Críticas de cine

Crítica: Scott Pilgrim contra el mundo. Lo difícil de subir de nivel

Resumen de la Crítica

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Una oda al frikismo.
 
Esta sería la manera más sencilla de describir una obra que no lo es en absoluto. Una representación de la vida misma en forma de lo que más nos gusta a algunos: un videojuego.
 
Con referencias y pistas musicales de clásicos de las videoconsolas (como el “Zelda: Ocarina of Time”), monedas que caen de los villanos cuando son derrotados, marcador de puntuación, “barra de pis”, onomatopeyas, peleas cargadas de superpoderes y personajes capacitados para subir de nivel, Edgar Wright (“Zombie’s Party”) plasma con este film la dolorosa y difícil evolución del ser humano.

  La cinta nos sitúa en la piel de Scott Pilgrim (Michael Cera), un friki de veintidós años desgarbado e inseguro, que toca el bajo y sale con una colegiala para superar la ruptura con una exnovia que lo abandonó para convertirse en una afamada cantante.

 
Pero la monótona vida de Scott cambia cuando se enamora de Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead), una misteriosa chica que cambia de opinión tanto como de color de pelo, y con la que sólo podrá estar cuando derrote a sus siete “malvados ex”.
 
 
Y por si fuera poco, Scott deberá lidiar con todo esto en medio de una competición de bandas de rock cuya meta es firmar un contrato con el productor Gideon Gordon, el último exnovio de Ramona.
 
Para conseguir su objetivo, el joven tendrá que seguir un camino de superación que terminará con la obtención del autorrespeto (en forma de espada superpoderosa), el aumento de unos cuantos niveles y, con ello, la culminación del videojuego.

 

Todo ello con la ayuda de unos amigos (a cada cual más excéntrico) que le recuerdan a diario sus errores y limitaciones, obligándolo a madurar a marchas forzadas.
 
Este es el caso de su colega gay, Wallace Wells, quien le insta cada día a que abandone pronto su casa, y que llena el film de carismáticas y cómicas  escenas, en un papel interpretado magistralmente por Kieran Culkin.
 
Porque el hermano menor (uno de tantos) del que en su día fuera un niño prodigio, Macaulay Culkin, ha demostrado, si bien a más avanzada edad, unas dotes interpretativas que superan con creces a las de su pariente. Y es que, aunque es posible que esta haya sido la película más sonada en la que ha participado el actor, con su humor ácido e inteligente se ha metido en el bolsillo a la mayoría del público, que ahora deseamos verlo más asiduamente en la gran pantalla.

Aunque lo cierto, sin dejar a un lado que Kieran es la estrella de este film de Edgar Wright, la cinta cuenta con un reparto de lo más hilarante.
 
Empezando por Michael Cera, al que se le dan especialmente bien los papeles de perdedor y de imán de problemas (como vimos en “Juno”), para seguir con la panda de seres curiosos que éste se va encontrando a lo largo de su aventura (destacando al exnovio vegano interpretado por Brandon Routh) y que conforman este friki y desternillante film que no es sino una parodia de la vida misma.
 
 
Porque las “vidas extra” no son más que segundas oportunidades para superar a esa retahila de “malvados ex” que representan los miedos y complejos que el ser humano debe superar para conseguir una recompensa mejor que la de pasarse cualquier videojuego: un nivel adecuado de autoestima.

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

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