Críticas de literatura

Reseña: «La vieja escuela» de Pamela Newton

Resumen de la Crítica

Valoración

Muy recomendable

Un retrato de la corrupción policial en el Sidney de principios de los 90 de gran calidad y autenticidad.

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«Hay dos cosas que deberías recordar sobre los buenos viejos tiempos, Ned: no eran tan buenos y tampoco tan viejos.

La primera novela de Pamela Newton nos transporta al Sidney de principios de los noventa donde una joven agente de policía de origen vietnamita, Nhu Ned Kelly, intenta hacerse hueco en uno de los cuerpos de policía más endógenos y corruptos del país. El libro comienza con la apertura de un polémico caso que va a sacudir no sólo a la capital australiana sino también a su cuerpo de policía e incluso a la vida personal de la protagonista: el descubrimiento de los cuerpos de dos mujeres desaparecidas en 1976, sepultados en los cimientos de un antiguo edificio en demolición.

Con este prometedor arranque empieza una novela negra y policíaca cocinada a fuego lento, donde las nuevas pistas sobre el caso, así como las respuestas a las preguntas de la protagonista sobre el turbio desenlace de sus padres, se van dosificando al lector con cuentagotas: ¿Quién estuvo tras el misterioso asesinato de sus padres cuando Ned era solamente una niña? ¿Cuál fue el papel del padre de Ned durante la guerra de Vietman? ¿Es sólo una coincidencia que este fuera socio fundador de la constructora encargada de las obras donde aparecieron los cadáveres hasta el día de su muerte?

Con ayuda de su compañero y mentor Trevor Charlton (TC para los amigos) y el enigmático subinspector de la Policía Secreta Sean Murph (con quien mantiene una relación amorosa) la joven Ned intentará arrojar un poco de luz sobre su pasado familiar, resolver su primer caso de homicidios y ganarse el lugar que le corresponde en un mundo controlado por hombres donde todavía impera la ley de la vieja escuela.

La novela en sí sorprende por su gran madurez narrativa, poco común en escritores nóveles, y por una fantástica y bien perfilada galería de personajes, entre los que destaca su potente protagonista femenina. Uno de sus puntos más fuertes del libro es la sensación de veracidad y realismo que transmite la descripción de P.Newton sobre el funcionamiento y los mecanismos intrínsecos de un cuerpo de policía: su marcada jerarquía y el gran peso de las generaciones veteranas, su compleja burocracia, sus prejuicios y rencillas internas, etc. De hecho, no es casualidad que su autora trabajara durante trece años en el Cuerpo de Policía de Nueva Gales de Sur, pasando por diversos departamentos como Antidroga, Delitos sexuales y Homicidios, primero de uniforme y más tarde como detective. Un aspecto que es imprescindible para entender la autenticidad de su retrato de la vida policial en la capital australiana.

El ritmo del libro es pausado pero en ningún momento llega a aburrir o decaer, sino todo lo contrario, avanza de forma firme y ascendente hacia un clímax final que (lo mejor) ya promete segunda parte. Como en toda buena novela de género que se precie, los diálogos son abundantes, ágiles y están estructurados de forma impecable, aportando pistas clave para el desarrollo de la trama. Quizá se echa de menos alguna escena de tensión más, puesto que en «La vieja escuela» no abunda la acción propiamente dicha. Sin embargo, el libro cuenta con un par de pasajes realmente sobrecogedores, narrados con una firmeza y un pulso envidiables (mención especial para los recuerdos de Ned sobre de la fatídica noche en la que murieron sus padres), sin dejar de resultar interesante en ningún momento para el lector.

Por último, el libro dinamita esa imagen idílica sobre Australia que tenemos en Europa, de país correcto y desenfadado, ese pacífico pedacito de Occidente perdido en el Sureste Asiático. La novela de P.Newton no duda a la hora de revolver los trapos sucios de su país abordando, de forma más o menos directa, temas tan delicados como el maltrato de las poblaciones aborígenes, la inmigración, la creciente influencia de las mafias chinas, la sombra de la guerra de Vietnam y, sobretodo, la corrupción y la ceguera de una organización policial que, salvo excepciones, parecía dar la espalda a todos estos problemas.

 

Amable García Enguita

Arquitecto de oficio, viajero por vocación, lector empedernido y, sobretodo, amante del séptimo arte...

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