Críticas de videojuegos

Crítica: «Dynasty Warriors 9 Empires». La conquista de la antigua China.

Historia.
Jugabilidad.
Gráficos.
Duración.

Para fans de la saga.

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“Musou” es un término japonés que significa “el único”, o “sin igual”.  En el mundo de los videojuegos, un Musou es un género en el que un héroe extremadamente fuerte y poderoso (alguien único), se enfrenta en solitario a cientos de enemigos. Hablar del Musou es hablar de la saga Dynasty Warriors, de Koei Tecmo, y sobre todo de Dynasty Warriors 2, un juego que se publicó para PS2, que definió el género y lo convirtió en lo que conocemos hoy en día. 

La saga no ha parado de crecer a lo largo de estos 20 años y no tiene intención de hacerlo, ya que acaba de publicarse Dynasty Warriors 9 Empires, desarrollado por Koei Tecmo y Omega Force, disponible para PlayStation 4, Xbox Series X/S, Xbox One, Microsoft Windows, Nintendo Switch, PlayStation 5, que viene con una gran novedad, y es que por primera vez, transcurre en mundo abierto.

Una historia conocida por todos

Ya que está basada en la clásica novela del Romance de los Tres Reinos. Tendremos que conquistar la antigua China, reescribiendo hechos históricos que allí ocurrieron como La rebelión de los Turbantes Amarillos, la Campaña del Norte, o la Batalla de Chibi. Cuatro facciones militares: Wei, Wu, Shu y Jin, cada uno con sus generales y sus estilos característicos de combate, que lucharán por hacerse con el control del país.

La estrategia cobra más importancia que nunca.

El juego se divide en dos partes muy diferenciadas. Una parte más estratégica y táctica otra de acción pura y dura. En esta entrega, la estrategia cobra más importancia que en ningún otro Dynasty Warriors ya que tras seleccionar un oficial (o crear uno propio con el editor), comenzamos el juego con un consejo de guerra que se celebrará cada seis meses, en el que además de atacar otras regiones, podemos enviar diplomáticos y entablar alianzas, mejorar nuestro ejército o nuestras defensas, comerciar, pasear para entablar relaciones con otros oficiales, y un sin fin de posibilidades que es cierto que al principio puede resultar abrumador, ya que no comprendemos muy bien qué consecuencias tienen nuestras acciones, pero conforme avanzan las horas de juego y nos familiarizamos con las mecánicas, nos ayudan a tomar mejores decisiones, aunque la cosa puede torcerse en cualquier momento y podemos vernos inmersos en una invasión por parte de unos aliados que nos han traicionado, o podemos ser nosotros los que decidamos atacar. Si conseguimos los objetivos marcados en el consejo de guerra, nos recompensarán con puntos de experiencia.

Una vez transcurridos los seis meses es cuando comienza la acción a la que nos tiene tan acostumbrados y nos veremos sumergidos en combates contra cientos de enemigos a los que tendremos que abatir. Las batallas pueden ser de invasión, en las que nosotros atacamos las bases enemigas para acabar con su comandante, o de defensa, en las que tendremos que defender la vida de nuestro gobernante o eliminar al jefe rival. Un detalle muy importante a tener en cuenta es que existen 3 tipos de unidades militares: Infantería, caballería y arqueros. Cada una de ellas con sus ventajas e inconvenientes y de nosotros depende sacarles el mejor partido.

Una novedad que incluye esta entrega, es que la finalidad de las batallas es asaltar los castillos enemigos. Mientras nosotros nos centramos en lugares estratégicos, como lugares donde hayan banderas y máquinas de guerra, nuestras tropas irán destruyendo las barreras enemigas, aunque la verdad es que no son muy eficientes y prácticamente todo el peso de la acción recaerá sobre nosotros. Tenemos a nuestra disposición arietes y catapultas que usaremos para destruir los muros de los enemigos, y además, ahora podemos usar un gancho que nos permitirá huir de situaciones complicadas, llegar hasta catapultas que nos den apoyo en el combate o incluso saltar los muros enemigos, así podemos pelear desde el interior de los castillos y abrir las puertas para que nuestros batallones puedan entrar. También existen planes secretos que podemos llevar a cabo para coger a nuestros rivales por sorpresa.

A pesar de los cambios, el combate en Dynasty Warriors 9 mantiene su esencia de machacabotones y sigue siendo muy sencillo y espectacular. Tenemos los conocidos ataques musou que nos permite eliminar a cientos de enemigos a la vez, además, existen unos ataques más poderosos y personalizables llamados Trigger Attacks, que infligen un daño aún mayor. Cuando salimos victoriosos de una batalla, recibimos puntos de experiencia que usaremos para mejorar a nuestro héroe, subirlo de nivel y mejorar sus estadísticas. También desbloqueamos unas ranuras para las armas que al añadirle unos cristales, las mejorarán notablemente.

Conforme avanzamos en las campañas, vamos consiguiendo unas cartas que poseen ataques especiales como llamar a un compañero o aumentar nuestra energía. Podemos llevar hasta 4 a la vez y se recargan después de utilizarse. También encontraremos unos cristales que aportan habilidades pasivas a los personajes.

Su mayor novedad, un mundo abierto.

Y es que esta entrega transcurre en un gigantesco mundo abierto que podemos explorar, recoger objetos, cazar y pescar, realizar misiones… algo que a priori parece muy interesante pero que en realidad no lo es tanto ya que las misiones son pocas y bastante repetitivas, los materiales que recogemos prácticamente no sirven para nada salvo para crear algún elemento de curación, además de que gráficamente los escenarios no son muy variados y tienen unas texturas bastante pobres que parecen de una generación de consolas anterior. Mientras estamos peleando o explorando, recibiremos información a tiempo real sobre los oficiales que son derrotados y veremos como nuestras fuerzas avanzan o retroceden. En cualquier momento podemos usar el viaje rápido y unirnos a la lucha llegando a ser una parte decisiva en la victoria.

Conclusiones.

Si bien es cierto que Dynasty Warriors 9 Empire tiene momentos muy interesantes, la historia queda bastante sosa ya que es prácticamente la misma que nos han contado en entregas anteriores. Podrían haber aprovechado para darle profundidad y desarrollarla un poco más ya que termina resultando una mera excusa para ir de una batalla a otra.

Podemos desbloquear hasta 90 personajes jugables cada uno con sus ataques especiales, algo que es muy interesante ya que aumenta su rejugabilidad y añade muchísimas horas de juego, pero básicamente se resume a jugar los mismos escenarios una y otra vez y con el paso de las horas se vuelve monótono.

Gráficamente es bastante mejorable ya no solo en cuestión de escenarios y texturas, durante las batallas, cuando hay muchos personajes en pantalla a la vez el juego va a trompicones, incluso a veces los enemigos simplemente desaparecen. La IA tampoco está muy pulida y en muchas ocasiones los enemigos no atacan si no lo hacemos nosotros primero.

En esta entrega de la saga, claramente le han dado mucha más importancia a la estrategia que a la acción. El consejo de guerra y su parte de gestión es muy interesante y se convierte en lo más destacable del juego, pero por el camino han descuidado otras muchas cosas haciendo que el resultado general no sea lo redondo que debería ser.

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