Críticas de cómics

Crítica: “RED Integral”. Demasiado viejo para la jubilación.

Resumen de la Crítica

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Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición

"Soy un experto en dolor y en miedo"

Un cómic ágil, dinámico, violento y muy palomitero. Diversión asegurada.

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Desde hace más de 20 años Warren Ellis se ha convertido en un autor de obligado cumplimiento. Su solo nombre reclama como Nolan o Tarantino en el cine. En las de encargo ha sabido revitalizar series de larga duración con planteamientos novedosos y rompedores respetando los usos y costumbres del lugar y época. Véase como primerizo en Excalibur (Marvel) o como veterano encumbrado en Thunderbolts (Marvel) o Hellblazer (Vertigo/DC). Ha creado iconografías inolvidables con discursos refrescantes (Transmetropolitan, Vertigo/DC), odas a la ficción en todas sus vertientes (Planetary, Wildstorm) y ha redefinido el concepto del comic de superhéroes (Stormwatch/Planetary, Wildstorm). Pero esto no es nuevo, lo sabemos todos los que nos paseamos por aquí. Luego está el cortoplacista. El amante del comic ligero y sin pretensiones. El de las pequeñas historias que van al grano y buscan la pildorita de diversión en un paréntesis de puro entretenimiento. Siempre sin renunciar a su estilo. El del conformador de mundos bajo los cimientos prehistóricos de siglos creacionistas de ficción. El sello Ellis, la etiqueta negra del comic USA. Global Frequency, Ministerio del Espacio, Tokyio Storm Warning, Desolation Jones, Ocean… y Red. Entre otras muchas, que no cito para que no parezca esto la lista de la compra.

Red es el capricho de acción violenta del buscador de emociones fuertes en un esquema “sota, caballo y rey”. Este es el tipo, este es su conflicto y no le des más vueltas. Siéntate, pilla palomitas, ponte música cañera y disfruta, que esto no son más que tres grapas de tiros y emboscadas. El Ellis alimenticio que llena la vida en media hora. El Ellis que en una servilleta da forma a un personaje supermolón con una serie de recursos infinitos que molan todavía más. El Ellis que con tres indicaciones le monta a su dibujante un storyboard cinematográfico que dio en el clavo. El Ellis amante del rollo espionaje con moraleja sangrienta. El Ellis que se ríe del Imserso.

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Para dar lustre a semejante viaje de muerte y destrucción el escritor se sirve de un inspiradísimo Cully Hammer. El norteamericano se mete en la cabeza del inglés para regar las páginas de talento dinámico y narrativo. Las secuencias del protagonista pegando tiros y emboscando a sus cazadores son de aúpa. Sabe perfectamente que ángulo tiene en mente el escritor para dar el necesario dramatismo de acción que un comic de estas características necesita. Sin renunciar a los aspectos cuasi gores cachondos que tanto gustan a los seguidores del género, consigue provocar tembleques en el manejo del volumen para suplir los efectos especiales que el comic no puede transmitir. Si en la sensación de movimiento está sobrado, el realismo de las expresiones con aspecto caricaturesco es delicioso. En gestos stevedillonianos, los rostros circunspectos de las víctimas de Paul Moses provocan la maliciosa sonrisa del lector que se ríe de unos pobres desgraciaos ignorantes de por donde les vienen los tiros. La imagen que le da al prota en este contexto como avatar de la muerte es creíble, imaginativa, rotunda y seca. Moses es invencible, y así hay que lustrarlo. Un juggernaut viejo y calvo que ataca con la misma proporcionalidad que su edad. Un pasote.

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De esta premisa tan sencilla y cachonda la industria cinematográfica vio un filón para explotar en la gran pantalla. Adaptó el concepto del hombre de acción retirado y de mediana edad y su espectacular punto de partida, se fijó en la graciosa relación de Moses con su enlace en la Cia y montaron una cinta pirotécnica mezclando comedia de acción y comedia romántica tipo Mentiras Arriesgadas, multiplicando la idea actoral inicial por cinco pero sin el gancho de la cinta de James Cameron. Si Un Moses no era suficiente, pues ponemos cuatro más con rostros conocidos. Este quinteto de la muerte fue formado por Bruce Willis, John Malkovitch, Helen Mirren, Brian Cox y Morgan Freeman, como ya sabemos. Tuvo el éxito necesario para sacar una secuela que se devoró asimisma. Si ser una historia digna de recordar, lo relevante eran las interacciones entre los personajes y sus gracietas recordando los buenos tiempos. Todo en opinión de quien escribe, claro. Teniendo en cuenta que el germen nació del noveno arte, los guionistas de las películas expandieron la mitología cinematográfica publicándo cuatro Before Red protagonizados por los mencionados en sus años mozos. El resultado es digno y sacará la sonrisa de los que disfrutaron con estos personajes con independencia del sentir de la producción cinematográfica. Aquellas anécdotas que se contaron en la película cobran forma gráfica a través de cuatro episodios autoconclusivos. Lo más relevante es que renuncian a la monotonía argumental y al menos ofrecen giros interesantes y frases molonas. No están nada mal dibujadas y cuentan en sus filas con dos autores españoles, Bruno Redondo (Injustice) y Diego Olmos (Batman Barcelona), el mejor en mi opinión de este grupo de cuatro. La narrativa es eficaz y no es confusa e incómoda. El estilo es más estático que su predecesora original pero aguantan bien los guiones, teniendo en cuenta que transitan en varios escenarios, que la acción es de obligado cumplimiento y que deben alcanzar el momento sorpresa en todas ellas. Como el binomio escritura-dibujo tiene como única voluntad la de la pura evasión del personal y el reencuentro con sus homónimos peliculeros, gracias a su buen hacer el objetivo queda cumplido.

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El volumen lo cierra Red: Alto Secreto, encargándose Cully Hamner como autor completo. Recuperamos al Paul Moses original y al igual que las historias del intermedio, exploramos el momento previo del ex asesino en su retiro ellisiano. El artista le coge gusto al invento y nos regala un especial que respeta perfectamente los presupuestos de la obra original: un protagonista carismático, tensión argumental y conspiración verbal, tempo cinematográfico y dinamismo contundente. Lejos además de repetirse y tomar la primera saga como plantilla a fotocopiar, explora la psicología del protagonista y su ansia redentora, sin olvidarse de lo que busca el lector en este tipo de género y que además disfrutó en el primer acercamiento: sangre, huesos rotos y muchos tiros. De corte más conspirador que el de Ellis, Alto Secreto incide más en las cuerdas invisibles de las cloacas del poder que dirigen a sus víctimas como vulgares marionetas, ya sea el objetivo a batir en el gran plan como el destino de su verdugo. Con una buena alternancia entre drama y la acción, más profunda que la primera por lo injusto de la situación, el doble capítulo se lee del tirón con las mismas buenas sensaciones que su predecesora. Está a la altura de la misma aún con el hándicap de la falta de novedad que fue tan certera en aquella. Carece del efecto sorpresa que supuso la presentación como personaje de Moses pero lo suple con el análisis de otras parcelas que justifican el punto de arranque del comic escrito por Ellis. Una precuela muy satisfactoria que respeta los cánones establecidos en la anterior, el entretenimiento sin pretensión. Vamos, que no hay monólogos existenciales en cuadros de texto, sino marcha desefrenada de la buena.

Red 1-3, Red: Joe, Red: Victoria, Red: Marvin, Red: Frank y Red: Eyes Only, DC Comics. Red Integral, ECC Ediciones. Color. Cartoné. 224 pags. Fecha de edición: Diciembre de 2016.

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