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Crítica: «Wonder Woman: Tierra uno», la reinvención de Diana

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Una revisión de los primeros años de la heroína DC, tamizada por Morrison y adornada por Paquette.

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Como todos (o casi todos) los héroes DC, Wonder Woman a sufrido incontables revisiones, reboots, reborns y todos esos adjetivos que indican un nuevo comienzo o, como es el caso, una nueva interpretación.

El (casi) siempre grande Grant Morrison fue el encargado de escribir su propia versión de los primeros años de Wonder Woman como heroína, en una reinvención moderna del mito creado por William Moulton Marston y sus parejas (en plural) hace más de ochenta años. En aquellos momentos se lanzaba de manera velada su impronta feminista, guerrera, liberadora. Siempre encadenada o atada por el villano de turno y siempre rompiendo esas ataduras y venciendo al «varón». Morrison quiso hacer lo mismo, pero con un siglo de diferencia, así que nos encontramos mensajes menos velados, más evolucionados y, en definitiva, actuales.

Las relaciones abiertas y lésbicas en Isla Paraíso, solo por poner un ejemplo, son la muestra de que el autor ha tenido libertad para escribir la versión de Wonder Woman que quería. ¡Bien por DC! Al mismo tiempo ha respetado las bases del personaje además de su particular universo de secundarios, villanos y aliados.

Nos encontramos con una obra valiente y respetuosa a la vez, que mantiene el tono solemne característico de esta heroína/diosa y que lo actualiza con los estándares liberales modernos en concepto de sexualidad, género, etc. No pierde ocasión en lanzar cargas de profundidad al patriarcado, al concepto de cuerpos normativos, al feminismo mal entendido, a los fanatismos… Y si se rasca un poco se ve todo esto, amenizando a la vez que enriqueciendo una historia que ya es conocida pero que el autor tiene la habilidad de «vestir» distinto.

Tres voluminosas novelas gráficas conforman este Wonder Woman Tierra Uno (que podía haberse llamado «Año Uno») y ECC Ediciones, tras haberla publicado en formato original, lo hace ahora en tomo único, con tamaño especial y en cartoné. Casi cuatrocientas páginas que se leen con interés gracias a la prosa siempre intensa de Morrison y al dibujo, impecable, de un inspirado Yanick Paquette.

El tomo comienza relatándonos un juicio a Wonder Woman, sumarísimo y tradicional, en Isla Paraíso. Su falta es haber cobijado, escondido y luego acompañado a su mundo a un hombre, el piloto del ejército americano Steve Trevor. Tras el juicio, que se desarrolla con flashbacs explicativos, acompañaremos a Diana en su llegada al «mundo del hombre», su contacto con el resto del planeta fuera de Isla Paraíso. Y veremos como afronta las consecuencias por confiar en una sociedad podrida y masculinizada, que siempre ataca primero y pregunta después, sobre todo si ve en ello un posible beneficio.

La parte oscura de la humanidad está encarnada en Maxwell Lord y en el Dr. Psicho. Dos partes malvadas del lado masculino como son la violencia y la ambición desmedido uno y la lascivia y el control el otro.

Por supuesto, existe ese lado honesto y fiable en el lado masculino, que no es hembrismo lo que aquí se representa, sino feminismo. Ese lado «bueno» está encarnado en Steve Trevor y tampoco nos olvidamos de Etta ni de todo el panteón de amazonas que aparecen en la obra.

Morrison narra con firmeza y con profundidad, algo poco habitual en un cómic de superhéroes y que puede pillar a algún lector desprevenido. Pero narra muy bien y toda la obra está repleta de mensaje y contenido, sin hacerse aburrida e incluso llegando a su tramo final con una larga e intensa consecución de escenas de acción.

Yanick Paquette ha disfrutado la composición de la obra y nos lo traslada a través de sus páginas llenas de grandes dibujos y formas, encapsuladas las viñetas en marcos cambiantes compuestos por los más diversos motivos. Todos sus dibujos son luminosos, dotados de vida, y desprenden un algo que hace recordar a los pin-ups de épocas pasadas. Figuras femeninas exuberantes, en las más diversas poses y que, a pesar de todo, no rezuman sexualidad ni vulgaridad. Son imponentes a la vez que sugerentes.

Los rostros están cuidados en sus expresiones y en sus rasgos, sin dejar ni un momento ni una escena sin trabajar cada elemento. Si esto fuera una película sería una superproducción… y que pena no la hayan tomado como base/storyboard en vez de lo que vimos en los cines.

Y pese a todo puede ser, para algunos, una lectura demasiado intencionada. Su mensaje claro y directo molestará a más de uno que verá aquí una soflama feminista. Pero es que esta es Wonder Woman y no me extrañaría nada que si el señor Marston la conociera, le daría su visto bueno.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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