Críticas de cine

Crítica: «Cosmópolis», la amarás/la odiarás.

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Cosmópolis es una película muy dificil de etiquetar. Una apuesta arriesgada para exhibirse en las salas comerciales, donde el gran público acude con su Coca-Cola de barril y sus palomitas recalentadas y a precio de cobre, dispuestos a pasar un rato entretenido, sin más pretensión que distraerse, deseando alejarse de los problemas cotidianos, de la crisis… Por eso no es de extrañar que muchas personas se levanten y se marchen, agobiados por la propuesta y el experimento que David Cronenberg despliega durante más de hora y media.

Al igual que pasaba con "El árbol de la vida" o "The Artist", debería haberse puesto un cartel en la entrada del cine avisando del contenido de la pelicula y de la posibilidad de decepción. El motivo de estos carteles es tema de otro debate, pues a mi parecer no deja de ser triste que el público acuda al cine sin informarse ni lo más mínimo sobre la obra que va a ver. 

El argumento nos muestra como un tiburón de las finanzas, (uno de esos supermillonarios responsables de manipular la economía a su antojo para sacar el mayor provecho personal, aún a expensas de miles de personas, e incluso paises) es incapaz de predecir las fluctuaciones del yen, la moneda china, viendo en este hecho su final. Todo transcurre en un día. Un día que se pasa viajando por Nueva York, en su impresionante limusina, obsesionado por ir al barbero a cortarse el pelo. Su servicio de seguridad le aconseja no seguir con el itinerario, pues se están produciendo tres acontecimientos simultáneos que paralizan la ciudad: la visita del presidente de EE. UU., el funeral de una megaestrella del rock/hip-hop y unos altercados-manifestaciones del populacho. Pese a todo, el voraz empresario se obstina en acudir a su barbero de confianza…

Como decía más arriba, la gente comenzó a salir del cine transcurridos 20 minutos de película. Yo mismo me hubiera pensado en abandonar a la media hora si no tuviera mi compromiso con Hellofriki… y hubiera cometido un gran error. La película se desarrolla en un 80% dentro de la limusina, por donde van desfilando los personajes más variopintos e irreales que puedas imaginar. Los diálogos son complicados, veloces, a veces dotados de profundidad y, al segundo, triviales y banales. La situaciones son absurdas e inconexas. Las reacciones de los personajes están carentes de toda lógica. ¿Pero se puede saber qué tiene de bueno la película siendo así?, os preguntaréis. Una vez pasado el "shock" inicial de encontrarte con una película tan extraña, puedes llegar a ver lo que hay detrás de tanto absurdo. La crítica que se hace a nuestro mundo, donde unos pocos viven envueltos de un lujo absurdo mientras millones mueren de hambre, sobrevuela constantemente cada segundo del film. El protagonista, carente de toda moral y su entorno, esos absurdos personajes, que existen por y para servirle. La lujosa y eterna limusina, que dota a la obra de opresión y agobio, es su pequeño mundo donde nada le falta: allí come, duerme, fornica, orina, le visita el médico… Es su templo, pero solo una persona no entra ahí: su prometida. Una hermosa chica a la que desea pero que no puede tocar, es lo que más desea y es lo único que no puede tomar. No seguiré aludiendo a estos aspectos de la película, pues está llena de simbolismo y metáforas. Acabaré recordando una de las, para mí, mejores escenas. Cuando el protagonista está en su limusina, hablando de finanzas con su profesora de teoría, tomando tranquilamente una copa… mientras en el exterior ha estallado una revuelta y la gente zarandea y golpea el coche. Golpes, zarandeos en los que ellos ni siquiera reparan, no les prestan la menor atención.

En el plano artístico, todo el plantel de actores luce a un nivel altísimo. Siendo una película tan dificil como és, también de interpretar, ninguno de los personajes parece desencajar en esta extraña historia. Brilla con luz propia Paul Damatti en un papelazo secundario allá por los últimos 15 minutos. En el papel protagonista tenemos a Robert Pattinson, desmarcándose de la "saga crepuscular" con un trabajo sumamente convincente y casi parece creado para él. Repito que la complejidad de la película, con constantes primeros planos y planos cortos, requiere de profesionales para poder llevarla a un nivel suficientemente convincente… y Pattinson lo logra.

La crítica le ha dado "nueves" y el público le ha dado "ceros". He llegado a leer comentarios que la acusan de "filosofía de pacotilla", "diálogos sin sentido que quieren aparentar genialidad", "la peor película que he visto en mi vida"… 

Personalmente quedé encantado con ella. Incluso me animó a buscar la novela en el que está basada, "Cosmópolis" de Don DeLillo. Soy amante de estos experimentos en el cine, trabajos personales que se salen de la corriente mayoritaria, que obligan a estar con los seis (o siete u ocho) sentidos puestos en la pantalla y sabiendo que, a pesar de todo, se te van a escapar muchos detalles. Pero también entiendo al espectador defraudado, que opina (con razón) que el cine es un espectáculo para divertirse. A ellos les diría que, la próxima vez, investiguen un poco sobre la obra que van a ver: su director, si está basada en alguna novela, etc. Se ahorrarán más de una decepción y más de un susto (aún recuerdo aquellos padres que salían corriendo de la sala donde proyectaban "South Park: La película", confiados en llevar a sus niños a ver una "película de dibujos"). También me gustaría recordar que el cine es un medio de expresión artística y, como tal, el autor no está obligado a crear lo que nosotros queremos ver, sino a representar aquello que está en su cabeza, siendo fiel a sí mismo. 

Es lo que tiene el Arte. Te puede gustar la obra o la puedes aborrecer. El autor, simplemente, la crea.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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