Críticas de cine

Crítica: The Secret of Kells. Una joya alternativa

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De la mano del ilustrador y director de cine Tomm Moore y de su compañera en el estudio de animación Cartoon Saloon, Nora Twomey, “llega” a nuestro país “The Secret of Kells”, una película de animación de producción Irlandesa, Francesa y Belga.
 
Aunque lo cierto es que es complicado encontrar una sola sala de cine a la que haya llegado esta pequeña joya de animación independiente. Pese a haberse ganado la nominación a los premios de la Academia. Pese a que ya solamente los tres minutos de trailer son capaces de poner a cualquiera la carne de gallina. Pese a la originalidad de su dibujo. Pese a todas estas cosas, los cines españoles no han apostado por esta obra diferente que aboga más por un profundo argumento que por la calidad de los efectos visuales.
 
Pero poco se puede pedir a un país en el que los partidos de fútbol han atestado las salas de cine, dejando a grandes películas el castigado espacio de la red de descargas.
 
Y poniendo a un lado injusticias político-culturales, sólo nos queda agradecer a nuestras “grandes pantallas” caseras la posibilidad de emocionarnos con la historia de Brendan, un pequeño monje de la abadía de Kells (Irlanda), pueblo vulnerable ante los ataques vikingos que están asolando los monasterios vecinos en busca de oro.
 

Temeroso de que su ciudad sea víctima de uno de estos ataques, el [b]Abad Cellach[/b] dirige la construcción de un muro que proteja la abadía y sus alrededores de la posible llegada de los bárbaros. Pero un día, llega a Kells un maestro ilustrador: [b]Aidan[/b], de [b]Iona[/b], una isla al oeste de Escocia de la que el hermano ha logrado huir tras uno de los asedios vikingos. Y ha traído consigo un libro. Un antiguo manuscrito repleto de ilustraciones que ha sido objeto de muchas leyendas y que el monje debe proteger a toda costa.

Brendan se ve atraído enormemente por su contenido y decide ayudar a Aidan a terminarlo. Pese a la oposición que muestra el abad, obsesionado como está por centrar los esfuerzos de todos los habitantes de Kells en la construcción del muro, Brendan se interna en los bosques en busca de unas bayas con las que poder fabricar tinta. 
Y es allí, rodeado de una explosión de naturaleza, donde el joven conoce a Aisling, una extraña niña del bosque que lo ayudará en su intento por terminar el libro y enfrentarse a Crom Cruach, el Oscuro.
 
Y aquí es cuando todos nos preguntamos el por qué de la importancia del libro del hermano Aidan, cuya conservación parece estar por encima de la construcción de la muralla que protegerá Kells del ataque vikingo. 
 
Porque los bárbaros llegan, asolan la ciudad y acaban con la vida de la mayoría de sus habitantes. Pero, eso sí, el libro es puesto a salvo por Brendar y Aidan, que logran huir y se sienten felices de poder acabarlo y mostrar su contenido al mundo entero.
 
Y todos seguimos preguntándonos la importancia del libro (y, ya puestos, su contenido).
 
Llegados a este punto, se podría suponer que el film es una defensa por impulsar las letras, la cultura, la palabra escrita por encima de la barbarie y el miedo. La escritura como arma, como la tiza que blande Brendan para derrotar al Oscuro.
 

 
Pero todo adquiere más sentido si es observado desde un punto de vista histórico, si echamos un vistazo a los verdaderos orígenes del Libro de Kells. Este manuscrito medieval, expuesto en el Trinity College de Dublín y cargado de suntuosos y minuciosos dibujos, no contiene otra cosa que los evangelios. De ahí el valor espiritual que le es otorgado por los monjes en la película y la necesidad de mostrarlo al mundo, que no es otra que el deber de predicación.
 
Por otro lado, existen claras referencias a la cultura celta, desde la oscura deidad Crom Cruach, hasta el nombre de la niña del bosque, Aisling, extraído de un poema en la que un hombre tiene una visión en forma de mujer, así como los fragmentos cantados en irlandés en algunos tramos de la banda sonora. 
 
En definitiva, una película llena de pequeñas metáforas y paralelismos, profunda, emocionante, y sobrecogedoramente envuelta por una magistral banda sonora.
 
Una joyita para los amantes de la cultura celta que tantos cines (y por consiguiente, tantos espectadores) desgraciadamente van a perderse.


 

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

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