Críticas de cómics

Crítica: “HELLBLAZER, de Paul Jenkins vol. 2”. Por un puñado de comics.

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“Es una sensación sorprendente, comerse un trozo de Dios que sobrepasa todo entendimiento. En realidad sabe a pollo”

La idiosincrasia del personaje y su colección consiguen sacar lo mejor de sus autores y Paul Jenkins no es una excepción, y eso que por entonces era un artista prácticamente novel.

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Y un buen puñado la verdad, los suficientes en calidad como para que merezcan la pena su análisis. Finalizada la lectura del Constantine de Jenkins por segunda vez (a salvo los inéditos que por fin llegan a nuestras manos) considero que el recuerdo de su etapa en comparación con el resto de autores por el público en general se queda atrás en los tops personales, pero ciertamente el tiempo la ha dejado en tan buen lugar que considero de justicia reivindicarla como una de las grandes. Sí es cierto que las dos sagas con más empaque fueron vistas en el primer volumen, pero que duda cabe que en esta segunda parte toma decisiones arriesgadas con resultado favorable. Me estoy refiriendo al arco “El último hombre en pie” y con «Cómo jugar con fuego”. Y esto es así porque tal y como había enfocado “Masa Crítica” y su cierre en “Comienzos difíciles”, como ya dije en la reseña correspondiente, daba la impresión que podía entenderse como el cierre en su etapa cuando resulta que le quedaban 21 números más. Partiendo de cero como si tratara de un volumen dos en su haber, el autor podría conformarse con una serie de números autoconclusivos y mini arcos tranquilitos a velocidad de crucero donde lanzar un par de hechizos, soltar chistes de borrachera y meter a sus colegas en algún problema para dar paso al siguiente escritor. Pero no, acepta el reto de “reinventar su reinvención” para colocar sagas de peso argumental, presentando situaciones novedosas donde el intrigante John pueda dejar su particular firma ampliando la mitología del universo del protagonista con elementos folclóricos reconocibles. Y es que si algo se caracteriza la etapa de Jenkins es la introducción conjunta de las claves sobrenaturales propias de la serie con leyendas y mitos ocultos británicos para enriquecer todavía más las posibilidades de la colección, más allá de los demonios y fantasmas de turno. Aquí entraría en juego los ricos paisajes creados con Abaton y con las raíces de la denominación de Albion como algo más que una mera referencia hostil de Gran Bretaña gracias a las entretelas artúricas. Y a partir de aquí un filón para los siguientes escritores.

Si en el anterior volumen creó una rotunda saga con el triángulo folclore-inframundo -contienda social, aquí deja de lado el plano infernal para centrarse en un concepto muy bien traído, si los mitos cristianos tienen cabida, ¿qué pasa con las épicas y ancestrales del ADN británico? Ahí es a lo que voy, Jenkins se acuerda y las trae al imaginario Hellblazer. Me refiero al cisma Arturo-Merlín que tan grandes historias nos ha dado y que aquí se repiten bajo el prisma contextual de esta obra. Eso significa cruzar la leyenda con un tipo como Constatine y sólo por eso sobran las palabras. Esto se profundiza en la saga “El Último Hombre en Pie” (110-115), un arco donde las sorpresas se suceden continuamente, donde subyace una vuelta de tuerca más al mismo origen de la tierra respecto a Dios, contra un adversario temible de aspecto visual rompedor y con giros muy a lo Constantine que provocarán la sonrisa del lector congratulándose de la gran inteligencia con la que se escribe un personaje con tan certeras reflexiones, deliciosa mala leche y lúcidos análisis de lo que le rodea. Aspecto tan contemporáneo a futuro con claro marchamo atemporal que llenará de satisfacción al lector por encontrarse con un igual de ficción. El vehículo narrativo donde el lector habla a través del personaje. Y eso es acierto de Paul Jenkins, quien por entonces era un escritor prometedor y que el tiempo ha demostrado que no erraron los responsables de Vertigo.

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Ya que hemos empezado con “El Último…” continúo con los arcos argumentales de más duración. El siguiente sería “A contracorriente” (121-124) donde los puntos de interés son varios. En primer lugar, si Dani, la novia jenkinsiana del timador es estadounidense, que mejor excusa para repescar el aspecto foráneo neoyorkino del personaje que de vez en cuando es bien hallado. En segundo, no podía faltar la vuelta del ya villano por excelencia de estos años como es el señor del infierno. Y no es tarea fácil teniendo en cuenta que cada aparición debe ir envuelta con nuevo papel de regalo. Representándose como imagen corporativa, sagaz crítica por otro lado, se presenta aquí como personificación de un ataque viral de odio e ira que funciona como análisis social de la deshumanización de la sociedad en una zona del mundo donde no es oro todo lo que reluce. Y en tercer lugar sirve como catalizador para la siguiente aventura larga que cierra esta etapa, donde los viejos conocidos de la misma tienen cabida como invitados en una fiesta de despedida loca que da énfasis a un concepto que se ha repetido por todos los autores de la serie: el impacto de Constantine en los que quiere.

Y efectivamente el cierre llega en “Como jugar con fuego” (125-128) donde los viejos rencores terrenales y externos coadyuvan para despejar el terreno a favor de la siguiente etapa, que en este caso le tocó a Warren Ellis (con un arco intermedio de Garth Ennis) en una dramática historia caracterizada por los daños colaterales marca de la casa: las amantes y amigos del intrigante. En un recorrido introspectivo de la incidencia que en los demás tiene John, la angustia en hallar un lugar en el mundo y el intento de aceptación de su maldición, le llevará incluso a chantajear al mismísimo creador para salvaguardar a los que quiere. Un cierre a la altura de la colección donde se coloca al protagonista como anticuerpo hostil frente a las fuerzas del mal.

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El resto de números, autoconclusivos, lejos están de ser intrascendentes. Los dos primeros que sirven de prólogo a “El último…”, resultan en “Días de Vino y Rosas” (109) donde en sólo 24 páginas entran en juego temas como las fiestas eróticas de los poderosos, abusos sexuales paternofiliales, anorexia y educación competitiva extrema (casi nada al aparato) así como en “La Cacería Salvaje” (110) que orbita más o menos con la leyenda del Hombre Lobo como telón de fondo, con un gran análisis romántico del mito. Más allá nos encontramos con “En el rincón rojo” (115) que será la historia centralizada en el pasado de Dani, muy propio de las series largas que sirven para conocer algo más a los personajes secundarios de una colección determinada, pero con el enfoque Constantine en este caso gracias a su lado vengativo hardcore. “En sentido contrario” (116-117), rocambolesca, asfixiante y enfermiza historia donde la cotidianidad social es la protagonista como ente abstracto pero tangible a la vez, una historia suelta puramente hellblazeriana. “Vida y muerte y taxis” (118) la clásica historia donde los secundarios tiene más voz y voto que en la sagas grandes, y que sirve como alivio cómico siempre en los términos de la cosmogonía particular del protagonista de suerte optimista a pesar de su notorio elemento dramático-familiar.”Resaca” (119) donde el espacio y el tiempo se rompen para dar explicación plausible a la conexión sincrónica de los accidentes que día a día golpean a una sociedad víctima involuntaria de su desarrollo industrial. “Ascenso” y “Descenso” que forman parte de la miniserie-cruce con Los Libros de la Magia, capricho editorial de grato resultado para unir a John con el carismático Timothy Hunter, donde precisamente la colisión de caracteres entre ambos es lo mejor del doble episodio, dejando entrever que Hunter es buena cantera del inglés y observando su lado más tierno, gracias a una salida gratificante a la época más inocente de Constantine.

Sin duda la palma se la lleva “Buscando algo desesperadamente” (120), historia que celebra el décimo aniversario de la colección invitando explícitamente al lector dentro de la obra en un atípico ejercicio de metalenguaje que sirve a su vez de crónica personal del protagonista, siguiéndole cámara al hombro. Uno de esos episodios tan recordados por el aficionado que sirve como homenaje a su creador (Alan Moore), al sello editorial, al lector seguidor de toda la vida y toda una declaración de amor al medio. Un episodio redondo con sorpresa gaimaniana como añadido extra. Una delicia.

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Ciertamente, leída en conjunto, el Hellblazer de Jenkins nos deja un gran surtido de historias, gloriosos personajes secundarios y un gran desarrollo psicológico del protagonista donde no deja de lado sus armas más poderosas: su inteligencia, astucia, descaro y actitud deslenguada.

Hellblazer 108-128 USA, Hellblazer/Books of Magic 1-2 USA y Vertigo: Winter´s Edge USA, Vertigo/DC Comics. Hellblazer, Paul Jenkins 1 de 2, ECC Ediciones. Cartoné. Color. 592 pags. PVP: 45 €. Fecha edición: Marzo 2016.

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