Críticas de cómics

Crítica: “El Soldador Submarino”. Lemire inédito.

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“Es fascinante cómo la mente crea toda clase de subterfugios para no admitir la verdad”

Un Lemire de ámbito rural y costumbrista con elementos extraños nunca debe ser despreciado.

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Todos quieren a Lemire. Todas se lanzan a su bibliografía. Las editoriales, me refiero. “El Soldador Submarino” no podía seguir inédito. Y es ECC el que se ha llevado el buzo al agua. Ya en 2012 y después de la gran “Essex County”, Lemire ya figuraba como un valor en alza pero aún le quedaba para alcanzar un nivel de regularidad tan constante cómo en el actual momento. En los tiempos de la presente obra, el autor alternaba historias de superhéroes de cheque más amplio con puras obras de autor de menor o mayor calado intelectual y artístico, como ahora. Pero la diferencia global de calidad entre ellas no estaba tan espaciada. Es decir, ahora considero que su vertiente de autor es muy superior a la de encargo. Y el cómic que nos ocupa está en el lado bueno.

De esa primera época se encuentran la citada “Essex County” o “Trillium”. “Nobody” también está por ahí y la que hoy nos ocupa. Creo que no rompe tanto cómo los dos primeros ejemplos citados, pero es 100 % Lemire. Sí, los presupuestos pueblo pequeño y modesto, trauma paternofilial y elementos fantásticos u oníricos se aprecian mucho en esta obra. Sí es verdad que la cuestión fantástica es muy ambigua, la experiencia metafísica de Jack, su protagonista, no está clara, quizá esos traumas le llevan a no tener claro fantasía y realidad, pero es lo de menos. Aquí realmente lo que subyace es la falta de completismo individual que le impide tener el grado de autoconocimiento pleno que le permita arrancar en la vida, que le desbloquee por fin. Cómo tener una espinita espiritual clavada en el alma que hasta que no se arranca no se alcanza la plenitud vital necesaria para seguir los combates cotidianos diarios.

No escapa en la propuesta de Lemire, como en obras precedentes a esta, la coincidencia de la próxima paternidad del protagonista con el trauma familiar que arrastra desde pequeño, alrededor de la figura de su padre, y verdaderamente dramática. Y no solo porque profesionalmente se dedique al submarinismo y a las tareas profesionales que se necesitan para mantener una instalación marítima cuando precisamente su padre era un amante de esta actividad, aunque con propósitos laborales distintos, sino cómo una necesidad visceral de encontrar en el fondo del mar las respuestas que necesita para seguir adelante. Y ahí es donde se pueden mezclar las dos realidades, como si realmente esos sonidos lejanos que escucha en las profundidades son acontecimientos más allá de lo explicable o es su mente la que domina la situación al advertir que el corazón de Jack necesita ajustarse para curarse y alzarse en un todo completo.

Por lo demás, siendo él el dibujante, el trazo es muy de esa época. No es excesivamente vistoso precisamente, pero como el sentido narrativo del tiempo y la acción es bastante bueno, que es ahí donde radica la pericia de Lemire cómo artista, en el momento en que se alternan los momentos extraños e irreales a medida que vamos averiguando el problema que arrastra el protagonista desde pequeño, en lo que afecta al aspecto costumbrista de la historia, es lo que mantiene el interés de la obra para averiguar el drama en su totalidad. Es decir, llaman la atención las experiencias existenciales junto con las irreales, y como todo en Lemire en este tipo de historias es costumbrismo absoluto, la curiosidad para unir esos tres planteamientos es lo que produce la inmersión en el cómic. Lo que demuestra que si narrativamente se es competente, no hay guion bueno que no sobreviva a un dibujo del montón.

En conclusión, considero que este cómic no llega a alcanzar la potencia emocional que sí hallé en “Trillium” o en “Essex County”, si bien esta última en ejecución y desarrollo es mucho más ambiciosa al ser mucho más amplia, pero sin duda es más que apreciable y emocionante. Como ya tiene sus diez años y estamos ante una etapa creativa en pleno crecimiento, no se encuentran planteamientos más arriesgados y redondos que los que estamos viendo a día de hoy en cualquier género (creo que ese paso lo dio al año siguiente con “Trillium” y salió airoso), pero un Lemire de ámbito rural y costumbrista con elementos extraños nunca debe ser despreciado.

The Underwater Welder, Top Shelf Productions. El Soldador Submarino, ECC Ediciones. Cartoné, 240 págs. Blanco y negro. Pvp: 25 €.

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