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Crítica: “100 Balas, Libro uno”. Impacto total

Resumen de la Crítica

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“También hay un arma y 100 cartuchos de munición. Todo irrastreable. Todo suyo.”

100 balas Libro Uno puede ser una de las miradas más brillantes al noir moderno de los últimos veinticinco años.

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Pilar indiscutible del comic noir americano, sólo su alargada estela le desvió de la grandeza total. Pero su amplio tapiz permitió introducir retratos llenos de verdad de la violencia en los inframundos urbanos y rurales de Estados Unidos. Libro Uno recopila de una tacada y en unidad de acto el arranque explosivo y absorbente de esta gran serie. El último gran mcguffin del género negro que convenció al sello Vertigo para explorar nuevos territorios y expandir su catálogo.

Vuelvo a encontrarme con viejos ficcioamigos, después de más de diez años sin saber de ellos. Dizzy, Dolan, Chucky, Cole, Branch y Louis, La primera me vuelve a estremecer cuando me cuenta su drama personal con sólo 23 años. Mujer fuerte y dura pero romántica con la idea de que vuelvan nuevas y renovadas esperanzas. Su madurez al sobrevivir sufrido supera las dudas planteadas por el misterioso agente Greaves y su maletín inimputable. El contacto de ambos personajes se difumina y entrelaza a través de una potente historia donde la corrupción y la criminalidad llenan de oscuridad los rincones ocultos de Chicago. Un repaso de la imposibilidad de la comunidad latina para escalar niveles en el entramado civil de una gran ciudad. “100 Balas”, primer arco argumental del tomo, es un ejemplo de como arrancar una ficción como dios manda. Una casilla de salida original y potente para transitar por unos caminos que se entrelazan a través de un desplazamiento gráfico seco, directo y estremecedor, gracias al carisma de un grupo de personajes históricos.

Aguafiestas” es la llamada de Dolan. Me vuelve contar su triste historia y la empatía vuelve al momento. Y sobre todo algo que la obra deja de manifiesto nada más al principio, la mala gestión en el uso del maletín puede obtener un resultado peor que lo que le puede ocurrir al destinatario de las balas mágicas. Radiografía del clásico perdedor del que el género se ha nutrido abundantemente. El tono pesimista y desalentador visto en el arco anterior se repite, ratificando que esa va a ser la tónica general. Se introducen conceptos y denominaciones que van a poblar el glosario de la obra en su conjunto, así como las malas artes de todos los implicados. Para encontrar algo de bondad en toda la serie va a ver que rascar profundamente, y ni siquiera el gris es el color predominante. Todo es muy negro. En este capítulo tenemos un ejemplo.

En “Timo pequeño, gran cagada”, Chucky me recuerda que siendo un maestro en los daos, le tendrían que haber ido mejor las cosas. Me refresca como la entrada en prisión truncó su progresión. Como si fuera un alma cándida y pura por estafar a criminales menores. El encuentro con Graves le va a sacar de su malestar, pero son tantos sus planes y sueños que ni siquiera el maletín puede abarcarlos. Los destinos de sus protagonistas entretejen una historia muy propia de este estilo de contar historias sobre amistades puestas a prueba con elementos criminales por doquier.

Cole impide que me olvide en “Que tu mano derecha no sepa…” que la venta ambulante de helados da para poco económicamente pero que llevar la alegría de los peques cuando consiguen sus tesoros diarios compensa. Cuando me reproduce la palabra misteriosa que será clave para entender la historia en su conjunto como guiño a las teorías conspiranoicas de los últimos 300 años vuelve a la memoria el tour de force particular de este sujeto en busca de la venganza que el maletín y las balas le permitieron.

Branch me lleva de nuevo al París oculto, el que no se ve en las postales. “Parlez kung vous” es un recorrido nocturno donde Dizzy recibe la primera clase de conspiralogía y la naturaleza del juego mortal en el que se está embarcando. Por fin empezamos a atisbar los resortes a medio plazo de esta serie y a obtener respuestas. Los interrogantes justifican al fin que la ambición de la obra supera las expectativas creadas al principio y que la cadena de acontecimientos que se atisba es larga y vertiginosa. Un punto y seguido para cargar pilas y un descanso antes del siguiente nivel, que se antoja explosivo.

Como explosiva es la desalentadora historia de Louis en “Colgando de un hilo”. Interesante preludio a uno de los arcos argumentales más potentes de la serie en su conjunto que tendrá lugar en Libro Dos y que explora el perfil individual de uno de los compañeros de Greaves en su perdida asociación. Con un peso muy acentuado en las relaciones paternofiliales, sobre todo en contextos tan violentos y desesperanzadores como este, los autores dan el do de pecho en este análisis shakespeariano del noir con una serie de giros y tensiones dramáticas que cortan el hipo.

Para interpretar la información visual de este terremoto implacable de emociones y sorpresas que dirige Brian Azzarello, Eduardo Risso dirige con maestría una obra indisoluble a su lápiz. Los claroscuros no alterados por las sobrias paletas de Grant Goleash y Patricia Mulvihill imprimen atmosféricamente el entorno oscuro y opresivo donde se chocan la inocencia y la maldad más pura. El lenguaje corporal, rictus incluido en todos los personajes, denota claramente la inteligencia del autor a la hora de explicar personalidades sin articular palabra. Partiendo de la base que la mayoría de los personajes retratados tiene una oscuridad interior muy notoria, ya sea por elección o por mala fortuna, la mirada preclara que la obra hace de la realidad de las clases bajas y criminales en entornos hostiles y violentos es absoluta. Y esto es gracias a Risso. El artista confirma con esta obra de forma definitiva que es un maestro en la recreación gráfica de los ambientes y las atmósferas, así como un director de fotografía alucinante en el uso de la iluminación. Un primer espada de la narrativa visual y un mejor psicoanalista gráfico de cualquier tipo de personalidad. No puedo olvidar el arte en segunda línea de las situaciones fuera de plano. Pequeñas joyas narrativas, mudas, que operan al margen de la acción principal pero que cuentan con autonomía propia. Este recurso del dibujante, que en ocasiones funciona como preludio a futuras tramas y en otras como ejemplo de la violencia invisible que no apreciamos en el día a día (pero que está ahí y no sólo en las noticias de la televisión), otorga a la obra un sello de calidad imperturbable.

100 balas Libro Uno puede ser una de las miradas más brillantes al noir moderno de los últimos veinticinco años, y en cualquiera de los medios de producción de ficción.

100 Bullets 1-19, Vertigo´s Winter Edge 3, Vertigo/Black Label/DC Comics. 100 Balas Libro Uno, ECC Ediciones. Cartoné. Color. 456 pags. Pvp: 42 €.

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