Críticas de cómics

Crítica: «Philémon Integral (3 de 3)», la locomotora de la imaginación.

Resumen de la Crítica

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Imprescindible

Último tomo que recopila las historias finales de Philémon, incluyendo la que se publicó póstumamente. Un alarde de imaginación y de creatividad.

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Fred nos dejó el 2 de Abril de 2013. Uno de los autores más destacados del cómic europeo que revolucionó y evolucionó el género y que materializó en Philémon una de las obras más personales, originales y divertidas que uno pueda imaginar. Porque precisamente la imaginación es el motor de Philémon, como la lokoconpatas que protagoniza la historieta póstuma del autor y que se incluye en este tercer volumen del integral. En las anteriores reseñas lo he comentado, y lo vuelvo a hacer de nuevo… el agradecimiento a ECC Ediciones por traer esta maravilla que permanecía inexplicablemente inédita en nuestro país, y por hacerlo de una manera tan adecuada, con una edición de lujo perfecta para la obra que contiene.

Recapitulemos para los que no conozcan Philémon… Así se llama el joven que, junto a su burro Anatoile, vive las más extrañas aventuras cuando descubre que las letras Océano Atlántico que aparecen en los mapas son, en realidad, islas. Estas se pueden visitar de las maneras más extrañas e inauditas que uno pueda creer y están habitadas por los seres más inverosímiles que una mente pueda concebir. El señor Barthélémy estuvo atrapado 40 años como naufrago en la A y su mayor deseo es volver allí, junto a su sirviente centauro Viernes y a su palacio creciente. Ayudados por el tío Félicien lo intentarán sin éxito una y otra vez. En las historias que componen este último volumen, encontramos genialidades tales como la pérdida de memoria de los habitantes de las letras, pues las trabajadoras de la memoria están en huelga… aunque ya no se acuerdan del motivo de la movilización. Un borracho bebe sin cesar, no para olvidar… sino para poder recordar. O esa genialidad del pintor que estafa a un diablo y es perseguido por este, incansable, para cobrarse la deuda impagada de su alma. O cuando Philémon conoce a Don Quijote del Atlántico, que lucha contra molinos de viento flotantes. Un sin fin de ideas increíbles que brotaban en torrente de la imaginación del grandísimo Fred.

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La experimentación y el dominio del género que vuelve a exponer Fred es digno de alabanza. Su dibujo sencillo y desacomplejado sobra para reflejar con encanto los cientos de detalles delirantes que pueblan los ficticios mundos que los protagonistas visitan. La sorpresa constante llena las viñetas de soldados, seres imposibles, fenómenos meteorológicos vivientes, grandes planos oceánicos, paisajes oníricos… todo es posible en las páginas que componen esta gran aventura. A estas alturas, el incrédulo padre de Philémon, gruñón y gritón, es ya un entrañable pie puesto en la realidad, ese contacto necesario con lo material para que la separación con la misma sea más efectiva y, de regalo, le pone un toque de humor. Porque tampoco está exento Philémon de comicidad, a veces irónica y a veces simpática. Crítica como cuando ridiculiza la incredulidad del padre e inocente cuando se enzarzan en discusión el burro y el erizo. Y todo rodeado de un encanto poético y de una genialidad artística única.

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El surrealismo y la osadía se unen cuando Fred juega con el medio y saca a los personajes de las viñetas, les hace traspasar las páginas y los dirige por el cómic de formas y maneras peculiares que les despistan a ellos y a nosotros, rompiendo la cuarta pared sin que nos demos cuenta y quedando atrapados en su mágica historia. ¿A quién si no a Fred se le puede ocurrir que un personaje quede atrapado en una viñeta y se lleven la viñeta para aquí y para allá intentando sacarle de su encierro? ¿A quién se le puede ocurrir jugar con el tiempo y mezclar personajes que vienen y van de la historia que leemos a la historia que nos cuenta un personaje, saltando de una a otra de manera simultánea? ¿Quién se atreve a sacar a los personajes de las viñetas para que escapen de sus perseguidores? ¿Quién nos guía a través de la viñetas usando el humo de una locomotora para que sigamos el orden correcto de lectura?

Arte, genialidad, osadía, inventiva… forman parte de esta obra maravillosa e irrepetible que nos legó Fred. «El Tren en el que Viajan la Cosas» es la historia que cierra el tomo, que escribió y dibujó el autor estando enfermo y que se alargó su elaboración a través de los años, de sus últimos años, llegando a publicarse en 2013, el año de su muerte. Desde 1965 se habían estado publicando en la revista Pilote y esta sirvió como colofón a su gran trayectoria. En ella, nos cuenta como queda atrapada la lokoconpatas, la locomotora que tira de todas las cosas y que funciona con la imaginación. Si la gente deja de imaginar, la lokoconpatas se para y deja de tirar de todas las cosas… y el mundo se detiene. No permitamos que eso suceda, sigamos soñando y sigamos imaginando para que el mundo no pare y estas obras sigan maravillando a todos aquellos que las lean.

  • Philémon Integral 3. ECC Ediciones.
  • cartoné. 336 pp. color. 35 €

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Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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