Críticas de cine

Crítica: «Sucker Punch». El «shooter» de Zack Snyder.

Resumen de la Crítica

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Zack Snyder es un buen director. Pero su futuro como guionista es incierto.
 
Así lo ha demostrado con Sucker Punch”, volcando sus ideas en un libreto al más puro estilo videojuego de plataformas, que poco espacio deja para profundizar en la historia o en sus protagonistas (y no es por quitarle su parte de mérito a Steve Shibuya, el coguionista). 
 
Cuando Warner Bros. Pictures lanzó el primer tráiler comenzó para muchos una cuenta  atrás. La resta de los meses y semanas que faltaban para que fuera estrenada una película que prometía ser la octava maravilla para los amantes de la fantasía y la ciencia ficción.

 

Se nos plantea la historia de Baby Doll (Emily Browning), una joven que acaba de perder a su madre, quedando ella y su hermana pequeña a merced de un malvado padrastro que consigue encerrar a la protagonista en un centro psiquiátrico para lobotomizarla.
 
Es allí dentro donde Baby Doll se refugia en su mundo de fantasía, en el que deberá superar cinco pruebas para conseguir su libertad. Obtener un mapa, un fuego, un cuchillo, una llave y descubrir cuál es el quinto elemento que le permitirá a ella y a sus compañeras regresar a casa.
 
Todo apuntaba a que iba a tratarse de una versión más adulta de “Alicia”, profunda, oscura y cruenta, envolviendo las partes del mundo real con la tristeza de un psiquiátrico y plagando los mundos imaginarios de unas criaturas fantásticas armadas con espadas y metralletas. 
 

Prometía mucho. Y a este monumental planteamiento iban sumándosele cortos adicionales a la trama para que el espectador comenzase a conocer y a introducirse en lo que parecía que iba a constituir un complejo universo. 
 
Puede ser que yo me esperara demasiado o que el hecho de darle tanta promoción a una película suela ir ligado a un resultado inversamente proporcional en lo que a calidad se refiere, pero tuve que empaparme de unos magistrales efectos especiales y de una banda sonora brutal para convencerme de que no había perdido meses emocionándome por una película más de Hollywood.
 
Porque es más o menos lo que ha hecho Zack Snyder, tratar de recaudar masivamente sin muchos quebraderos de cabeza en lo que a trama y profundidad de personajes se refiere (si a James Cameron le fue bien con “Avatar”…). 
 
 
Y así es como ha contratado a cinco niñas monas, una de las cuales (Emily Browning) se barajó en un principio para interpretar a Bella, de “Crepúsculo”, y siendo otra una de las estrellas juveniles de Disney (Vanessa Hudgens), sacada de “High School Musical”. 
 
Actuar no actúan bien, por estupendo que les quede el vestuario estilo cómic, y es quizá por esta mediocre interpretación, o porque sus personajes en sí no tienen profundidad alguna, por lo que al público le da igual que le vuelen la tapa de los sesos a alguna de ellas o que el final de la protagonista no sea muy prometedor.

En su defensa cabe decir que la cinta está dotada de un principio sobrecogedor y de un final sorprendente (con alguna incoherencia de por medio, pero sorprendente al fin y al cabo), y que esto es todo un mérito teniendo en cuenta lo difícil que es encontrar un film estadounidense sin un argumento completamente predecible.
 
Pero el desarrollo es lineal y aburrido en algunas partes (todavía recuerdo los bostezos de la escena del tren), plagado de explosiones, disparos y luchas que parecen espectaculares sólo durante los quince o veinte primeros minutos (es lo que tiene acostumbrarse).
 
 
Lo mismo ocurre con las pruebas, más sacadas de un videojuego “shooter” que de una aventura gráfica (por la falta de argumento, más que nada), en las que se llegan a desarrollar actos de lo más antiheroico, como el de matar mientras duerme a una cría de dragón. Así, a sangre fría.
 
Al final todo acaba siendo una cinta visualmente atractiva, irreal y distante en la que no pasa un minuto sin que esperemos que al siguiente todo mejore, que Snyder saque el as en la manga que nunca llega.
 
Y lo que todos esperábamos que iba a ser su plato fuerte, queda en un plato vacío.

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

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