Reportajes de cine

Drácula en el cine (I): Nosferatu

El objetivo del presente reportaje no es otro que hacer un repaso por la carrera cinematográfica de uno de los personajes más importantes de la historia del cine: Drácula.

El personaje de Bram Stoker, nacido en 1897, no fue, ni mucho menos, el origen de las leyendas de vampiros. Los vampiros son un mito nacido y desarrollado desde tiempos inmemoriales, que son conocidos como criaturas que necesitan absorber la vitalidad de otros seres (generalmente sangre) para continuar sobreviviendo. El mundo del cine ya se había hecho eco de estas leyendas con películas como La mansión del diablo (1896) del fantástico George Méliès, que goza del privilegio de ser la primera película en color de la historia del cine y marca el inicio del cine de terror como género cinematográfico.

Pero el  impacto de Drácula tras su publicación fue tal que el género de los vampiros se vio enriquecido por novelas, películas y obras de teatro basadas e inspiradas en la obra de Bram Stoker.

En este monográfico y sus sucesivas publicaciones, se abordarán las películas más importantes, llamativas o sorprendentes del príncipe de las tinieblas.

Nosferatu (1922)

El cineasta F.W. Murnau quiso adaptar Drácula al cine. Sin embargo, su estudio no consiguió los derechos de autor de la obra. Este contratiempo no frenó a Murnau, que ideó Nosferatu (1922). El conocido título es una palabra de origen incierto a la que se le atribuyen significados como “portador de plagas”, “demonio” o “no muerto”, siendo referenciada en la obra de Stoker. La película tiene gran parecido con la obra original: Drácula se cambió por Nosferatu, el Conde Drácula por el Conde Orlok y así con el resto de personajes sucesivamente. Estos sutiles cambios que distanciaban a Nosferatu de Drácula no frenaron a la viuda de Stoker, que denunció a Murnau por violación de derechos de autor. Ganó el juicio y se ordenó destruir todas las copias de la cinta. Afortunadamente, la película sobrevivió, y forma parte de las obras de mayor calidad del cine expresionista alemán junto a Metrópolis (1927) o El gabinete del Doctor Caligari (1919).

Nosferatu (también conocida en España como Nosferatu: sinfonía del horror) es una película imprescindible para todo cinéfilo en general y para los amantes del cine de terror en general. La forma de usar las sombras de Murnau se graba en la retina del espectador, creando imágenes inquietantes que forman parte de la cultura cinematográfica como la famosa escena de las escaleras, en la cual Nosferatu avanza hacia su víctima mientras el espectador no percibe su cuerpo, sólo su alargada y terrorífica sombra. Nosferatu se aleja completamente del estereotipo que existe hoy en día sobre la figura de Drácula o los vampiros, lo que le convierte en un icono del cine por derecho propio.

Nosferatu, vampiro de la noche (1979)

Con Nosferatu, vampiro de la noche (también llamada Nosferatu, fantasma de la noche), Werner Herzog realizó una de las películas más representativas de su carrera. Se trata de un homenaje a la película de Murnau que la crítica ensalzó y el público supo valorar. Su estreno tuvo lugar casi al mismo tiempo que Drácula de John Badham y la comedia Amor al primer mordisco, ambas de 1979.

El Nosferatu interepretado por Klaus Kinski es autocompasivo, lloriqueante, y está rodeado de mayor patetismo que el de Murnau, pero su maldad es más salvaje e inspira mayor terror. Bruno Ganz, que años después estaría llamado a encarnar brillantemente a Hitler en El Hundimiento (2004), interpreta a Jonathan Harker, que va cediendo protagonismo a Lucy (Isabelle Adjani) a medida que avanza la película.

Esta película se aleja de convencionalismos en cuanto a cine de terror se refiere. Su ritmo es lento, sus diálogos escasos y la interpretación de los personajes es, en ocasiones, superficial. Herzog consigue que estas características conviertan a Nosferatu: vampiro de la noche en una película misteriosa, mística e hipnótica durante la mayor parte del metraje.

Nosferatu, príncipe de las tinieblas (1988)

También conocida como Nosferatu a Venezia, se trata de una innecesaria secuela de Nosferatu: vampiro de la noche con Klaus Kinski repitiendo en el papel de Nosferatu y con Chistopher Plummer haciéndole frente. Las bellas y sugestivas imágenes presentes a lo largo de todo el metraje no pueden disimular una evidente falta de guión. La película cae en el aburrimiento debido, sobre todo, a la falta de explicaciones pertinentes sobre el desarrollo de la acción.

Todo ello convierte a Nosferatu: Príncipe de las tinieblas en una película prescindible, carente de un atractivo mayor que la mera curiosidad.

La sombra del vampiro (2000)

Curiosa película que combina el drama y el humor negro de forma original. Esta obra se basa en la antigua leyenda que afirmaba que Max Schreck (Nosferatu) era un vampiro de verdad. Nada más lejos de la realidad, pero E. Elias Merhige realiza la película sobre este curioso supuesto.

Murnau (John Malkovich), obsesionado por la perfección, sacrifica lo que sea necesario en pro de su obra. De este modo, cuando el equipo de rodaje comienza a desaparecer y los temores hacia Schreck se acrecentan, Murnau pretende mantener la calma y ocultar la naturaleza vampírica de su Nosferatu mediante explicaciones como que Schreck es un excéntrico “actor del método”.

La sombra del vampiro es una película muy recomendable, tanto por su estética como por la originalidad del guión.

Hasta aquí llega la primera parte de este monográfico sobre Drácula en el cine. En la próxima entrega se repasarán las películas más importantes del Drácula más nostálgico: el de la Universal.
 

La morsa verde

Amante de la ciencia ficción, el terror y la fantasía, tanto en versión cinematográfica como literaria.

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