Críticas de cine

Crítica: La Herencia Valdemar. Teleserie de dos capítulos.

Resumen de la Crítica

Valoración

Valoración de los Usuarios Be the first one !
Cuando José Luis Alemán proclamó la necesidad que tenía el cine español por ser transformado, alabando a genios del mundillo como son Amenábar o Balagueró y prometiendo maravillas con la creación de un renovado cine independiente, debió referirse a que dejaba atrás el maltratado y humillante mundo que Almodóvar lleva plasmando en sus películas en una vergonzosa representación de nuestro celuloide.
 
Perfecto, lo ha conseguido. Ahora el cine español se asemeja a un capítulo de “El Internado” (uno de los buenos, eso sí), con una calidad interpretativa ligeramente inferior y con mejores efectos visuales.
 
La película prometía envolver al espectador en una atmósfera melancólica, debido a la tragedia que se está contado (que no es poca), e inquietante, en medio de una ambientación gótica en su esencia, tratándose de la época victoriana. 

Nada más lejos de remover mínimamente al público en sus butacas, tan sólo sorprendido por un elenco que parece estar leyendo, literalmente y sin ningún registro vocal, un guión que cuelga de alguna pizarra flotante, el film resulta lento y aburrido hasta el extremo. 
 
Centrándose en tramos y conversaciones sin ningún tipo de relevancia ni significado especial, como si de una telenovela a la que le sobra tiempo se tratase, José Luis Alemán nos conduce, sin pena ni gloria, hasta el culmen de la acción. Y, ¿qué ocurre? Nada. Nada inesperado, al menos, por no hablar del tenebrismo que tantísimo se había prometido. 
 
El suelo se abre, todos chillan (gritos leídos del guión flotante, también), y un monstruo al más puro estilo de un videojuego “shooter” (de esos a los que entran ganas de pisotear, pero que no hacen sentir a nadie el más mínimo escalofrío) emerge de las profundidades para destruir y devorar todo lo que encuentra a su paso.
 
Y en esos momentos es cuando el espectador piensa “Dios mío, está destrozando la casa”, y siente la primera nota de nerviosismo de todo el film. Porque eso sí, los actores habrán salido de una teleserie de bajo presupuesto, pero el cuidado con que se han tratado los decorados es digno de admiración. 
 
Tras pasar el clímax de la acción por encima y rápidamente (después de habérsenos mostrado sin piedad, fotograma a fotograma, hasta los detalles más ínfimos de la vida cotidiana del matrimonio Valdemar), en el que una Laia Marull, nefastamente poseída, deja el mundo de los mortales deslizándose hacia atrás sobre unos rieles y entre una cortina de humo (vergonzoso efecto), el film concluye repentinamente dejando atrás una sala silenciosamente anonadada. Y unos segundos después, unos fotogramas amenazan con un avance de lo que será el próximo capítulo (¿No os decía que era igual que una serie de televisión?).
 
Y digo yo, ¿dónde ha quedado el desesperante, inquietante y trágico tenebrismo de Lovecraft, mejor representado en el film de Stephen King, “La niebla”, que en lo que se supone era una obra basada a conciencia en el universo del autor del siglo XIX? ¿Y las promesas del impulso del cine español, independiente y maravilloso, en contraposición con el tristísimo terror de USA o los fantasmas de alquiler del cine japonés?
 
Quizá la culpa fue mía y sólo mía por esperar un “Laberinto del Fauno”.

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba