Críticas de videojuegos

Crítica: «Hogwarts Legacy» Un mapa hecho de nostalgia

Historia
Jugabilidad
Gráficos

La perfección existe y tiene forma de castillo

Desafiante y ambicioso RPG de mundo abierto que nos hará darnos cuenta de que recibir aquella carta era mucho más peligroso de lo que pensábamos

Valoración de los Usuarios 4.85 ( 2 votos)

Estamos en medio del auge de los RPG de mundo abierto. Se acabó el tiempo en que los juegos 3D nos mostraban un universo intocable que era poco más que decorado. Y ahora lo queremos todo. Queremos saltar, trepar por todas esas montañas que están a nuestra vista, adentrarnos en la hierba alta; movernos a derecha e izquierda, nadar en todas sus aguas. Queremos volar. 

‘The Legend of Zelda: BOTW’, ‘Cyberpunk’ (incluso con sus bugs de salida), el exigente ‘Elden Ring’, incluso la hasta ahora no basada en grandes gráficos saga ‘Pokémon’. Todos ellos se han unido a esta fiebre de un mundo por descubrir. Y es que somos exploradores por naturaleza. Y además, la vida tenía una deuda pendiente con muchos de estos exploradores, que hemos pasado media vida esperando una sola cosa: una carta. Al cumplir los once nunca llegó pero, ¿y si, por un despiste, llegaba a los doce? O a los trece. Así crecimos con una expectativa que nunca se cumpliría, como el que espera a ser adoptado y a salir algún día del triste orfanato en el que está, y que ha terminado por ser el mundo real. 

Es quizá por esto mismo por lo que pasaron los desarrolladores de avalanche Software a nuestra edad, y ahora nos devuelven los años perdidos enviándonos la esperada carta: una misiva que nos guiña un ojo cómplice avisando a los jugadores de que, por un error el Ministerio de Magia, la carta nos ha llegado tarde y deberemos ingresar en Hogwarts en quinto año. El texto no hace referencia a la edad de nuestro personaje ni a su origen, por lo que perfectamente podríamos ser cualquiera de nosotros. 

Como es lógico, un profesor, Eleazar Fig, se ha encargado de enseñarnos los hechizos más básicos durante el verano. Aunque ya sepamos que usar magia como estudiante de Hogwarts fuera del castillo está totalmente prohibido, es una ocasión especial y se nos ha dado autorización. Una explicación completamente verosímil y coherente con las reglas de este universo que ya descubrimos hace más de veinticinco años y que nos da una pista de que ‘Hogwarts Legacy’ ha sido creado por (y para) fans. Y fans no tanto del joven mago como del castillo.

Hogwarts Legacy’ es un juego single player de mundo abierto a cargo de Avalanche Software y Warner Bros. Games, para PC, Playstation 4, Xbox One, Playstation 5, Xbox Series y Switch. Publica Warner bajo el sello Portkey Games y se lanzó el pasado 10 de febrero (el 4 de abril para PS4 y Xbox One, mientras que los fans de Switch deberán esperar hasta el 25 de julio).

HISTORIA DE LA MAGIA

Como ya pasara en las novelas, parece que nuestro personaje es alguien especial.

Con la creadora de la saga, J.K.Rowling, fuera del barco -cuya desvinculación no sabemos si atiende a polémica tras sus comentarios tránsfobos en redes sociales o a una mera decisión profesional- la pelota ha quedado exclusivamente en el tejado de los desarrolladores del juego, que han tenido la nada sencilla tarea de adaptar una nueva historia en el mundo mágico creado por la autora de la polémica tuitera. Pero esta vez no hay Harry y no hay Voldemort.

Y es que nos remontamos 100 años atrás en la historia de la magia. A 1890, finales del s. XIX, donde ya se escuchaban apellidos como Weasley o Black. Hogsmeade ya era la única aldea mágica de Gran Bretaña y Hogwarts era tal cual lo habíamos soñado (o aún mejor).

Como ya pasara en las novelas, parece que nuestro personaje es alguien especial. No solo por ser un mago, sino porque, por lo visto, controla algún curioso tipo de magia antigua. Puede ver cosas, unos determinados reflejos azules, que el resto de magos no pueden ver. En un magnífico y muy fílmico tutorial cargado de escenarios y elementos nostálgicos como las cámaras de Gringotts y el Expreso de Hogwarts, hace su aparición el que tiene todos los visos de ser nuestro antagonista: el malvado duende Ranrok. Y, una vez más, el villano quiere algo de nosotros. 

Considerados como seres inferiores por parte de muchos magos, la tensión entre duendes y humanos es una constante en este universo mágico, por lo que ya se habían producido tres rebeliones por parte de estas criaturas antes de la historia que se cuenta en ‘Hogwarts Legacy’. Y parece que este duende, resentido por el desprecio de los magos, está colaborando con Víctor Rockwood -apellido que recordamos por ser uno de los mortífagos de Voldemort en las novelas- con oscuros fines.

El caso es que, una vez más, en esta nueva historia nuestro protagonista es el elegido. Si anteriormente fue una cicatriz como prueba de inusual supervivencia a la maldición del mago más temible de todos los tiempos, ahora se trata de que vemos luces azules que parecen vincularnos con un antiguo y poderoso linaje. 

ELEGIR UN CAMINO

El detalle de que podamos configurar un personaje transgénero borra cualquier atisbo de duda de que Rowling pudiera estar detrás del proyecto

Tras el estupendo tutorial que nos explica, como si de estar en medio de una película se tratase, los movimientos básicos de combate y un par de hechizos, toca crear a nuestro personaje. Aunque quizá no es este un apartado tan amplio como en otros RPG, en los que puedes perderte durante horas -quizá demasiadas- para terminar de configurar a tu personaje perfecto, sí que te permite diseñar un protagonista con el que nos sintamos suficientemente cómodos. Se nos permite escoger aspectos como el género, el tono de la piel, el peinado, la forma del rostro, incluso si queremos añadir manchas o cicatrices. Y aunque algunos no estábamos muy seguros de la completa desvinculación de la autora de las novelas con el juego -además de que suele tener una obsesiva necesidad de control sobre los proyectos relacionados con su mundo mágico, aspectos como los diálogos y la esencia del universo parecían llevar su sello- el detalle de que podamos configurar un personaje transgénero borra cualquier atisbo de duda de que Rowling pudiera estar detrás del proyecto

Es, de hecho, uno de los personajes secundarios, Sirona Ryan, una bruja transgénero que regenta la célebre taberna de Hogsmeade ‘Las Tres Escobas’, y que incluso menciona durante el juego su proceso de transición. 

Otro de los aspectos a escoger con que nos encontramos a nuestra llegada a Hogwarts es, como era de esperar, la elección de casa. Y es que el Sombrero Seleccionador poco decide aquí de forma aleatoria, pues nos hace una serie de preguntas que, por poco que conozcamos el universo, sabremos dirigir para ser ubicados en nuestra casa favorita. Como ya pasara con el mismísimo Harry Potter, en realidad, el Sombrero hace caso a nuestras plegarias y nos envía a la sala común que prefiramos. Cabe tener en cuenta, eso sí, que cada casa tiene unas misiones específicas dentro del juego. 

Por ejemplo, en la de Gryffindor están implicados fantasmas como el archiconocido Nick Casi Decapitado (no por nada es el fantasma de la casa); si escogemos Hufflepuff, en cambio, podremos visitar Azkaban. La misión de Ravenclaw tiene que ver con Ollivanders y sus varitas, mientras que la de Slytherin toca el tema de los elfos domésticos e indaga en una historia del pasado de la familia Black. En mi caso escogí Gryffindor y debo decir que la misión fue una auténtica locura en cuanto a nivel de desafío y diversión: como una historia de tesoros y aventuras dentro de la misma historia en la que no faltaron los combates y las intrigas. 

Pero más allá de la elección de la casa y de las misiones que esto conlleva está el tema de nuestra personalidad. Y es que en ‘Hogwarts Legacy’ tenemos la opción de escoger el lado oscuro y de llegar tan lejos empleando este tipo de magia como queramos. Las Maldiciones Imperdonables (Crucio, Imperio y Avada Kedabra) están presentes en el juego y podremos escoger no solo aprenderlas, sino también emplearlas. O no. También tendremos la opción ser amables o crueles con los amigos que iremos encontrando. Y esa es una decisión que, en todo caso, variará el final de la historia de nuestro personaje. 

DE REVELIO A INCENDIO

Dejando a un lado las Maldiciones Imperdonables, el juego cuenta con la posibilidad de aprender más de 30 hechizos, que pueden utilizarse dónde y cuándo queramos, siempre que los hayamos equipado en los cuatro espacios disponibles. Todos ellos, hechizos conocidos por los fans de la saga, como Expelliarmus, Protego, Accio, Leviosa y, el más preciado por ávidos exploradores, Alohomora

Algunos serán empleados para explorar el mundo y resolver puzzles, como en el caso de las Pruebas de Merlín, y otros para el combate.

Sin duda el combate es uno de los puntos fuertes de ‘Hogwarts Legacy’. Un sistema en el que aprenderemos potentes combos de ataque y podremos combinarlos con hechizos de protección. La acción durante las peleas es sencilla e intuitiva, con avisos marcados por colores que indican cuándo debemos protegernos de los enemigos y de qué forma, y con montones de oportunidades de practicar estas habilidades de combate gracias a elementos como el club de duelo, que recuerda horrores al Ejército de Dumbledore. 

Lejos quedan esos juegos de acción en los que no se ve nada o poco durante los combates y donde a veces puede ser frustrante no saber de dónde vienen los golpes. Aquí, pese a que las peleas pueden llegar a ser muy desafiantes, parece estar todo claro y será pan comido interiorizar los movimiento como si hubiéramos estado toda la vida empuñando una varita.

Estos hechizos y efectos mágicos podrán mejorarse aumentando nuestras habilidades (las skills de toda la vida) mediante el uso de talentos, unos puntos que se obtienen subiendo de nivel. La indumentaria que obtenemos principalmente en cofres, cobra vital importancia en cuanto a ataque y defensa.

El uso de objetos de apoyo también está permitido. Es el caso de las pociones herbovitalizantes para recuperar la salud, o las edurus defensivas. Entrañables criaturas como las mandrágoras cobrarán un importante papel para aturdir a nuestros enemigos. Las pociones, además de ser compradas, pueden sintetizarse en uno de los elementos estrella con que más se han lucido los desarrolladores de ‘Hogwarts Legacy’: la Sala de los Menesteres

¿QUIÉN QUIERE CRIAR ESCARBATOS?

Llegados a determinado punto de la historia principal, la profesora Weasley -tremendamente parecida en aspecto y asignatura impartida a Minerva McGonagall- nos revelará la Sala de los Menesteres. Recordemos que en las novelas se trata de una habitación que aparece de la nada cuando alguien tiene una necesidad real, llegando a ser usada por el Ejército de Dumbledore como lugar de entrenamiento.

Aquí cumple la misma función y hará las veces de lugar privado en el que podremos sintetizar pociones, tasar equipo, cultivar plantas mágicas e incluso proporcionarnos espacio para un vivero donde dar cobijo a los animales fantásticos que hayamos rescatado de los cazadores furtivos. Aquí es donde la historia parece hacer un guiño al universo Animales Fantásticos, o a los jugadores más aficionados a los simuladores de granja. Cepillar el pelo de nuestras criaturas, alimentarlas o jugar con ellas, son algunas de las actividades que podremos hacer una vez se nos desbloquee la caza de bestias.

La Sala de los Menesteres es completamente personalizable, desde el suelo hasta las paredes, pasando por los objetos de decoración que escojamos colocar en ella. Una suerte de ‘Animal Crossing’ versión brujería. 

EL MAPA

No hemos contado más que cosas positivas del juego hasta ahora. Pero llegados al mapa, no podemos más que lanzarnos a los pies de los desarrolladores. 

El mapa se divide en tres secciones: Hogwarts, Hogsmeade y el mundo mágico por explorar.

En lo referente al castillo, estamos completamente ante un despliegue de ‘fanservice’. Una obra de arte en cada milímetro detrás de cada puerta; tras cada estatua, tras cada detalle. Bien podríamos pasar horas solo deleitándonos con ese lugar que siempre habíamos querido habitar y que ahora por fin estamos recorriendo con nuestros propios pies (aunque sean unos pies virtuales).

El castillo está repleto de secretos, de puertas que todavía no podemos abrir (¿dónde está Alohomora cuando se le necesita?), de easter eggs, de coleccionables de Historia de la Magia, de alumnos que nos pedirán un sinfín de misiones secundarias. Y de jardines y paisajes que cortan la respiración. 

Y tras cada piedra del edificio hay escondida una historia, un secreto. Y todo narrado con el tono entre oscuro e irónico que caracteriza a este mundo. 

Cuando, después de kilómetros de escaleras arriba y escaleras abajo nos damos cuenta de que queda muchísimo castillo por explorar, nos damos cuenta de que no solo nos falta desentrañar los misterios de Hogsmeade, sino del mundo mágico a nuestro alcance. 

El resto del mapa cuenta con una muy precisa recreación de Hogsmeade, donde conseguiremos nuestra propia varita -personalizable-, podremos comprar pociones y semillas, ropa, beber cerveza de mantequilla en Las Tres Escobas, e incluso entrar en la popular tienda de dulces Honeydukes. 

Y cuenta también con salvajes localizaciones donde habitan un sinfín de enemigos, que van desde duendes seguidores de Ragnarok a arañas y monstruos y enormes Trolls. 

Y es que, si optamos por completar del todo el contenido secundario que el juego nos ofrece, podemos irnos fácilmente a las 80 horas de jugabilidad. Quizá más, si nos gusta entretenernos en buscar y rebuscar.

SIN LUGAR PARA EL DEPORTE

Si tuviéramos que ponerle un solo pero al juego es la imposibilidad de poder disfrutar del quidditch. El deporte, ideado como una mezcla entre béisbol, rugby y baloncesto aéreos, con las escobas voladoras como protagonistas, es el gran ausente de ‘Hogwarts Legacy’. 

Pese a que son varias las veces que podemos ver en estos inmensos paisajes del castillo el campo de quidditch, y a que es posible volar e incluso hacer carreras montados en una escoba, parece que en el juego no hay lugar para el deporte. 

La explicación que da el director del colegio a los alumnos es que el quidditch se ha prohibido durante ese curso a causa de un accidente sufrido por uno de los jugadores de este deporte. 

Pero la verdadera pregunta que flota en el aire es: ¿nos encontraremos con una expansión que incluya la posibilidad de practicar el deporte rey del mundo mágico?

DE NUEVO EN CASA

‘Hogwarts Legacy’ nos ha devuelto la fiebre que muchos no sentíamos

Una de las dudas que ha surgido durante el desarrollo del juego y la presentación de los tráilers del mundo abierto que se iba a abrir a la comunidad de jugadores, ha sido quizá la de si este era un juego solo para fans. La comunidad Potterhead somos gente muy intensa y muchos esperaban encontrarse con una aventura llena de referencias a los libros del joven mago que pudiese dificultar la experiencia a un público más general. 

Pero solo hace falta unas pocas horas para darse cuenta de que, ni mucho menos, ‘Hogwarts Legacy’ es solo para fans, sino que introduce en una nueva aventura a todo tipo de jugadores, logrando contentar a desde aquellos más ávidos de desafíos (el juego da la opción de elegir un modo difícil) como a los que disfrutan de paseos agradables, de una buena historia y de simuladores de decoración y cultivo de plantas. 

Y a los fans, por supuesto. Si tenemos un ojo entrenado podemos percibir que, como ya hemos dicho, no es necesario haber tenido ningún tipo de contacto con la saga Harry Potter para disfrutar de este increíble RPG, pero sí que nos damos cuenta de que en algunos casos es perfecto pensar como lo haría un buen lector de estos libros. Determinadas decisiones, determinado conocimiento de las criaturas que pueblan el universo en que nos movemos, nos harán intuir cómo puede acabar determinado problema o misión. 

Pero esto es solo una percepción.

Lo que sí está claro es que ‘Hogwarts Legacy’ nos ha devuelto la fiebre que muchos no sentíamos desde que se estrenara la última película en 2011. ‘Animales Fantásticos’ nunca ha sido lo mismo. Faltaba Harry. Y, de repente, ahora, nos damos cuenta de que no era Harry lo que echábamos en falta, sino Hogwarts.

Lo que echábamos de menos era volver a casa.

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba