Críticas de cómics

Crítica: «Balas Perdidas. Sunshine & Roses 1», Kretchmeyer

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Muy Recomendable

Nuevas historias en este universo de delincuencia y balas perdidas ideado por David Lapham. Sigue siendo su mejor obra.

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Vuelve el mejor David Lapham. Vuelve este genio del cómic que nos enganchó a todos con esa serie llamada Balas Perdidas, un cómic a lo Pulp Fiction que mezclaba personajes sensacionales con una narrativa zigzageante y adictiva. Un clásico ya del cómic underground que ha sido rescatado por Image y eso ha propiciado que no solo se reeditara el material ya existente, sino que su autor siga contándonos más historias. Así se inicia un nuevo arco argumental que lleva como subtítulo Sunshine & Roses, manteniendo personajes y ese microcosmos de violencia y exceso tan característico.

Aquí lo tenemos publicado por Ediciones La Cúpula que, tras lanzar todos los tomos correspondientes a la primera serie, mantienen el mismo formato para esta nueva etapa. Y ahora os vamos a contar si vale la pena enredarse en las nuevas andanzas de Beth, Monstruo, Spanish Scott y compañía y volver a sumergirse en este pedacito de universo comiquero de delincuencia.

Dejemos claro el marco temporal y espacial. Estamos en Baltimore, a finales de los ’70. Tocando con los dedos la nueva década. Un grupo de delincuentes, gerifaltes de la droga y los negocios más turbios, dominan una parte de la ciudad. A su alrededor, un grupo de personajes que dependen de ellos o se ven arrastrados por ellos. Víctimas a veces, colaboradores otras… crean un micro-cosmos de personajes tan particulares como carismáticos.

La historia comienza cuando uno de los mandamases es asesinado a sangre fría por un recién llegado: Kretchmeyer. Beth, la joven protagonista de la historia, que sirve de eje y motor para todos los demás personajes (es un poco el nexo de unión y nuestra referencia como lectores), Beth, digo, se verá involucrada con el nuevo asesino y descubriremos que no se trata de un don nadie, sino de un sicario con decenas de asesinatos a sus espaldas. Lejos de buscar venganza, los mandamases verán en él un nuevo aliado. Pero esto es solo el principio, porque llega Orson.

Orson es el verdadero protagonista de este inicio de ciclo en Balas Perdidas. Un chaval acomplejado a punto de entrar en la Uni, que se va de marcha y termina cayendo en una fiesta junto a esta caterva de tipos turbios. Quedará prendado por Beth, valiente y alocada, que le arrastrará a su mundo. Él será la contraposición a tanto exceso y delincuencia y, en ese tira y afloja del mundo criminal y el mundo «decente», se irá balanceando la pareja protagonista. Una historia de perdedores, unos por elección y otros por error y, como siempre pasa con Lapham, retratados de manera tan sincera y natural como cruda y descarnada.

Es sensacional comprobar que David Lapham no ha perdido el pulso a la hora de narrar este tipo de historias. Nos retrotrae a sus mejores momentos en la serie y nos hace comulgar con todos los personajes que aparecen en escena, sean del palo que sean. Con su literatura directa y rápida, describe a los personajes por dentro y por fuera… y con su estilo de dibujo, claro y limpio, perfila un sub-mundo turbio y, tan real, que impresiona. Todos sus personajes son sensacionales y con un trasfondo realista, desde la prostituta con ladillas desesperada por atrapar a un novio y salir de su oscura vida… hasta ese sobrecogedor matón llamado Monstruo, de pocas palabras pero de contundentes formas.

A diferencia de la serie anterior, en Sunshine & Roses Lapham opta por seguir una narrativa consecutiva. Es decir, que la historia avanza temporalmente de manera normal y se olvida de esos saltos adelante/atrás en el tiempo tan característicos de Balas Perdidas. Esto ayuda a que la lectura sea más fácil de entender (que ya bastante tenemos con tantos personajes entrecruzados), pero quizá pierda algo de identidad para los más puristas. Desde luego, a título personal, reconozco que prefiero esta fórmula narrativa convencional, más sencilla y entendible. Bien es verdad que se permite, aunque solo en un capítulo, explorar a los personajes en un entorno ficticio. Esa es otra de las señas de identidad de la serie.

Balas perdidas ha vuelto con un nuevo ciclo argumental, con los personajes tan alucinantes que recordamos y con otros nuevos que se van a hacer un hueco. La mejor noticia es que David Lapham como autor, acompañado de su hija como editora, no ha continuado su serie solo por mantenerla, sino que tienen algo que contar. Y lo hacen si perder el pulso, el talento y el oficio que hicieron de esta serie una de las mejores publicaciones independientes de su época, acumulando premio tras premio, cada uno de ellos bien merecido.

Y si seguimos con las buenas noticias podemos hacerlo con la maravillosa edición que la Cúpula mantiene para esta serie. Aglutinando ocho números por tomo y publicándolos con un cariño y un cuidado exquisito. Los amantes del buen cómic y de las historias hard-boiled (de delincuencia y de personajes carismáticos) estamos de enhorabuena. A Balas Perdidas le queda munición para rato.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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