Reseña: «Orpheus», de M. Braceli. Aventuras en una galaxia moribunda
Resumen de la Crítica
Valoración
Muy buena
Ciencia ficción, aventuras, videojuegos, intriga... ¿alguien pide más?
M. Braceli sorprendió a todos los aficionados a la ciencia ficción con su novela corta “Orpheus”, ganadora del Premio Domingo Santos 2012. Un libro que mezcla aventuras con múltiples guiños a los videojuegos en un entorno de ciencia ficción apto para cualquier tipo de público.
La novela nos cuenta las aventuras de Orfeo y su hermano gemelo Morfeo en Minos, un asteroide que orbita alrededor de la estrella Perséfone de la galaxia Ende, que está siendo absorbida por el agujero negro Charybdis. Pero la historia principal no es esa, aunque sí sirve a modo de contrarreloj, sino lo que ocurre en la estación de la todopoderosa multinacional energética SAITO.
“Orpheus” tiene una prosa exquisita, con unos niños como protagonistas pero con una acción con detalles muy adultos. Braceli apuesta por un ritmo que aumenta progresivamente de velocidad hasta llegar a un final impactante, emocionante y recibido con muchísima adrenalina.
Una aventura épica de un personaje que debe averiguar la verdad por mucho que duela, y para ello perderá y ganará mucho, a todos los niveles.
Para ello, el autor se sirve de escenarios impresionantes, entre los cuales destaca por encima de todos el Castillo con las misteriosas y letales sirenas. Un lugar donde varios personajes tendrán que hacer frente a peligros cada vez más peligrosos conforme avanzas de nivel. Ese claro homenaje a los videojuegos es totalmente explícito, pues también se menciona a un videojuego para niños parecido al Castillo en sí.
De vez en cuando, para hacer avanzar la trama e ir introduciendo elementos extra de misterio, nos regala algún personaje carismático que esconde más de lo que muestra. Uno de ellos es el Rey de las Ratas, un niño que vive escondido en la estación y que irá descubriendo sus cartas según lo vea conveniente.
“Orpheus” nos enseña que la vida es dura, que está regida por fuerzas enormes y poderosas que afectan a todo, y que siempre orbitan alrededor de las fuentes de riqueza. En esta ocasión, uno de los detalles más interesantes de la novela es que el universo conocido usa una energía limpia llamada hikari, y se sustenta totalmente en él. A modo de la gasolina, es necesario para mantener el nivel de vida, especialmente el de los ricos.
Con esto último, Braceli nos plantea un mundo y unas características que podría usar en otros libros, y de hecho al finalizar “Orpheus”, te quedas con ganas de saber más de ese mismo universo.
En suma, se trata de una novela corta que se lee tan rápido y se disfruta tanto que parece cortísima. Muy recomendable de leer y que deja con buen sabor de boca. El único “problema” que le veo es que al disfrutarse tanto, tener sólo 168 páginas y terminar con un final abierto… puedes experimentar la sensación de quedarte con la miel en los labios, y la irrefrenable necesidad de contactar con M. Braceli y pedirle más. Mucho más.