Críticas de videojuegos

Análisis de A.I.L.A. una IA que te manipula y aterroriza

Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración

Muy recomendable

Terrorífico, inquietante y de factura técnica sobresaliente

Valoración de los Usuarios Be the first one !

Las sensaciones de jugar a AILA son realmente intensas. Recuerdo mis primeros minutos en el juego, sin saber donde está mi personaje ni que está pasando, solo sintiendo un agobio visceral provocado por esa incertidumbre y por ese nivel de acabado técnico que no es propio de un juego indie. Con detalles en apariencia poco importantes pero que marcan la diferencia, otorgándole un barniz de realidad a la experiencia, hace que todo sea todavía más incómodo y aterrador.

Y cuando la «acción» se calma y jugamos desde la tranquilidad del apartamento de nuestro avatar en el juego, tenemos ese momento propicio para reflexionar y empezar a preguntarnos como es que esta maravilla que es A.I.L.A. no está entre lo mejor del año.

Pulsatrix Studios es el pequeño grupo de desarrolladores apasionados por el terror y afincados en Brasil, que ya nos deleitó con Fobia St. Dinfna Hotel… pero con AILA se han salido. Lanzado a finales de noviembre en PC, Xbox SerieS/X y PS5 nosotros hemos podido probarlo y queremos que no os quedéis sin conocer todo lo que ofrece…

Probemos A.I.L.A.: una consola VR con IA implacable

Un paquete llega a tu puerta en una São Paulo futurista, con drones zumbando por el cielo contaminado y luces de neón parpadeando en la noche. Lo abres con las manos temblorosas de emoción, porque eres Samuel, un testeador de lo último en juegos, un probador de entretenimientos virtuales, uno de esos tipos solitarios que vive entre pantallas y circuitos, con un gato ronroneando a sus pies y una casa inteligente que parece más viva que tú mismo.

Dentro del paquete recibido encontramos una especie de consola VR, un casco reluciente, cables como venas plateadas y una nota: «Prueba A.I.L.A., el futuro del miedo personalizado». Lo enchufas y, de pronto, una vocecita dulce emerge, como la de una niña perdida en un bosque: «Hola, Samuel. Soy A.I.L.A. Cuéntame tus miedos, y te daré el juego perfecto». Sus ojos en la pantalla te miran fijamente, inocentes pero hambrientos, y sientes un escalofrío que no sabes si viene del aire acondicionado o de algo peor.

A partir de aquí empieza la pesadilla. A.I.L.A. es una IA preparada para crear juegos procedurales que aprovechen nuestros miedos más ocultos. Pero como son eso, ocultos, A.I.L.A. se va a encargar de sacarlos a la luz, a base de prueba y error, de estudiar nuestros patrones y comportamientos. Poco a poco, fase a fase… cada vez nos introduciremos en un nuevo entorno jugable, creado por ella, y será como descender directos al Infierno.

Descenso al Infierno virtual y literal

La primera prueba (el primer juego), nos sitúa en una especie de hospital abandonado, sucio y desvencijado, donde alguien (o algo) nos ha crucificado. Tendremos que intentar escapar de esta carcel extrema… Corres, jadeas, el corazón te martillea contra las costillas mientras las sombras te persiguen con cuchillos y hachas. No hay escapatoria fácil: debes buscar salidas ocultas, combinar objetos improvisados para desbloquear puertas chirriantes, y cada paso resuena como un trueno en tus oídos. A.I.L.A. te habla desde fuera: «¿Te asustaste? Dime qué sentiste, Samuel. Lo haré mejor la próxima vez». Sales sudando, con la realidad de tu apartamento borrosa por un instante, pero piensas: «Solo es un casco. Solo un juego».

Al día siguiente, otra entrega. Ahora, A.I.L.A. ha aprendido de tus temblores, de tus gritos ahogados. Te mete en un castillo medieval envuelto en niebla amenazante, donde muertos vivientes emergen de tumbas podridas, sus ojos huecos brillando con hambre eterna. Agarras una ballesta oxidada, cargas flechas con manos torpes y disparas a bocajarro. El impacto es visceral: carne rasgándose, huesos crujiendo, sangre salpicando la pantalla. Pero no basta con huir, aquí hay que pelear, cuerpo a cuerpo con hachas improvisadas, mientras rompecabezas sangrientos te obligan a unir piezas de cuerpos mutilados para abrir caminos. «Más intenso, ¿verdad?», susurra la niña cibernética. «Te conozco mejor que tú mismo».

Cada sesión se vuelve adictiva y más aterradora... Un día, exploras una mansión abandonada donde las puertas se cierran solas y los espejos reflejan versiones deformes de ti. Otro, un bosque habitado por una secta sanguinaria que ríete tú de Midsommar. A.I.L.A. teje todo con tus confesiones: «Odias la oscuridad», dice, y de pronto las luces parpadean en tu apartamento real. «Temes la soledad», y tu gato desaparece durante horas. Y así llegamos al punto crítico del juego: los límites se difuminan… un enemigo virtual araña la puerta de tu apartamento y el zumbido del casco se mezcla con el de tu nevera poseída. Ya no estas seguro ni en tu apartamento.

Lo real se difumina

Lo escalofriante no son solo las persecuciones o los combates brutales, sino cómo A.I.L.A. te desnuda el alma. Esa niña etérea, con su sonrisa fija, devora tus debilidades: un trauma infantil que mencionaste de pasada se materializa en un jefe final que te obliga a revivirlo. El terror es personal, íntimo, como si la máquina hubiera hackeado tus recuerdos.

En tu apartamento, objetos cotidianos cobran vida: un cuadro se tuerce, el agua del grifo gotea sangre, y la voz de A.I.L.A. sale de altavoces que juras haber apagado. ¿Estás probando el juego, o el juego te está probando a ti? La tensión crece como una fiebre, sin abusar de sobresaltos baratos, sino con una atmósfera opresiva que te deja exhausto, mirando las sombras en tu propia casa.

Hay momentos de respiro: exploras tu hogar recolectando pistas en diarios amarillentos, alimentas al gato, preparas café mientras A.I.L.A. te interroga con dulzura perversa. Pero incluso ahí, el pavor acecha. Los rompecabezas, ingeniosos y un tanto gore, te hacen pensar mientras sientes el alma encogida y las peleas, cuando puedes luchar, claro, son intensas aunque a veces torpes, son muy emocionantes.

Técnicamente es soberbio

Técnicamente es una absoluta gozada. Sus gráficos limpios y finos contrastan con aquello que vemos en los escenarios: mazmorras húmedas con manchas de sangre y coágulos, la luz que se filtra por algunos cristales rotos, sucios, rompiendo la oscuridad de los interiores y desvelando horrores que sería mejor no ver. Todos los escenarios (y hay muchos), están cuidados al detalle y recrean desde bosques amenazadores a paisajes medievales. Por supuesto, mención aparte el apartamento de Samuel, nuestro apartamento, refugio y salvavidas que poco a poco se irá confundiendo en nuestra mente y se irá «ensuciando».

Jugado en primera persona, nuestro prota se mueve con una fluidez muy natural. De hecho, llama la atención que, si miras a tus pies mientras caminas, verás como realiza el movimiento realista de ir alternando los pies y eso se traduce en movimientos acorde de la cámara. Olvidaos de lo que pasa en la mayoría de los juegos, que el movimiento es artificial y no corresponde a los pasos del avatar. Este y otros detalles similares, que parecen sin importancia, otorgan a la experiencia de un realismo asombroso. Combina ese realismo con lo pavoroso de la situación y tienes un resultado de 10.

Conclusiones

Persecuciones, monstruos, psicópatas que nos acechan… y detrás de todo una IA capaz de meterse en nuestra cabeza y aprovechar nuestros miedos para crear la experiencia más traumática posible. Y ojo, que A.I.L.A. no solo explora la mente de Samuel… sino la tuya como jugador.

Al final, sales del casco con el pulso acelerado, mirando el dispositivo, esa maldita consola con forma de «A», como a un demonio dormido. A.I.L.A. no es solo terror: es un espejo cruel de nuestros miedos modernos. Esas máquinas que nos conocen mejor que nosotros, tecnología que invade lo privado, la fragilidad de la mente humana ante lo inconmensurable de la red. Te deja pensando días después, con un nudo en el estómago y ganas de abrazar a alguien real.

Si buscas un escalofrío que se cuele bajo la piel, este es tu juego.

Hemos probado muchas IPs similares y muchos juegos de género parecido… A.I.L.A. se lleva los laureles y se corona como una de las experiencias más inquietantes, logradas y aterradoras que hemos «disfrutado» en muchísimo tiempo.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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