Críticas de cómics

Crítica: “Extremity”. Acierto seguro.

General
Guion
Dibujo
Personajes
Historia
Edición

Si sólo pudiera que leerse un cómic este año, yo recomendaría este.

“Vamos a usar este dolor, hija mía. Vamos a hacer que ella sienta lo que nosotros sentimos ahora. Vamos a matarlos a todos.”

Valoración de los Usuarios Be the first one !

Afortunadamente, no hemos tardado mucho en tener de nuevo en nuestras tiendas favoritas este pelotazo de Daniel Warren Johnson. Menos mal, porque el que escribe se quedó con las ganas en su día y no estaban los bolsillos para satisfacer el mercado de segunda mano. Si tenía las expectativas por las nubes, algo peligroso por las decepciones repetitivas, estas se colman con el primer episodio y se superan a partir del segundo.

Efectivamente, pocas veces me encuentro con un autor que empiece tan fuerte y sorprendente. No había leído nada del señor Johnson, y la culpa la tenía “Extremity”. Porque quería saber el origen del mito en nuestro país antes de enfrentarme a su obra posterior. Y ya es un fijo.

Partiendo de algo poco complejo como una historia de venganza entre clanes en un universo de ficción fantástico y postapocalíptico, la grandeza del tomo la encontramos en su absoluta pericia en la construcción de personajes y en la cantidad de grises en las motivaciones y decisiones de cada uno de ellos. Cada uno en lo suyo, incluso en las personalidades menos beligerantes. Pero mientras que uno podría atisbar por donde iban a ir los tiros, la sequedad y brutalidad en las formas de todos sus individuos, lo desconcertante de los escenarios de batalla y de población, así como su alta capacidad para el drama y la violencia bien entendida en la ficción, arrojan una obra de primer nivel.

Esto en su primera parte, que si bien en la segunda, ya conociendo contexto y personajes, el devenir no es tan sorprendente. Pero como a esas alturas te has enamorado de todos y cada uno de los actores y la obra ni desbarra ni se le va la argumentalmente, es ese mantenimiento en el pulso y en el tono, el abrazar lo ya logrado para que no se escape, lo más relevante en la segunda mitad, a pesar de que ya se atisbe el destino final de todo y todos. Digamos que al final de la primera parte el cómic se pone en un cien sobre cien, baja a ochenta y se mantiene. Vamos, que no se la pega, cosa rara en planteamientos tan demoledores y ambiciosos como este donde al final, por intentar inventar la rueda, el coche se sale de la curva y acaba en siniestro total. Aquí desacelera un poco, pero termina la carrera de forma notable.

El autor demuestra que es un escritor con mucha sensibilidad, máxime además cuando a Thea, su protagonista, le han privado de su mayor talento, la ilustración. Un elemento muy autobiográfico del que Johnson se aprovecha para hacer tangible el amor puro por su arte. La guerra y su imprescindible violencia, las relaciones familiares y la venganza en su rango más primario se filtran por cada uno de sus viñetas en un retrato humano demoledor en lo dramático y espectacular en la acción. Es curioso, porque el uso frecuente tan abusado en el cómic actual de esquemas narrativos muy televisivos respecto a los momentos impacto y presentación de situaciones top en cuanto a continuarás, se utiliza mucho aquí, pero es esa sensación de que a pesar de que narrativamente y contextualmente todo es reconocible, hay un algo que te atrapa. Y ojo, que también hay muchísimo talento en la escritura, con frases demoledoras y secas. De esas que apetece subrayar con un lápiz. Pero que también se suelen ver con frecuencia.

Por tanto, ¿Cuál es el plus?, ¿Qué hay aquí para que sea tan especial a pesar de sus usos? Tres cosas.

En primer lugar, el equilibrio milimétrico entre el drama, la aventura, la acción y los personajes.

En segundo lugar, la falta absoluta de pretenciosidad, que no es incompatible con la ambición (rasgo que apunté más arriba). En ningún momento notas ese escozor, sobre todo en obras de crítica social, en el que compruebas que el autor te esta diciendo, “mira, aquí estoy denunciando esto y aquí critico lo otro”. Cuando hay cierta artificialidad en lugar de naturalidad. Que al final minimiza el ingenio, la sorpresa y la calidad ahogando la narración en contra de unos planteamientos y puntos de partida que prometían muchísimo.

Y por último, y el más importante, que tiene alma y pasión. En el medio y en la ficción. En el respeto al lector y a sus editores.

“Extremity” lo tiene todo, pero lo mejor es que el viaje editorial con Daniel Warren Johnson no ha hecho más que empezar.

Si sólo pudiera que leerse un cómic este año, yo recomendaría este.

Por cierto, a los que les gustan ponerse música mientras se leen un buen tebeo. La banda sonora de “Mad Max, Fury Road” es perfecta para este.

Extremity 1-12, Skybound/Image. Extremity, ECC Ediciones. Cartoné, 320 páginas. Color. Pvp: 33 euros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba