría haber recuperado y expandido este universo pero supongo que su cercanía en género, estilo y propósitos a Los Invisibles la iba a enterrar. Pero el ambiente steampunk, los enfoques rompedores y visionarios (en su época) sobre la realidad virtual, combinado con la monarquía victoriana británica son presupuestos tan potentes y alucinantes, que siento cierta tristeza por las posibilidades de todo esto.

En efecto, es tan completo que no merece ni revisión, seguro que una continuación directa da de sobra para que el autor piense en nuevas ideas partiendo de las claves de esta miniserie. Sobre todo después de un bagaje tan extraordinario y diverso en los treinta años que han pasado desde este cómic.

Si con el presente tebeo dejó bien a las claras en su momento que la humanidad tiene ese punto hipócrita de quejarse ruidosamente mucho pero mirando hacia otro lado en silencio, con la seguridad que da revolucionar el medio, pues tres décadas después y con más de sesenta tacos, pues porque no. Grant, hombre, recupera a Sebastian O. Con todo lo sucedido desde entonces acá y el desarrollo tecnológico actual, con que seáis vosotros mismos, creador y creación, os sobráis para engrandeceros nuevamente.

Y el caso es que estoy seguro que este tebeo lo debieron de leer cuatro gatos en su día y por eso pasó desapercibido. Yo no estoy en ese cuarteto, lo he leído ahora por primera vez y por eso divago con lo anterior. Porque he tenido una sensación tan triste como enorme ha sido la oportunidad perdida de no expandir esta historia cuando lo he terminado. Hay tanta semilla de calidad sembrada aquí para una cosecha comiquera tan grande que es frustrante que se quedara para tres grapas de nada. Tenemos una serie de personajes con más carisma como años en la nevera han estado, un escenario de ciencia ficción con atmósfera steampunk, humor negro, poses de chulería sin par, conspiración, inteligencia en modos y formas, asesinos con un diseño gráfico delicioso y el uso de tecnología contemporánea con cien años de antelación, que habrían regado tan bien nuestros cerebros que es una pena desperdiciar tan buen tratamiento contra el aburrimiento.

Sebastian O 1-3, DC Comics/Black Label. Biblioteca Morrison: Sebastian O, ECC Ediciones. Cartoné. 88 págs. A color. Pvp: 15,50 €.

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